UNLP: Avance de la Franja Morada después de dos años con facultades cerradas

Más que nunca pongamos en pie al movimiento estudiantil.

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En las recientes elecciones estudiantiles de la UNLP, la Franja Morada fue la ganadora de la elección. Después de una pandemia administrada con ajuste y la pasividad del movimiento estudiantil, el resultado de las elecciones marcaron un giro conservador electoral expresado en el avance de los morados, dándole la posibilidad de recuperar la FULP después de haber sido expulsada de la misma tras la rebelión popular de 2001. Por su parte, el peronismo perdió dos centros y la izquierda retrocedió en cantidad de votos. Sin embargo, el año recién empieza y tras la vuelta a la presencialidad y un ajuste brutal, este giro conservador puede cambiar.

En estas elecciones atípicas de un año que recién arranca, la Franja Morada se hizo de 9 Centros de Estudiantes de las 17 facultades que existen en la UNLP, a lo que hay que sumarle el Centro de Estudiantes de Odontología, en manos de sus amigos del MOI. La coalición de agrupaciones peronistas y K que van dentro del Frente de Todos fue dividida y perdió dos centros de estudiantes: Derecho e Informática en manos de los jóvenes radicales. Por otro lado, la izquierda fue golpeada y no sólo retrocedió en votos, incluso el PTS-FIT perdió su único consejero en la Facultad de Psicología porque perdió más de 1000 votos; mientras el Partido Obrero en Arquitectura fue dividido con la Juventud Guevarista (después de años de ser juntos centros de estudiantes) que tras haber perdido en 2019 con la Franja, yendo sola quedó a 500 votos de recuperar el centro, llevándose así, la inmensa mayoría de los votos del PO.

En el marco del retroceso de la izquierda, nuestra agrupación también retrocedió aunque menos que el FIT-U, sumando alrededor de 500 votos. Una votación chica, pero de inmenso valor político en este contexto de giro conservador, apostando a hacer una campaña que puso en el centro del debate la recuperación de los centros de estudiantes como espacio de vida estudiantil y herramienta democrática, independiente y para la lucha. Una fuerza estudiantil que en estos días pudimos ver que existe en la Universidad y que requiere ser desarrollada tras haber estado ausente en estos dos años de pandemia. Todo este avance conservador, igualmente se da en un año que recién arranca, donde se pronostica ya un fuerte ajuste en educación y grandes luchas por venir y que puede volver a patear el tablero de este resultado electoral.

Ahora bien, el triunfo de la Franja Morada se explica por lo que significó la pandemia y el nefasto accionar de todas la agrupaciones estudiantiles desde los K hasta el FIT-U, responsables cada una en su medida de abonar a la despolitización del estudiantado y la desmovilización tras la idea de que se puede defender la educación pública cada uno desde su individualidad y quedándose en sus casas.

Desde el primer momento dijimos que la pandemia era un hecho excepcional e histórico que requería de una respuesta necesariamente desde abajo y colectiva para que dicha crisis desatada y sus consecuencias, no se descargara en los trabajadores, las mujeres y la juventud. En ese contexto de retraimiento de la acción colectiva, no sólo hubo ajuste en la Universidad con más 45.000 estudiantes expulsados y quita de derechos, sino un disciplinamiento del movimiento estudiantil.

No se organizó el centro de estudiantes para enfrentar la falta de conectividad ni dispositivos. Tampoco se peleó para que cuando todo estaba volviendo (incluidos bares y estadios de fútbol repletos) las facultades abrieran. Y mucho menos para salir a las calles por Guernica y cuando apareció el cuerpo de Facundo Castro.

Ante todo eso, nuestra agrupación estudiantil respondió con acciones colectivas. Cortamos frente al Rectorado la avenida 7 reclamando contra el ajuste y la deserción. Organizamos la solidaridad llevando artículos necesarios a los hospitales e incluso poniendo nuestra campaña electoral local al servicio de la defensa de la educación pública, con una figura como Ayelén Carranza, compañera y referente del movimiento estudiantil. Acciones en las que nos encontramos en soledad y ante las cuales nos trataron de “irresponsables” desde las agrupaciones burocráticas que conducen nuestros gremios hasta la izquierda nucleada en el FIT, quienes no llevaron a cabo ni una de estas acciones y abonaron al tipo de respuestas individuales típicas del “sálvese quien pueda”.

