Roberto Sáenz: “Esta generación va a ser la protagonista de todo lo que está por delante en el siglo XXI”

Intervención del dirigente del Nuevo MAS y la Corriente Socialismo o Barbarie en la charla "El anticapitalismo recorre el mundo" del Tercer Campamento Anticapitalista del ¡Ya Basta!

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Versión en portugués

Hola a todos, ¿cómo están? Hermoso el panel, hermoso el campamento. Yo voy a tomarme un poquitito más de tiempo quizás que los compañeros, para hacer una especie de reflexión sobre todo lo que se dijo para un poco ponerlo en contexto, sin hacer una charla independiente.

Primero, una cuestión que es la siguiente: entender que hay muchos momentos distintos del capitalismo. El capitalismo es explotador, es opresor, pero bajo determinadas condiciones, y sobre todo presiones desde la lucha de clases, el capitalismo te puede «abrazar» más, se puede mostrar más «cariñoso». O bien el capitalismo te puede sacar todo ese cariño. Y en realidad estamos en una etapa en la cual el capitalismo no tiene ningún cariño para dar. Es una etapa donde el capitalismo es una reverenda porquería. Quizás ustedes digan: «pero el capitalismo siempre es una porquería». Eso es porque son muy jóvenes, y capaz pierden de vista que, aunque efectivamente el capitalismo es explotador, pero como no existe en el «aire» social, sino que existe dentro de las condiciones de la lucha de clases, las revoluciones y las rebeliones, es como inversamente proporcional al nivel de la lucha de clases. Cuanto más nivel de lucha de clases hay, el capitalismo más se ve obligado a hacerte «mimos». Y cuando el nivel de la lucha de clases es incipiente, como es todavía de recomienzo de la experiencia (donde no está tan claro el «fantasma» de la revolución, aunque hay otros fantasmas) el capitalismo te retira todo tipo de cariño. Te mantiene los espejitos de colores: consumismo si podés consumir, viajes si podés viajar, ciertos atractivos en realidad bastante abstractos, como las redes sociales (que son una conquista pero también son un lío).

Lo que une la condición común de todos los sectores explotados y oprimidos y de la juventud en todos los rincones del planeta es que el capitalismo está en una etapa super agresiva. Está librado a su loca lógica irracional de la ganancia y la explotación. Incluso generando abstracciones, que es un elemento nuevo: la abstracción de que sosentrepreneur, que sos tu propio patrón, y tu patrón es un algoritmo: no hay oficinas adónde reclamar. Esto quizás es más conceptual, no tengo tiempo de desarrollarlo, pero el capitalismo desarrolla también formas abstractas de explotación, en las que es más difícil de identificar el enemigo. Así como también tiene sus formas abstractas de producir ganancias, con todas las herramientas financieras, etc.

Entonces, básicamente lo que ocurre en todos lados es que el capitalismo, muy agresivo, retira conquistas, o intenta pasar a la ofensiva en todos los planos. Esa es una cara de la realidad, pero hay otra cara. A ver si lo puedo desarrollar bien: el capitalismo sin «mimos», es ilegítimo; es decir, no genera consenso, no genera atractivos. Es casi por la negativa el consenso: porque no hay ninguna alternativa. Pero no «enamora» a nadie. Obvio, no enamora porque no hace concesiones, y al no hacer concesiones y enamorar poco, se produce una contradicción terrible. Conceptualmente se dice que «genera poca legitimidad».

Cuando viajamos a Perú, Manu decía en los medios: el golpe de Estado en Perú podría ser legal porque en el parlamento se puede destituir presidentes, pero no es legítimo. Porque Castillo, con todos sus límites, era un cholo, un maestro rural del interior del país, y la gente no es idiota, alguien lo decía hoy muy bien. Si te sacan a un popular (aunque sea un capitalista igual) y te ponen una burguesa como Boluarte, la gente se rebela.

Entonces hay como tres caras. Capitalismo agresivo, una. Pero sin legitimidad, dos. Y tres: genera condiciones materiales para la revolución. ¿Qué revolución? Por ahora se los digo conceptualmente: nuevas revoluciones en el Siglo XXI. ¿Por qué? Porque el capitalismo opera sobre un cuerpo vivo, no un cuerpo inerte. Opera sobre la sociedad humana explotada y oprimida. La sociedad explotada puede tener un nivel de conciencia relativamente bajo, pero la gente no es idiota. Esa es la primera idea que une todo: un capitalismo que tiene la contradicción de que llevando al límite la explotación, sin dar concesiones, genera las condiciones para la rebelión permanentemente, porque es muy agresivo.

