Así lo plantea el Fondo en su nuevo informe de Perspectivas Económicas Mundiales. El FMI pronosticó una marcada recesión (caída del 2,8% del PBI) y una inflación del 150% para el año que corre.

La recesión en Argentina ya es más bien una realidad en construcción que un pronóstico. La demanda cayó brutalmente (18% en el primer bimestre) debido a la licuación de salarios efectuada por Milei y Caputo. A esto se suma el encarecimiento de todos los insumos de producción y, sobre todo, de la energía y el transporte.

El conjunto de las medidas de Milei son un paquete recesivo clásico con un alto grado de brutalidad. No hay forma de que esas medidas no deriven en una recesión para este año. La única incógnita es en todo caso cuáles serán las proporciones, los alcances y la duración.

Pronósticos: malos y peores

En ese sentido, el Fondo Monetario Internacional parece más cauto que otros analistas. El informe del FMI contempla una retracción del 2,8% del PBI, mientras que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central ya pronosticó una caída bastante más grande, del 3,5% del producto. También en los números del IPC el REM pronosticó peores números, con una proyección inflacionarias del 189% para este año.

Como resultado de la recesión, el FMI proyecta un aumento de la desocupación de casi el 3%, que se elevaría desde el 5% de 2023 al 8%. A esto hay que sumar los cientos de miles de trabajadores precarizados, changarines y distintas modalidades de subocupación que parecen cada vez más de moda en el mercado laboral argentino, al menos desde la pandemia.

No resulta necesario ver los números del Fondo para darse cuenta de que el país está ingresando en un período de aumento de la miseria social sin precedentes en el período post 2001. Los resultados sociales de la política recesiva de Milei están a la vista de la sociedad en todo el país.

…y después de la recesión, qué?

En todo caso, tampoco los pronósticos de recuperación del Fondo son demasiado reales. Se plantea una caída de la inflación al 45% en 2025 y una expansión del PBI del 5% para ese mismo año. Se trata de números poco reales en la medida que son poco transparentes con el fenómeno social que podrían expresar.

Incluso en caso de verificarse una reducción de la inflación hacia las dos cifras anuales, sería sobre el presupuesto de tierra arrasada en el país. La brutal caída del consumo generará una baja de precios gradual. Pero ningún trabajador tendrá tampoco capacidad de consumir, por más que los precios comiencen a bajar. Y hay que tener en cuento que la baja de los precios es todavía nada más que una teoría: está muy lejos de suceder en el día a día del país.

Incluso de existir una expansión del producto en torno al 5%, será a partir de un producto golpeado y una economía resentida. Los daños estructurales que la recesión podría generar sobre las fuerzas vivas de la economía (el trabajo) no se solucionarán espontáneamente con un aumento del producto. El cuadro de conjunto expresa la necesidad imperiosa de que el plan económico de Milei sea derribado por los trabajadores argentinos como único forma de buscar otra salida a la crisis del país.