Por Luz Licht

Desde el comienzo de la gestión macrista, Vaca Muerta se mostró como una apuesta fuerte en términos de usufructuar esa cuenca por las enormes reservas de gas y petróleo no convencional que  posee. Junto a sectores ligados al peronismo, quieren declarar política de Estado la explotación de la misma, en ese marco, se prevé cuestionar el derecho de huelga de los petroleros para que ninguna medida de fuerza producto de un reclamo “afecte el funcionamiento y productividad del yacimiento”.

De este este proyecto participa la empresa con 51 % de participación estatal YPF, que explota 12.000 km2, del resto de los 30.000 km2 se reparten la explotación entre empresas privadas como Shell, Techint, Total y Panamerican Energy.

El objetivo político es sentar un atroz precedente

La meca del progreso macrista y uno de sus caballos de batalla para 2019 es garantizar el saqueo de recursos, las súper-ganancias empresarias a costa de la sangre y sudor de los trabajadores, “sincerar” que la semi esclavitud y supexplotación sean los pilares de su modelo. Y Vaca Muerta y el acuerdo sellado con Pereyra representa eso.

La firma de un acuerdo como este para garantizar que no se haga uso del derecho de huelga significa una entrega pocas veces vista y que puede sentar un precedente de consecuencias profundas. La propia “representación” de los trabajadores considera prenda de cambio o un derecho enajenable algo que es una conquista histórica y un derecho elemental de la clase trabajadora.

Quieren que haya silencio frente a los accidentes laborales que son moneda corriente, como el que hace dos días en el yacimiento de YPF de Cutral Có, que se cobró la vida de un trabajador. Mauricio Segura es el cuarto operario muerto en los últimos meses. Sobran motivos para parar y organizarse contra un dirigente que arregla con el gobierno entregas que a costa de la vida de los trabajadores. Los ritmos aumentados y las peores condiciones laborales hacen crecer día a día los accidentes de trabajo en lo que es una implementación de hecho de la reforma laboral.

Quieren silencio también frente al impacto ambiental en la salud de los trabajadores y pobladores, que beben y respiran cáncer, el carácter depredatorio de la extracción es sinónimo de hacerlo al costo de las condiciones de trabajo y salud en pos de resignar ganancias frente al problema del impacto ambiental. Hace días hubo un derrame y todos saben que son constantes en la zona.

La voracidad empresarial-macrista encuentra en el gobierno provincial del MPN, junto con los burócratas, a los cómplices y garantes del negocio que desprecia la vida de sus trabajadores y habitantes de los pueblos cercanos. Hierve la sangre tanto festejo de los empresarios que celebran que haya dirigentes sensatos, esos que entregan por migajas los derechos y la vida de nuestra clase. Recordemos que Guillermo Pereyra ya entregó el convenio de los petroleros por migajas con la excusa de salvar los puestos de trabajo a principios de año.

Hay que barrer de los sindicatos a las ratas como Pereyra

El problema de la representación de los trabajadores se vuelve concreto, una tarea de primer orden para derrotar el ataque brutal que supone el plan de gobierno de Macri, es recuperar los sindicatos de las manos de traidores como Guillermo Pereyra. Este personaje es Senador Nacional por Neuquén del MPN, el partido del ex gobernador Sobisch, el asesino de Carlos Fuentealba. En agosto estuvo envuelto en una causa por administración fraudulenta, se calcula que entre 2016 y 2017 estafó al gremio (que conduce hace 30 años) por 19 millones de pesos. Conocido por los acuerdos nefastos con YPF, también está en la mira por el uso de cuentas off shore para lavar dinero. Hace rato que es un infiltrado de la patronal vuelto empresario en las filas obreras.

Para derrotar a los trabajadores el rol de la burocracia es clave y Macri lo sabe. Celebra este acuerdo y así lo refleja la nota de La Nación “El plan de Macri para acotar la conflictividad empieza en Vaca Muerta” [1]. Quieren una paz social pactada con los traidores del movimiento obrero que les garantice el realizar sus espurios negocios con el silencio de los trabajadores ante sus atropellos. Quieren un “pacto” de bandidos, un “acuerdo” hecho “libremente” con los trabajadores. Claro que la “libertad” de los trabajadores de renunciar a su derecho a huelga es el del que pacta por su vida entregando todas sus posesiones a quien tiene su bota en el cuello del otro y una pistola apuntando a su sien. Una “libertad” de liberales.

[1]https://www.lanacion.com.ar/2188080-el-plan-de-macri-para-acotar-la-conflictividad-empieza-en-vaca-muerta