
Según datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC), en el segundo semestre de 2021 la pobreza alcanzó al 37,3% de los argentinos. Esto representa una disminución de un 4,7% con respecto al mismo período de 2020.
El dato viene a reflejar el rebote de la actividad económica luego de la trepidante caída de 2020, en pleno estallido de la pandemia. La economía se había derrumbado un 9,9% en 2020, pero rebotó hasta un 10,3% el año pasado.
También el índice de indigencia mostró un leve decrecimiento. Si en la segunda mitad de 2020 alcanzaba el 10,7%, el último dato muestra una caída al 8,2%.
Estas cifras implican que alrededor de 16,6 millones de personas son pobres en nuestro país, y de ese total 3,6 millones son indigentes. Siguen siendo números escandalosamente altos que muestran la crisis social y económica del país, así como las consecuencias de las políticas de ajuste llevada a cabo por los sucesivos gobiernos en los últimos años.
#DatoINDEC
La pobreza alcanzó al 37,3% de las personas y al 27,9% de los hogares en el 2° semestre de 2021; y la indigencia, al 8,2% y al 6,1%, respectivamente https://t.co/ChxH2oNV8Z pic.twitter.com/Vm8nsNZJDS— INDEC Argentina (@INDECArgentina) March 30, 2022
Además, el índice sigue estando por encima de los últimos datos de la situación antes de la pandemia, correspondientes al segundo semestre de 2019. En aquella oportunidad, la pobreza llegó al 35,5% y la indigencia al 8%. Ambos índices por debajo de los actuales.
Este dato es importante porque muestra que el «rebote» en la actividad económica no es igual para todos: aunque los empresarios pudieron normalizar sus negocios, continuó la tendencia al deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y las clases populares. Esto puede verse más nítidamente en relación a los datos de desempleo.
Trabajadores pobres
Siguiendo con la comparación pre-pandemia, los datos muestran un sugerente desacople entre la pobreza y desempleo. La lógica indica que si cae el segundo, debería caer también el primero. Pero no fue así. El desempleo bajó, mientras que la pobreza aumentó.
Esto sólo puede explicarse a través del tremendo avance de la precarización laboral y el derrumbe del salario, erosionado mes a mes por la inflación. El 2019 cerró con el desempleo en el 8,9% y la pobreza en 35,5%. El 2021, en cambio, muestra que aunque el desempleó bajó al 7% la pobreza aumentó al 37,3%.
La tendencia se ve aun más claramente y de la manera más cruda con sólo ir unos pocos años más atrás, hasta 2017. En aquel año, el desempleo era prácticamente idéntico a los números actuales, pero la pobreza era de alrededor del 25%. Los datos actuales significan un salto de más del 10% en la pobreza sin que haya aumentado el desempleo, es decir que hay millones de nuevos trabajadores pobres.