Lógico, también hay que ver en qué condiciones opera la rebelión, que sería el segundo elemento. Opera con ‘contras’ y con ‘pros’, lo digo así, al revés. ¿Cuál es el ‘contra’? Que opera casi sobre una ruptura de la experiencia histórica de las nuevas generaciones con las anteriores. Opera sobre la base de que todavía no hay porciones más o menos importantes, de vanguardia de masas o de masas que tengan conciencia socialista, anticapitalista. Por eso también ‘pincha’ tanto la palabra anticapitalismo.

Y acá vienen los ‘pros’: hay creciente conciencia de que las cosas están mal, y que eso es algo sistémico. Por ejemplo, con la ecología, porque no hay manera de echarle la culpa a un individuo por los problemas de la ecología. El límite que tiene eso que recién arranca es el límite por la positiva: anticapitalismo… ¿y luego qué? Esa conciencia histórica en la clase obrera y en la juventud en los momentos más dinámicos del Siglo XX sí estaba presente. La idea colectiva, masiva, de que había una alternativa al capitalismo que era el socialismo.

Pero lo significativo hoy es que eso que todavía no está presente, no te reenvía a que en la cabeza no hay nada. Te reenvía a una parada intermedia que hay que desarrollar, que es la creciente percepción de que las cosas no están bien, y que las razones de que no estén bien son sistémicas. No es solo una cosa parcial, es eventualmente algo global. También por eso genera tanta reacción lo del anticapitalismo entre los fachos, porque toca el elemento totalizante.

Entonces, primera definición: estamos en un capitalismo muy agresivo, sin concesiones. Y la segunda definición: estamos en una situación intermedia, para ser objetivos, donde todavía no hay perspectiva socialista, pero tampoco es que no hay nada. Hay una tendencia, incipiente, pero creciente sensibilidad anticapitalista, y hay un relevo generacional. Hay una nueva generación, eso se ve claramente acá y con todos los compañeros de la corriente, es obvio que hay un relevo generacional. Y ese relevo no son sólo ideas, es material: cuando nosotros hacemos propaganda diciendo «que no nos roben el futuro», dialoga con un problema real, y con el sentimiento de que las cosas no están bien. Esa generación va a ser la protagonista de todo lo que está por delante en el Siglo XXI.

Esta idea dialoga con otra, que sería la tercera: hay golpes y contragolpes. Hay golpe de Estado en Perú, pero hay un movimiento de masas en las calles, con toda su desigualdad. En Francia hay un nuevo intento de Macron de hacer pasar el aumento de la edad jubilatoria. Incluso cosas desquiciadas: el parlamento en Perú votó la jubilación a los 75 años. Lamentablemente todavía no hay conciencia para hacer una acción de terror rojo bien entendido para esas ratas inmundas. 75 años, ¡es una provocación total! Es como decir que se declara por abolida completamente la jubilación, no votar la edad jubilatoria, sino eliminar la jubilación como tal. Si lo votás en Francia, te queman la Torre Eiffel. Ni siquiera en Argentina se puede votar eso.

Volviendo, el capitalismo sin concesiones genera una dinámica de golpes y contragolpes. Eso también nos permite entender el matiz: los contragolpes son rebeliones, no revoluciones todavía. Es una materia prima que va acumulando una experiencia muy rica, y que en algunos casos tienden a radicalizarse, sobre todo desde el punto de vista de los métodos, pero no en la conciencia. Pero es muy característico que no salgan de escena, aunque no sean todavía revoluciones.

Por último, un cuarto elemento, que tiene que ver con el momento del partido y de la corriente internacional, es este campamento. Se puede resumir así: ¿para qué sirve una corriente revolucionaria? No solamente sirve para forjar a toda una nueva generación de revolucionarios; por ejemplo, el hermoso panel que hay en esta mesa, sino también para plantar bandera, por ejemplo, con el primer Encuentro Internacional de Trabajadores por Aplicación en Los Ángeles. Eso es una locura, tiene un valor muy grande, plantamos bandera con la consigna: «repartidores de todos los países, unámonos», ¡como el lema de Marx en la I Internacional!

Eso tiene un valor enorme, es como dialogar con la experiencia de la I Internacional, lo que también expresa alcances y límites: no es la III Internacional, fundada para hacer la revolución, todavía no podés. Dialoga con la I Internacional en el sentido de que es algo fundacional, eso es profundo. Puede ser que los ritmos sean otros, pero sí, dialoga con esa consigna. Si iríamos a un Encuentro con cincuenta mil repartidores y repartidoras, bueno, ya sería otra cosa. Pero no, vas a un Encuentro de carácter fundacional. Y eso refleja que por la positiva las tareas son refundacionales, que era una cosa que decíamos hace 20, 30 años: «refundación del movimiento obrero y la juventud». Ahora lo decimos con más matices: recomienzo de la experiencia histórica.

