Víctor Artavia: “América Latina es la zona más desigual de todo el planeta tierra”

Intervención del dirigente Corriente Socialismo o Barbarie Brasil en la charla "Perú en rebelión" del Tercer Campamento Anticapitalista del ¡Ya Basta!

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Buenos días, compañeros y compañeras. La verdad es que es un placer y un privilegio poder estar en esta mesa del tercer campamento anticapitalista del ¡Ya Basta! Después de ya 3 años de no poder viajar a la Argentina por el tema de la pandemia, poder estar acá compartiendo con esta juventud, con cientos de compañeros y compañeras. La verdad es que es muy difícil poder describir la fuerza revitalizante que esto da en nosotros y nosotras, los compañeros de las delegaciones internacionales por todo el aprendizaje y una gran felicidad.

Antes de entrar a fondo quisiera dejar asentado un criterio político-metodológico a partir del cual estructuramos un poco la charla. Leyendo en su momento a Rosa Luxemburgo, que me gusta mucho leerla, ella en una de sus cartas señalaba, en su lucha contra la socialdemocracia alemana, la burocracia del partido, el método acartonado, rutinario que tenían. Ella decía que siempre en los escritos y en las charlas era preciso siempre sentir y revivir la causa para poder ganar corazones para la vieja causa del socialismo; esa vieja causa que está cada vez más latente y más presente el día de hoy. Ese es un poco el sentido y la perspectiva que tanto la mesa del día de ayer, como la de hoy van a tener, que es colocar una perspectiva militante, marxista, para la lucha de clases. Y ese análisis que vamos a tratar de dar va por ahí. En mi caso, yo voy a hacer una introducción muy general de la situación en América Latina, combinando aspectos estructurales con aspectos políticos, para colocar algunas llaves que den marco a lo que está aconteciendo en el caso específico de Perú, que lo van a abordar más claramente Majo y Juan.

Ya para entrar un poco en el detalle por el fondo, lo primero que yo señalaría es que América Latina evidentemente es una región que nosotros denominamos semicolonial, con una estructura económica totalmente dependiente de las potencias económicas imperialistas –no vamos a entrar en el tema de la colonia y todo eso, que es una larga data. Pero que, evidentemente, tiene economías muy vulnerables y desiguales. En ese sentido, también en las últimas décadas en América Latina, lo que se denominaron las contrareformas neoliberales o contrareformas liberales, provocaron una desindustrialización y también el desarrollo de un modelo productivo de una forma de capitalismo a partir del extractivismo y vamos a verlo cómo la reprimarización de la economía, cómo esto tiene una incidencia en el tema de las rebeliones populares. En primer lugar, ese modelo neoliberal, ese capitalismo “sin cariños”, como le decía Boby en la charla del día de ayer, en América Latina se tradujo o se manifiesta en que es la región más desigual del planeta. El 1% de los ricos captura el 25% de la riqueza total de América Latina, es la zona más desigual de todo el planeta tierra y la contraparte de eso es que evidentemente tenemos una miseria de masas en la región. Vean este dato del BID: entre 2019 y 2020 el coeficiente de Gini, que es el que se utiliza para medir la desigualdad social, creció entre un 6 y un 8% en Colombia, Perú y Bolivia. ¡Ojo al pucho! son tres países que han protagonizado rebeliones populares los últimos años. Las rebeliones populares no surgen de un repollo, sino que tienen –sin caer en un determinismo económico- una acumulación de un malestar social que da ese elemento. También es una región donde hay mucha hambre, por el tema de la inflación, el costo de los alimentos que se ha incrementado con el tema de la guerra en Ucrania. El caso que yo más conozco ahora es el de Brasil, que es un caso exponencial. Para que se den una idea, en Brasil prácticamente el 59% de los hogares tienen inseguridad alimentaria; es decir, no saben si van a poder comer al día siguiente lo mínimo o la cantidad mínima para nutrirse. Eso representa 125 millones de seres humanos en un país. Yo sumé la población de Francia, Costa Rica y Argentina y es menos que esos 125 millones de personas. Es una cosa muy explosiva. Y ya para terminar la parte más estructural, también el tema del modelo económico fundamentado sobre el extractrivismo genera dos elementos muy densos: primero, una ultradependencia del mercado mundial y la no generación de empleos formales; y segundo, el ecocidio, o la destrucción del medio ambiente que ya estamos sufriendo. Las crisis climáticas, ustedes en Argentina la semana pasada tuvieron esa ola de calor tremenda; el caso de Perú con los derrames de petróleo; en Brasil con la destrucción dela Amazonía, con el garimpo y el agronegocio; en Costa Rica con las piñeras.

