Una nueva provocación de Miguel Ángel Etchecolatz

En el primer día del nuevo juicio al genocida, volvió a provocar al tribunal, a las víctimas, familiares y defensores. Dijo, además, que no iba a responder preguntas.

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Y, como lo ha hecho en otras oportunidades, a los gritos se convirtió en acusador de todos los presentes. Porque, aunque su diatriba fundamental fue contra los jueces, el ataque está dirigido conscientemente no sólo a quienes representan la autoridad de la Justicia, sino a la lucha denodada por el juicio y castigo a los represores. Se pone en papel de víctima porque reivindica su accionar y el de los que lo acompañaron hasta el final.

“(…) ‘Ustedes no son mis jueces naturales, están violando la Constitución Nacional’. ‘He expuesto mi vida luchando por una bandera celeste y blanca que ahora está desgarrada. Estoy aislado por odio y necesidad de venganza’, expresó el expolicía que acumula ocho sentencias por genocidio”. (Télam, 30/8/21, negritas en el original)

Este genocida es la cara trágicamente visible de los que hoy se posicionan como defensores de las “libertades”. En este caso, la de los represores, escudándose en la Constitución Nacional, que tampoco fue respetada por los militares golpistas porque asaltaron la Casa de Gobierno y menos que menos defendieron derechos democráticos de las mayorías. Lo que está reclamando el represor es que lo defiendan los jueces de la dictadura, que desde ya que los hubo.

Los nuevos “libertarios”  son defensores a ultranza de la libertad de los empresarios para sacarle el jugo más y mejor a los explotados y oprimidos. Y para los que se rebelan contra el yugo… hay que seguir los pasos del ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense y jefe de varios centros clandestinos “agraviado injustamente”.

Repudiamos la provocación de Etchecolatz en el juicio iniciado en la fecha. Apoyamos la lucha de la familia, los sobrevivientes, los/as luchadores/as que, como Jorge Julio López, lo pusieron contra las cuerdas y no hubo 2×1, ni domiciliaria, ni beneficio inventado alguno, que lo sacara de prisión. Para él y todos los genocidas, la cárcel es su lugar.

 

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