
Según trascendió en varios medios, durante la semana pasada desde el gobierno y la cúpula del Frente de Todos continuaron evaluando varias opciones sobre qué hacer con las PASO. En un almuerzo en las Casa Rosada se habría analizado como una opción factible para alcanzar un consenso con la oposición, la postergación de las elecciones legislativas de este año, corriéndolas un mes.
Luego de que la enorme mayoría de los gobernadores se pronunciaran por la suspensión por única vez de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, con argumentos sanitarios y económicos, ahora se evalúa la posibilidad de correr el calendario electoral.
En el hipotético nuevo calendario, las PASO, que son habitualmente en agosto, se llevarían a cabo en septiembre y las elecciones generales, que se realizan en octubre, se postergarían hasta los últimos días del mes de noviembre. De esa forma, argumentan que los comicios no se realizarían en pleno invierno donde existe la posibilidad de un mayor aumento de los casos coronavirus.
Por su parte, el lunes por la mañana se reunió por zoom la mesa nacional de Juntos por el Cambio e insistieron con su rechazo a cualquier modificación de la legislación electoral para eliminar, suspender o modificar las PASO. Su posición se ata a las especulaciones de éxito electoral que, suponen, les daría que las elecciones sean lo antes posible.
Lo cierto es que de momento la discusión continúa y, los cálculos por el impacto electoral que tenga el comienzo de la campaña de vacunación, así como las internas en ambos espacios partidarios patronales (oficialismo y oposición) son sólo algunos de los elementos que pesan en la balanza de cara encarar una campaña electoral en medio de una situación marcada por la pandemia. Un conjunto de especulaciones que, a pesar de los argumentos demagógicos sanitaristas, nada tienen que ver con las necesidades de los trabajadores y el pueblo argentino.
Al respecto, Héctor el “Chino” Heberling dirigente del Nuevo MAS se pronunciaba de la siguiente manera sobre este debate:
«Nuestra exigencia es que se elimine de una vez una ley electoral que desde su inicio fue un engrendro proscriptivo para diseñar el juego electoral a la medida de los partidos del sistema; una lógica restrictiva que tranquilamente podría tener más capítulos en los próximos años sino se la hace ir para atrás y que solamente por razones de oportunidad –y no de principios, claramente- cuestionan por esta vez los gobernadores.”
“Este engendro electoral proscriptivo fue aprobado bajo el mandato de Cristina Fernández que impuso condiciones completamente antidemocráticas al imponer un piso del 1,5% para poder estar en la elección general, esto con el objetivo de beneficiar a los partidos tradicionales del régimen para dejar afuera de las elecciones a los partidos como el nuestro, que al estar compuesto por trabajadores, mujeres y jóvenes de los sectores explotados, no contamos con los recursos millonarios que tienen los partidos que representan a los ricos y poderosos.”