Y con el tema del trabajo informal, hay una cosa muy densa porque son estructuras económicas que no te garantizan trabajo formal para la gran mayoría de la población. El trabajo informal abarca al 50% de los trabajadores y trabajadoras en América Latina. Si lo pasamos a la juventud, la media en la mayoría de los países es el 63% y en casos como en Perú es mucho más alto. La informalidad hace parte de esa nueva forma de gestión del trabajo donde entran los aplicativos, tomando lo que decía la compañera Emilse el día de ayer. En ese sentido, es muy valiosa la experiencia que está desarrollando la corriente con el SiTraRepA porque es un diálogo con esa nueva clase trabajadora que está surgiendo y ese sector social que es muy importante.

Dicho todo esto, vamos a tratar de dar algunas llaves políticas de la coyuntura o de qué está pasando para tratar de entender más el fondo de América Latina, cómo inciden esos datos en el plano político; es un poco lo que yo quiero dejar colocado. Hay un elemento que es muy llamativo que no sucedía hace mucho tiempo y es que hay una ruptura de los consensos generalizados en toda la región; es decir, no hay un acuerdo social, una forma de legitimidad sobre la organización de los Estados actualmente. Durante los años 90 se nos vendió que cayó el Muro de Berlín, que era el fin de la historia, que venía el neoliberalismo. No sé si alguno, alguna, recuerda lo de la teoría del derrame, del vaso que se iba llenando de agua y que llegaba una gota que lo derramaba todo y que la riqueza iba a caer a todos los sectores de la población. Eso no sucedió. Y lo cierto del caso es que la región más desigual del mundo, la democracia burguesa, que evidentemente defendemos las conquistas democráticas, pero hay cuestionamientos de que eso no alcanza para darle de comer a la gente y evidentemente hay una ruptura de esos consensos y entonces empieza a haber espacio para un cuestionamiento del status quo neoliberal. Ese ciclo neoliberal donde se legitimaban mucho todas las ideologías de la Escuela de Chicago, del libre mercado, todo eso, está muy erosionado actualmente a nivel internacional y en América Latina hay una crisis en torno a eso. Y ahí, en ese sentido, el ciclo de rebeliones populares tiene un vínculo con eso, porque es una expresión desde abajo y a la izquierda del movimiento popular, de los movimientos de masas en América Latina que irrumpen en la calle para luchar contra los efectos que están teniendo esos desarrollos de ese ultracapitalismo o ese capitalismo “sin cariño”.