Esto fundamentalmente porque la lucha de clases es un blanco móvil, es una revolución permanente. La transformación social te coloca permanentemente en nuevas tareas, además de que la línea entre el capital y el trabajo es móvil: hay momentos donde el trabajo avanza y hace retroceder al capital (incluso lo expropia), y hay momentos donde avanza el capital. Entre esas dos líneas móviles está el Tomo I de El Capital, de Marx, que reenvía a la idea de que, además de las condiciones históricas de explotación, las relaciones capital-trabajo son relaciones de fuerzas. Por lo que no hay que acabar solo con el capitalismo, sino también con las condiciones que hacen al ‘reino de la necesidad’, a la lucha por la subsistencia, de ver en el otro un enemigo.

Nosotros, aún siendo una corriente internacional incipiente, el paso de hacer un Encuentro Internacional en Los Ángeles es un pequeño aporte objetivo. Obvio, de vanguardia. No hicimos el primero y ya vamos con la idea de convocar al segundo, con esta idea de que el primero es fundacional pero se sale más afirmado. Así fue también la fundación de las Internacionales.

Les digo unas cosas más. Una es una reflexión de cómo genera reacciones lo de «anticapitalismo». Es loco, es sólo una palabra. Hay que tratar de entenderlo, es un problema de tipo político. Porque podríamos decir que somos la revolución intergaláctica y eso no interpelaría a nadie. Pero «anticapitalismo» genera una reacción terrible. Hay como una especie de doble tendencia: en el polo del capitalismo voraz, se apela a la irracionalidad. Eso es una cosa nueva, apelar a lo irracional, a movilizar los sentimientos más bajos, los más atrasados. Es tan conservador que cuestiona incluso conquistas de las revoluciones burguesas. Por ejemplo, en Brasil, mucha gente le tiene que consultar al cura a quién votar. ¿Se entiende? Eso es pre-Revolución Francesa. Es como si no hubiera alcanzado la cantidadde iglesias que se quemaron durante la revolución.

Y todo eso convive con otra tendencia, extraordinaria, revolucionaria, que es la tendencia a la libertad en las relaciones humanas: matrimonio igualitario, reivindicaciones LGBT, derecho al aborto, etc. Son situaciones muy polares. Cosas que podrían ser meras concesiones del capitalismo adquieren una dinámica más profunda porque el capitalismo está en una etapa de reacción. Es muy polar entre lo irracional y la perspectiva socialista humanamente racional que establece un choque de tendencias muy grande.

Por eso también es criminal lo de las corrientes ciegas, sordas y mudas frente a la tarea de refundar la conciencia histórica y hablar sólo de lo reivindicativo. Porque en su cabeza no hay sujeto ni subjetividad, no hay autoemancipación, etc. Si nosotros no hacemos un poco de propaganda, si no forjamos un poco la conciencia, es muy difícil, es necesario un mínimo universo mental de que hay una perspectiva alternativa. En la forja del movimiento socialista en su época de oro, primero estuvo la acción -que era reformista- de los partidos socialistas, que forjaron una conciencia socialista de masas en la clase trabajadora europea. Y como elemento que sale de ahí estuvo el bolchevismo, Rosa Luxemburgo, etc.

¿Eso va a ser igual ahora? No, no sabemos cómo va a ser, nadie lo puede decir. Pero hay una combinación entre necesidades, luchas y conciencia, muy rica, donde también entra el partido. Es una combinación muy compleja donde todos los elementos son imprescindibles. Pero donde no está claro cómo va a ser la nueva «composición química» de la emergencia de un nuevo movimiento revolucionario internacional.

Sí, internacional: el campamento y la corriente reflejan el internacionalismo que está en al aire. Se reconocen condiciones de explotación comunes con otros sectores, hay elementos de coordinación, estamos en una etapa de máxima globalización del capitalismo, hay más entrelazamiento, el mundo está más interrelacionado que nunca. El internacionalismo te saca del localismo y del regionalismo, te abre la cabeza, te permite ver las grandes perspectivas.

Termino con lo siguiente: hay que estudiar. Además de obviamente militar y construir el partido y la corriente, hay que estudiar. Siempre hay que hacerlo, pero por las características del período histórico, donde se cortó la experiencia con las generaciones anteriores, y porque también hay presiones, espejitos de colores que le venden a la juventud; en fin, hay que estudiar marxismo. Es como lo que decía Jean Paul Sartre, un filósofo existencialista francés pequeño burgués: «El marxismo es el horizonte insuperable de nuestro tiempo». Como definición general, es correcta. El marxismo es una de las expresiones más altas del pensamiento humano, no sólo del pensamiento desde el punto de vista de la clase obrera, sino de la humanidad toda. Si no se quieren perder ese universo teórico, político y estratégico inmenso, hay que estudiar, lo cual implica no sólo los cursos del partido, sino también un esfuerzo individual.

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