Por Romi Roj
Poco duró la pincelada verde con la que intentó colorearse Cristina votando a favor del proyecto de legalización del aborto. Esa misma noche, hizo un pedido descarado hacia el movimiento de mujeres para que no se enoje con la Iglesia (que jugó un papel clave para que no se aprobara el aborto legal en el Senado). Ahora, hace concreto su llamado a mezclar pañuelos verdes y celestes de cara al año electoral. En doce años de gobierno, el aborto legal no fue parte de la agenda kirchnerista y cada vez son más las muestras de que para este sector político, la vida de las mujeres y su derecho a decidir siguen sin ser prioridad.
Resulta paradójico que en pos de un “gran frente anti Macri” para derrotar a la derecha, el kirchnerismo busque aliarse ¡justamente con los sectores más reaccionarios!, como los evangélicos que sostienen el pañuelo celeste. En nombre de la “unidad”, Cristina deja descolocada incluso a su propia base militante, que supo ser parte de la marea verde y que hoy encuentra a su principal referente política tejiendo alianzas con los sectores que militaron fervientemente en contra de la la legalización del aborto. Los mismos que con la complicidad del Estado, irrumpen en los hospitales para impedir la realización de abortos no punibles y llegan al extremo de hacer parir a niñas violadas, como sucedió hace algunas semanas en Jujuy.
Es evidente que bajo esta alianza de pañuelos, sólo se benefician los celestes. Sin embargo, los pañuelos verdes no se guardan ni se bajan, tal como demostró el movimiento de mujeres y feminista en las movilizaciones del #1F y también en el pañuelazo federal del pasado #19F. Ambas jornadas fueron masivas y de color verde, anunciando lo que será el próximo #8M, el paro internacional feminista, donde se volverá a gritar bien fuerte ¡Aborto legal ya!