Tuvimos una primera ola de rebeliones a principios de siglo, el Argentinazo en 2001; la rebelión popular en Bolivia, también el ascenso de gobiernos de mediación progresistas que venían a cooptar un poco esos procesos, como era el chavismo. Y ahora actualmente, en los últimos años hay una nueva segunda ola que empieza un poco con la rebelión popular en Chile, lo que aconteció en Colombia, los procesos de Perú y también en Ecuador, hasta en la misma Nicaragua en 2018, que fue derrotada; también en Haití y hay más casos. Hay un elemento llamativo acá: muchos de los países donde se han dado las principales rebeliones en la actualidad son países que eran la joya de la corona del neoliberalismo: Chile, Colombia y Perú, que eran así como los países de las economías neoiliberales más desarrolladas, son países donde hoy actualmente hay una rebelión muy profunda. No es que no haya crisis en los demás, pero han traído sus estallidos sociales. Estas rebeliones tienen evidentemente un factor ultra progresivo que es la emergencia, la irrupción, de sectores explotados y oprimidos en la vida política, comenzar a acumular experiencias de lucha, comenzar a entrar en la vida política, el desarrollo de nuevos movimientos sociales. Es decir, el movimiento de mujeres no se puede entender en el caso de Argentina, a nivel universal también, sin la experiencia de las rebeliones populares que hubo a principios de siglo. Es decir, hay un diálogo, hay una acumulación de experiencias muy ricas, hay una radicalización también, y eso es muy importante, de los últimos procesos de rebelión popular, porque hay también mayor represión. Hay una mayor radicalización de la primera línea en Chile, también hubo sus réplicas en Colombia, ahorita vamos a ver también la experiencia de Perú, hay una dinámica de la Plaza contra el Palacio, que es lo que se trabaja en los textos de la corriente, la Plaza o la Ruaen Brasil, que no tiene tanto la tradición del espacio político de la <plaza, el espacio público de los de abajo contra el poder político burgués que hay en el Palacio. En ese sentido, hay un límite en esas rebeliones –no lo decimos sectariamente- es que son procesos en que, incluso los últimos que fueron más radicales, persiste una desigualdad entre los métodos de lucha cada vez más radicales con la debilidad del factor subjetivo del plano político. El plano de las representaciones políticas es un tema muy complejo que implica la elevación del movimiento de masas hacia cuál salida plantear. Todavía no está instalada masivamente una salida anticapitalista, por decirlo de alguna forma. Me recuerdo un  poco de lo que hablaba Trotsky en la Historia de la Revolución Rusa de que las masas cuando salen a luchar tienen certeza de lo que no quieren, pero lo que quieren es todo un tema muy complejo; crear poder es una cosa muy compleja también para los explotados y oprimidos. Eso genera un elemento que es que las rebeliones, aunque son muy progresivas y muy radicales son reabsorbidas institucionalmente, cooptadas institucionalmente a través de mecanismos de la democracia burguesa. Por eso decimos rebeliones y no revoluciones, además de que la clase trabajadora, la clase obrera, interviene pero como diluida en el sector popular, no como la centralidad de un programa a partir de consejos obreros de la clase trabajadora en unidad con otros sectores explotados y oprimidos. Esos elementos no aparecen aún en estos procesos de luchas. Eso provocó la emergencia de gobiernos progresistas en su momento –no voy a entrar en el caso del balance del chavismo- y actualmente estamos viendo la emergencia de nuevos gobiernos social-liberales o liberales-sociales, como en el caso de Lula en Brasil, que son gobiernos como el de Boric, mismo el de Castillo en Perú, que se colocan como una variante crítica de baja intensidad al neoliberalismo, que hacen gestiones de reformismo sin reformas y generan una crisis de expectativas en muchos sectores que los votaron honestamente pensando que iban a hacer un cambio y no lo hicieron. En el caso de Chile, fue a través de la elección de Boric que se cooptó la rebelión popular, sumado a la trampa de la Constituyente que, como dos años después, la metieron en el congelador y entre la rebelión y la votación de la Constituyente, fue derrotada esa primera experiencia. Pero hay otro elemento, toda acción genera una reacción, entonces también está la emergencia de una nueva derecha cada vez más radical, más reaccionaria. que tiene un proyecto cada vez más conservador que habla de una refundación reaccionaria por derecha de América Latina. Bolsonaro en Brasil expresaba eso, ese proyecto contra la Constituyente del 88. Es decir, la ruptura del consenso no solo por la izquierda, también va por la derecha. El fujimorismo que tiene larga data en Perú, pero que también se reposiciona y reemerge como una alternativa viable de poder, que casi gana las elecciones y que avanza con contrarreformas, como la del parlamento golpista, de llevar la edad de jubilación a los 75 años, quieren profundizar aún más. Esa presión conservadora, reaccionaria, autoritaria, es un elemento de la política que hay ahora, de la polarización de la que nosotros venimos hablando. En algunos textos de la corriente hablamos del polo y el bipolo. Y eso es lo que acontece también en Perú. Pedro Castillo, con un gobierno social-liberal, que venía como por la “izquierda”, defraudó, perdió la base social, no hizo la Constituyente en su momento como lo prometió; y bueno, luego viene la derecha y hace un  golpe con las repercusiones que está teniendo ahora, que ya van a ver con los compañeros del panel.

Para ir cerrando, decir que hay un recomienzo de la experiencia histórica de los explotados y oprimidos; en el caso de América Latina sumamente progresivo con el caso de las rebeliones populares, que el caso de Perú es uno de esos episodios que se suman. Yo procuré dar un marco para que entiendan las llaves políticas generales de lo que estamos hablando. Que se están planteando muchísimas tareas refundacionales, una de esas es que casualmente por el tema de la ruptura de los consensos, la consigna de Asamblea Constituyente, que muchas veces era de propaganda, comienza a ser tomada por el movimiento de masas. Nosotros las tomamos, no como un fin en sí mismo, porque es la consigna democrático burguesa más radical que hay, pero la planteamos como Constituyente soberana, desde abajo, no como la farsa que hicieron en Chile; para refundar nuestros países sobre nuevas bases sociales: anticapitalistas, desde los explotados y oprimidos, desde la clase trabajadora. Tareas refundacionales de reconstruir la organización del movimiento obrero, tradiciones, formas de organización y también la de construir organizaciones y corrientes revolucionarias que son fundamentales, porque hay que luchar para que cuando estallen esas rebeliones podamos tener organizaciones que tengan esta acumulación.

En este campamento, evidentemente, nos divertimos y tuvo toda la parte lúdica, pero también tenemos mucha condensación política, hay experiencia, hay reuniones de equipo, hay balances de lo que ha pasado en estos años, cómo ir a intervenir al movimiento de masas, cómo ir a trabajar a la facultad, a la fábrica. Si estalla una rebelión popular en Argentina imagínense cómo se podría torcer la vara más hacia la izquierda y esa es la síntesis de la experiencia y la apuesta de la corriente Socialismo o Barbarie. Muchas gracias.

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