UNLP: El PTS-FIT a la rastra de los K

En pocos días se van a estar cumpliendo 3 meses de cuarentena, una medida que defendemos mientras no aparezca ninguna vacuna para el COVID-19

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En pocos días se van a estar cumpliendo 3 meses de cuarentena, una medida que defendemos mientras no aparezca ninguna vacuna para el COVID-19, pero que desde un primer momento planteamos que tenía que ser una cuarentena solidaria ante la falta de medidas económicas contundentes hacia los trabajadores y sectores populares por parte del gobierno de Alberto Fernández. En 3 meses hubo despidos, rebajas salariales suspensiones y a la par luchas, movilizaciones, cortes de calle. Desde el Ya Basta!- Nuevo MAS, ante una crisis económica y sanitaria de estas magnitudes, planteábamos (y lo seguimos insistiendo) que había que abrir los centros para que el movimiento estudiantil intervenga activamente en esta crisis organizando la lucha y la solidaridad. Porque consideramos que la intervención activa de los trabajadores y estudiantes junto a la izquierda es la única alternativa para que la crisis no la paguemos los de siempre.

Sin embargo, los centros de estudiantes dirigidos en su mayoría por la FULP de Patria Grande y los k nunca aparecieron y siguen sin aparecer. Lo insólito es que esta política, al Frente de Izquierda en primer lugar a Tesis XI- PTS, les parece correcta.

Un movimiento estudiantil al servicio de una cuarentena solidaria y en apoyo a las luchas populares

La FULP de PG y los K y los centros de estudiantes que dirigen no se hicieron presentes en ninguna lucha. Se niegan a abrir las facultades para organizar el apoyo a las luchas, como así también la solidaridad con los trabajadores de salud y los barrios donde hubo muchos casos positivos para los cuales la política del Estado es encerrarlos con la policía. Las facultades podrían ser centros de acopio, puntos de higiene para los jóvenes repartidores precarizados, refugios para las mujeres víctimas de violencia y lugares donde fabricar insumos. Contrario a esto, plantean que el Estado se encargue de todo a través de las nefastas instituciones como son la Iglesia y las fuerzas represivas. Es increíble que corrientes que se decían del campo popular, llamen a que confiemos en una institución pedófila, en contra de los derechos de las mujeres y en las fuerzas que reprimen a los trabajadores como sucedió recientemente en el frigorífico Penta!

Desde el ¡Ya Basta! impulsamos una cuarentena solidaria desde el primer momento, planteando que en ésta el movimiento estudiantil podía y puede cumplir un rol protagónico. El 15 de marzo ya exigíamos asambleas en todas las facultades para organizarnos ante la incapacidad del Estado de enfrentar la pandemia. 

A pesar de la negativa de los centros de estudiantes, desde nuestra agrupación hicimos actividades solidarias: la campaña “Cuidemos a los que nos cuidan” juntando insumos para donar a los hospitales Romero, Rossi y San Martín, apoyando activamente y forjando relaciones con quienes están en la primera línea, al mismo tiempo que sostenemos la exigencia de aumento de salario y de presupuesto en salud al gobierno que todavía no les depositó el miserable bono de $5000. Movilizamos junto a los docentes a gobernación, apoyando el reclamo de conectividad libre y gratuita ya que también es una necesidad de los estudiantes para frenar la deserción que le impone una dinámica meritocrática a la educación pública. Movilizamos al Ministerio de Trabajo junto a las trabajadoras despedidas de Distribon. Impulsamos activamente salir a las calles para que el gobierno tome medidas ante el aumento de femicidios en esta cuarentena, como la reconversión de hoteles en refugios, aumento de presupuesto, apoyo a las trabajadoras precarizadas de la línea 144 y seguimos levantando bien en alto la bandera del aborto legal defendiendo el proyecto de la campaña y del movimiento de mujeres. Realizamos un exitoso acto en 7 y 50 en solidaridad con la rebelión antirracista que se expande desde Estados Unidos al resto del mundo, exigiendo justicia por George Floyd y levantando el ¡Fuera Trump! para echar de la Casa Blanca a uno de los presidentes más negacionistas de la pandemia, que ya costó la vida de miles y miles de trabajadores, en su mayoría negros, y dejó un tendal de 40 millones de despedidos.

Inicios de organización en Humanidades y Trabajo social. La FULP dice No!

Estas luchas desde abajo y el aumento de los contagios producto de la flexibilización de la cuarentena despertaron inquietudes entre los estudiantes. Se realizaron algunas reuniones virtuales, como la impulsada por estudiantes de cuarto año de Trabajo Social que contó con la participación de 60 compañeras y compañeros; y otros casos como las tres reuniones de la comisión directiva ampliada del Centro de Estudiantes de Humanidades. 

En estos espacios volvimos a plantear la necesidad de organizarnos para impulsar la solidaridad. En humanidades exigimos abril el centro para solidarizarnos con el barrio José Luis Cabezas ¡que apenas lo separa un muro de la facultad! (recordemos que Patria Grande defendía la mudanza para estar cerca de los barrios populares a los que ahora propone darles la espalda). Y lo mismo para Trabajo Social por su rol destacado por su formación y las especificidades de su carrera, que además se caracteriza por un estudiantado sensible ante las desigualdades del sistema.

En ambos casos propusimos asambleas presenciales para hacer concreta la solidaridad con los barrios afectados. Siempre remarcando que dichas acciones implica realizarlas con todos los cuidados, distanciamiento social y medidas de higiene.

