
Hoy trascendió el dramático caso de una niña de la comunidad Qom, en Chaco, a quien con tan sólo 13 años, se le realizó una cesárea de emergencia por llevar un embarazo de 29 semanas (del cual no estaba al tanto) en un estado de salud extremo que hacía peligrar su vida, tenía una grave neumonía y desnutrición crónica junto anemia. El bebé falleció en la terapia intensiva del hospital Perrando de Resistencia, pesaba menos de un kilo. Y hace apenas minutos se supo del escándalo: la niña de 13 años también había muerto.
Lejos de cualquier sentido de la realidad, todavía hay quienes pelean contra un derecho básico y fundamental como es la Educación Sexual Integral como herramienta para la prevención de embarazos en la población joven y vulnerable. En el caso de esta niña, se sabe que no asistía a la escuela, a su cargo estaba su pareja de 19 años y no tiene padres. Tampoco existieron un Estado o gobierno que ayuden a revertir su situación, más bien lo contrario.
Gran Resistencia es una ciudad con 39,2% de pobres, según datos del Indec; por otro lado, “La provincia también tiene los índices de embarazo adolescente y mortalidad materna más altos que la media del país. El último informe de Natalidad y Mortalidad del Ministerio de Salud muestra que el 15% de los nacidos vivos (115 mil sobre 770 mil) son de madres adolescentes (menores de 20 años): «El 75% de las jurisdicciones muestran porcentajes de nacidos vivos de madres adolescentes por debajo del 19,4%, siendo las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Salta, Formosa y Corrientes las que superan este valor”. Sobre el nivel de instrucción de estas madres, Chaco, Formosa y Santiago del Estero duplican el promedio nacional del 5% de madres analfabetas o con primaria incompleta.”[1]
Lo más crudo e injusto del sistema capitalista y patriarcal se une en este caso, donde la pobreza extrema y el total desprecio de los gobernantes que se suceden por la vida no encuentran calificativos que alcancen. Esas cifras hacen a la vida cotidiana de personas de carne y hueso, sobre todo en el caso de esta niña, para quien los derechos humanos y de la niñez básicos están sistemáticamente ausentes, hoy lo paga con su muerte, y eso se tiene que terminar. ¿A cuántas pibas más arrojadas a la pobreza extrema van a obligar a ser madres? ¿Cuántas más van a seguir carentes del acceso a la salud, la educación y sobre todo, privadas de la posibilidad de comida a ojos de los infelices gobernantes?
El cuerpo de esta piba está atravesado por la conjunción de una violencia que se empeña en golpear más fuerte a medida que el brutal ajuste del gobierno priva de presente y futuro a cientos de miles, la deuda y el enriquecimiento mayor de los de arriba tiene estos costos concretos. La violencia patriarcal habla más fuerte en este caso, que el cinismo y descaro de los antiderechos fanáticos pro muerte de mujeres y niñas. Porque el verso de la “pobreza cero” se cae con el aumento sin respiro de las cifras de pobreza que afecta sobre todo a los niños y niñas en nuestro país.
El aborto legal, seguro y gratuito, en su aplicación más elemental, como son los abortos no punibles, que en este caso la aplicación era necesaria y evidente, encuentra trabas absurdas de los sectores retrógrados que prefieren muertas a las pibas pobres, incluso negando las instancias de prevención como la ESI o el reparto de anticonceptivos que escasean.
Hay que gritar Ni Una Muerta Más por la violencia del patriarcado, que el Estado y el gobierno son responsables, exigir la implementación inmediata de la ESI y el derecho al aborto, seguro y gratuito en el hospital.
[1]https://www.clarin.com/sociedad/cesarea-urgencia-nena-13-anos-desnutrida-bebe-murio_0_JDbgDj8_N.html
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