Según trascendió en los medios, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, defendió el operativo de desalojo represivo realizado en Guernica, lo que no es llamativo, pero insólitamente acusó a las organizaciones de izquierda de lanzar los gases lacrimógenos.
«Agradezco la posibilidad de aclarar que ninguno de los gases lacrimógenos que se vieron en el desalojo fue tirado por nosotros. Todos provenían de grupos más radicalizados de izquierda que tenían no solamente esos gases sino también las máscaras antigases»
Una declaración insólita y ridícula teniendo en cuenta que las fotos y videos que trascendieron en los medios el día del operativo muestran de manera indiscutible como la policía lanza los gases lacrimógenos, dispara y destrulle las casillas del predio.
Para rematar el delirio, egrega: «Solamente en Argentina puede pasar algo así y que quede naturalizado, que tengan semejante arsenal como yo nunca vi. Creo que la justicia tiene que tomar nota sobre esta situación».
Estas paparruchadas son parte de la campaña de demonización a la izquierda que el gobierno viene llevando adelante para justificar la represión a las familias sin techo. La realidad es que Berni, Kicillof y Fernández son responsables de haber lanzado un ejército de 4000 efectivos, tanques hidrantes, cuatriciclos, motos, caballos y vehículos blindados a reprimir familias indefensas que se vieron empujadas por la necesidad, agravada por la crisis y la pandemia, a ocupar un terreno en desuso para poder vivir.