En Humanidades nuestra moción fue rechazada por el conjunto de agrupaciones kirchneristas aliadas de la gestión y por su nuevo socio el PTS-FIT, que se abstuvo sin explicar su posición ni proponer nada. Terminó teniendo la misma política que la burocracia estudiantil kirchnerista que se opone a la organización por abajo, los dos le ofrecen al estudiante quedarse en sus casas y que otros resuelvan sus problemas.

En Trabajo Social pegó un salto en calidad, ya que no optó por abstenerse: a la primera reunión, organizada desde abajo por estudiantes independientes, el PTS pegó el faltazo; a la segunda reunión, en cambio, convocada y vaciada por el centro de estudiantes, decidió asistir para decir que no hay que hacer asambleas presenciales ni organizar la solidaridad, con el argumento de que se acerca el pico de contagios. En vez de estar en la primera línea junto a los médicos y trabajadores de la salud, propone resguardarse en las redes sociales priorizando autopreservarse y salvarse ellos mismos mientras el conjunto de los trabajadores está más expuesto. ¡Lo que hay que hacer es todo lo contrario! Su propuesta fue hacer comisiones virtuales, que no se entiende cuál sería el sentido si no son para organizar actividades más allá de la virtualidad. Por otro lado, propusieron participar de una mesa gremial cuya convocatoria está en manos de Patria Grande y la gestión.

Si bien está claro que no tiene la misma responsabilidad de la FULP porque no dirige al movimiento, sí tienen responsabilidad, en tanto agrupación de izquierda, de exigirle a la burocracia estudiantil, presionando e interviniendo políticamente para obligarla a hacer lo que no quiere: que los estudiantes sean un actor político en estas crisis para intervenir a favor de los trabajadores. Pareciera como que el PTS cree que sin dejar de pagar la deuda externa, sin dejar de subsidiar a los patrones, puede haber salida para los de abajo.

El PTS, una política corporativa que termina cediéndole a los k

El PTS se olvidó de lo más importante: la organización independiente del movimiento estudiantil y su politización. Por eso sus propuestas van todas en sentido contrario. No considera que el movimiento estudiantil sea un sujeto político que pueda ponerse de pie e intervenir en la crisis para hacer política. En el fondo, defienden una política corporativa “de cuidar a los estudiantes” similar a la que tienen en los sindicatos docentes en los que participan, que estuvieron estos 3 meses cerrados. Es decir, una política ajena a la tradición del movimiento estudiantil, que siempre fue solidaria, sin ir más lejos en la inundación del 2013; que siempre se ligó a las luchas obreras como la reciente lucha del astillero Río Santiago. Y que tampoco los cuida, porque solo un sector muy minoritario ha podido sostener la educación “virtual”, ante la ausencia de medidas por parte de las autoridades.

En 80 días de cuarentena el PTS sigue ausente de las calles, volcando toda su iniciativa a las redes sociales y a los mejores proyectos de ley que presentan sus diputados en un parlamento que en todo el mundo va perdiendo terreno, porque cada vez más la política se resuelve en las calles, aunque no le guste. Nuevamente ante una rebelión popular, esta vez en el corazón del capitalismo, el PTS hace un minuto de silencio. 

En estos tres meses participó formalmente de las acciones del movimiento de mujeres, con delegaciones muy chicas; y a lo único que pareció volcarse con fuerza fueron a sus propias iniciativas vinculadas a La Red, que no busca coordinar con el conjunto de los trabajadores, con los procesos de lucha en curso, ni siquiera con las demás corrientes y organizaciones de izquierda. Invierte el orden de las cosas y plantea en los espacios de coordinación que nos sumemos a La Red acríticamente o si no, observatorios de la crisis, negando en ambas propuestas que los estudiantes podamos ser un sujeto activo que no solo observe la realidad sino que la transforme. Esa concepción del movimiento estudiantil como un actor pasivo, se traslada también a que sus exigencias son a las autoridades de la UNLP y no a los centros de estudiantes. Se condice con que a nivel nacional la orientación es la apertura del congreso y no la lucha en las calles y la solidaridad activa con la primera línea. 

La derecha organiza un cacerolazo contra el “comunismo” y rodea una fábrica para que no la expropien, hace política en la calle e incluso en donde están los medios de producción.

El FIT hace videos y asambleas virtuales, y milita para que los estudiantes no salgamos a las calles, como si esperara que Alberto tome medidas anticapitalistas por su propia voluntad. 

Llamamos a los compañeros del PTS a que dejen de hacerle la segunda a los k y se sumen a la pelea por poner de pie al movimiento estudiantil; una tarea que tenemos por delante que no se puede hacer sin ponerle el cuerpo y que nadie puede sustituir si queremos plantear una salida en favor de nuestros intereses. 

Sostenemos nuestra exigencia a los centros de estudiantes de que abran sus puertas y convoquen asambleas en las facultades para organizar la solidaridad, para intervenir políticamente en la crisis enfrentando a los empresarios estafadores que sólo piensan en sus ganancias. Ahora más que nunca, que los contagios aumentan debemos ponernos de pie. Ya vimos que en todo el mundo la pandemia golpea más fuerte a los explotados y oprimidos, por eso es imprescindible la solidaridad entre los de abajo y pelear para que la crisis la paguen los capitalistas que son responsables del vaciamiento del sistema de salud, del hacinamiento en los barrios populares, de la superexplotación obrera en las fábricas y de que amplios sectores de la juventud interrumpan sus estudios por trabajos precarios o por no poder conectarse a internet.

¡La rebelión estadounidense nos marca el camino! 

Por un movimiento estudiantil de pie ante la crisis, solidario, y que luche junto a los trabajadores.

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