
Por pedido de Cristina no estuvo presente en esa instancia el fiscal Santiago Ulpiano Martínez, quien desestimara y atacara desde el primer momento la investigación del paradero del joven como una desaparición forzada en pos de defender la inocencia de los policías bonaerenses.
El relato de Cristina fue un repaso detallado de los hechos desde que denunció la desaparición hasta el hallazgo del cuerpo y mantuvo la misma línea de críticas y denuncias que viene sosteniendo públicamente. “Fue una declaración precisa, equilibrada, fue muy distendida, con entereza total, en eje. Sólo tuvo algunos momentos de angustia, de emoción, donde se quebró” relató uno de los investigadores a Telam.
Cristina denunció aquello que se ve de forma patente desde el comienzo de su lucha por verdad y justicia para Facundo, contando que se sintió hostigada por la policía y la justicia ordinaria dado que buscaban “desestabilizarla emocionalmente” y “atemorizarla” en el contexto de encubrir la responsabilidad de esa fuerza en la desaparición y asesinato de su hijo de 22 años. El rol del fiscal Ulpiano Martínez y las demoras para ejecutar las medidas solicitadas por parte de la Justicia Federal también fueron ejes de su extenso relato.
La denuncia por la desaparición de Facundo se la tomaron la tercera vez que intentó radicarla en la comisaria de Pedro Luro, donde le dijeron el 5 de junio “esperá que cuando llega Becerra si tiene ganas te toma la denuncia” o “tu pendejo tiene 22 años, vaya a saber dónde está”. Desde un comienzo diferentes miembros de la policía bonaerense hicieron énfasis en que Facundo estaba en Bahía Blanca, al punto de que el comisario Fernando Guilloni le afirmara que estaba en la casa de su ex novia “(…) le pusimos un auto para seguirlo porque lo tiene escondido ella o sus hermanos”.
En la declaración reafirmó los hechos del 18 de junio en medio de un operativo por la búsqueda, cuando le impidieron el paso cinco patrulleros y recibió gritos por parte del subcomisario Pablo Reguillón en la entrada de Mayor Buratovich para que abandonara el lugar. Ese mismo día recibe la versión de que la oficial Siomara Flores había acercado a Facundo el 30 de abril con su auto a Teniente Origone.
Horas después en Teniente Origone se le acerca el oficial Alberto González para decirle “lo paré acá a tu hijo, mira acá tengo la foto del carnet de conducir, tu hijo no tenía documento” sumando ante todos los presentes que vio como Facundo se marchó caminando del lugar. En la declaración oficial de ese oficial ante el fiscal Dimas García, quien se negó a recibirla junto a sus abogados, González dijo que vio a Facundo irse en una camioneta Duster Oroch.
Durante un operativo el 19 de junio un oficial de apellido Pérez le insistía en que Facundo iba siempre a tomar mates con él a la comisaria y a contarle “de las adicciones que tenía”, el hostigamiento no se detenía allí. En su testimonio contó un episodio de cuando la llevaron a la comisaria para que reconozca en un video de una cámara de seguridad de la ruta 3 y 22 y de la insistencia para que dijera que ese era su hijo, “trataban de convencerme de que ese linyera con camperón y barba blanca era Facu”.
El mismo oficial Pérez llegó a decirle en esos interminables días de búsqueda y hostilidad permanente de la policía, del fiscal y los participantes del plan de encubrimiento “estamos gastando tiempo y recursos en un pendejo que no vale la pena”.
Tales hechos que reconstruimos del relato de Cristina son algunas muestras de la constante agresión y trabas que ella y sus abogados han sorteado en el camino de enfrentarse a lo desaparecedores de la Bonaerense y sus cómplices.






