
Moyano y su familia están al frente de la obra social de Camioneros y del sanatorio Antártida, posición gracias a la cual lograron adquirir vacunas. Se saltaron así toda lista de espera, mientras los trabajadores de la salud aún no fueron vacunados, los docentes vuelven a clases sin recibirla y los no esenciales son obligados a producir exponiéndose a sí mismos y a su familias al contagio.
En un país con más de 50 mil personas fallecidas a causa del Covid es esperable que “Las vacunaciones VIP” de personas cercanas al poder despierten una indignación muy fuerte en la población. Más aún cuando se trata de los dirigentes sindicales que en teoría deberían defender sus derechos. Los mismos dirigentes que hacen silencio frente a los despidos ilegales de los empresarios, quienes pasan por encima de la llamada “ley anti despidos” ante la inacción del gobierno, que se suma a las del sindicalismo tradicional.
Hay fuentes que indican que nuevos nombres de las cúpulas sindicales se conocerán en las siguientes horas, en las “nóminas de vacunados VIP”. Este escándalo político que pinta de cuerpo entero al régimen político de nuestro país, a los funcionarios, a los empresarios y a la burocracia sindical, aún no está cerrado.





