Al contrario de lo que se cree, no se trata de una «traición» a su ideología liberal: siempre estuvieron a favor de la baja de impuestos a los empresarios y que paguen más los trabajadores. Lo demuestra la nefasta introducción del IVA, de la cual Milei siempre fue un férreo defensor.

Ahora también muestra su verdadera cara respecto a la sobreexplotada cuestión de los impuestos. Mientras en sus largos tours televisivos que lo llevaron al estrellato se cansó de repetir la idea de que «los impuestos son un robo», parece que la definición es bastante más flexible cuando se trata de cobrárselos a los trabajadores. Y todo a sólo nueve días de su desembarco en la Casa Rosada y a menos de tres meses de que el propio Milei haya votado en el Congreso de manera afirmativa por su modificación. Ahora impulsa lo opuesto.

Ajuste + impuestazo

Pero las consideraciones ideológicas son de segundo orden frente a las consecuencias concretas que tendrá esta decisión si llega a aplicarse. A pesar de ser una medida limitada y en clara clave electoral por parte del entonces ministro Massa, la baja del impuesto al salario fue un alivio real para miles de trabajadores en medio del duro ajuste del gobierno de Fernández-Massa.

Ahora, la política de shock de Milei pretende combinar el peor de los mundos: mientras aplica un ajuste durísimo a los ingresos populares vía la liberación total de los precios, pretende liquidar todavía más el salario restableciendo el impuesto. Un cóctel que es expresión de la declaración de guerra que Milei realizó a la clase obrera.

Para ser aun más cínica la cuestión, el propio entorno presidencial confirmó a la prensa que la propuesta de restablecer ganancias para recuperar los ingresos provinciales por coparticipación se baraja como moneda de cambio por los votos de los gobernadores en el senado para aprobar la muy anunciada pero al mismo tiempo opaquísima «Ley Omnibus», que incluiría decenas de contrarreformas (incluida la laboral) y una fuerte retracción del Estado.

Para tomar dimensión de la «moral» de la clase gobernante y los empresarios de nuestro país: negocian ajuste a los trabajadores a cambio de… más ajuste, con los trabajadores como moneda de cambio. Los únicos que no pierden son ellos. ¿Alguien dijo casta?

Frente a un grupo de gobernadores peronistas que contrapropuso coparticipar el impuesto al cheque, Milei dio un «no» rotundo, ya que dicha medida afectaría el objetivo de déficit cero, una meta que según él «no es negociable». Los salarios de hambre y la pobreza, como estamos viendo, sí lo son.

No van dos semanas del nuevo gobierno y no para de confirmarse día a día. Que estamos frente a uno de ensayos más reaccionarios desde la caída de la última dictadura en 1983. Sin embargo, es un gobierno de base electoral y debe responder a la demanda social. Este miércoles será la primera medida de las cosas cuando una movilización unitaria de sectores de la izquierda, sindicales, sociales y estudiantiles se movilicen de Congreso a Plaza de Mayo en repudio al ajuste.