El estudiantado se vio reducido a su individualidad tras una pantalla y viviendo en sus pueblos con sus familias. Un movimiento que retrocedió, que sufrió la despolitización y donde se abonó por la idea de que a la Universidad sólo se va a estudiar y que con el esfuerzo individual más alguna gestión administrativa del Centro de Estudiantes, se podía “mantener” en la facultad. Ideas que a nivel nacional se expresan en personajes como Milei y Espert, quien no por casualidad salió a decir que deberían eliminarse las elecciones estudiantiles en las universidades. En ese sentido es que en la Facultad de Psicología fue aplaudido en el auditorio un estudiante que manifestó no querer que interrumpan las clases las agrupaciones hablando de política; o en la facultad de Informática, donde en una pasada por curso, un estudiante preguntó por la posición frente a las bitcoins como forma de “capitalismo justo”. Ambas facultades donde ganó la Franja Morada, aunque al mismo tiempo hemos tenido muy buena recepción, con centenares de estudiantes que escucharon atentamente y asintieron ante nuestras ideas.

Junto con esto, vivimos un momento de crisis del Gobierno. Ese 2019 con un Frente de Todos que supo generar ilusiones para sacar a Macri, hoy no ilusiona a nadie y el ajuste que está llevando a cabo el gobierno de Alberto Fernández con pago de deuda al FMI mediante, sólo generó una crisis interna en la coalición, con La Cámpora que dice cuestionar al FMI pero no pasa de las palabras a los hechos, y que en la UNLP tuvieron su expresión en la división de sus frentes, quedando La Cámpora por un lado y la JUP por otro, perdiendo dos centros de estudiantes.

Sin embargo, no hay que impresionarse. Esta es sólo una foto de toda una película que se desarrollará en el año. Estas son unas elecciones donde los y las estudiantes fuimos a votar luego de dos años de pandemia y prácticamente sin campaña de las listas, al haber apenas iniciado el ciclo lectivo. Un año que recién arranca y que está cruzado por un ajuste brutal sin precedentes tras acuerdo mediante con el FMI, un gobierno que no ilusiona a nadie y una crisis social que va a desatar luchas en todo el país, y que ya tiene su expresión en la juventud que sale a luchar contra la minería y la violencia machista.

En ese sentido es que el ¡Ya Basta! puso en pie una campaña tendiente a politizar, anti-capitalista y que hizo eje en que los centros se llenen de activismo y participación estudiantil. Es por eso que nos llevamos gran cantidad de reflejos por izquierda al hablar con los y las estudiantes. Una fuerza que viene de la juventud que se conmueve con lo que pasa en el mundo, en el país y en la Universidad, y con la que no empatiza el PTS-FITU, quienes ponen todo el eje de su campaña en la representación estudiantil. Centrados así no en el protagonismo estudiantil, sino en frentes electorales dirigidos por el PTS (una agrupación real y orgánica al igual que la nuestra) junto con el PO (presente en algunas facultades) y el MST (que sólo existe de manera incipiente en una de las 17 facultades de la UNLP).

El PTS-FITU, a su manera, también responde a la crisis diciendo que las cosas se solucionan “votando bien y con buenos representantes”. A nivel nacional con diputados y en la Universidad con consejeros. Una cosa es la importancia de que los y las estudiantes tengamos representantes luchadores e independientes, y otra hacer eje en ello y que la izquierda pierda la necesidad de poner en primer lugar el protagonismo estudiantil. Cuestiones que tuvieron sus consecuencias negativas en facultades como Arquitectura y Psicología, donde se jugaron al Consejo y la representación por arriba y no al activismo y la auto-organización por abajo, y se quedaron sin una cosa ni la otra, y con una política que no dialoga con los elementos más dinámicos de la situación.

En cambio, nuestra agrupación aprovechó este inicio de año para entablar diálogo con esos estudiantes que recién están entrando a la vida universitaria y que tienen ganas de luchar y activar. Existieron en ese sentido, quienes nos reivindicaron la lucha por Chubut, las que empatizaron con el ejemplo de la lucha por el aborto como forma de conquistar derechos, y estudiantes que empiezan a dar cuenta de la necesidad de enfrentar al FMI y el pago de la deuda. Una fuerza estudiantil que existe en la UNLP y que merece ser desarrollada en el transcurso del año, para ponerle un freno al giro conservador en la UNLP.

Llamamos a todos los y las estudiantes a poner en pie un movimiento que forme parte de la historia. ¡Sumáte a construir una agrupación democrática, independiente y para la lucha!

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