"Solución Final" contra los palestinos

Gravísimo: Trump y Netanyahu provocan para retomar el genocidio en Gaza

Trump y Netanyahu empujan para llevar hasta el final la limpieza étnica y desplazamiento. Están provocando para romper la tregua. Lo que hacen y lo que proponen para Gaza es parte de la definición formal misma de "genocidio" según la "Convención sobre el Genocidio" de la ONU en 1948. Es una "Solución Final" del "problema palestino", a la manera de los nazis.

Donald Trump escribió un nuevo capítulo de la barbarie ideológica sionista. En una conferencia desde el Salón Oval junto a Netanyahu propuso desplazar a casi 2 millones de palestinos «de forma permanente» y poner la Franja de Gaza bajo control militar yanqui, como una colonia más de Washington.

Provocación genocida

Están provocando para forzar el fin de la tregua en Gaza y forzar el recomienzo del genocidio. La tregua y la entrega de rehenes estaba atada a un acuerdo de fase 2 y 3, que incluían paz a largo plazo y un plan de reconstrucción de la Franja. «Proponer» el desplazamiento de 2 millones de personas y comenzar a operar internacionalmente para concretarlo es dinamitar todo el proceso de paz.

Hamas, con toda razón, respondió que las provocaciones de Trump y Netanyahu implicaban la suspensión de la entrega de rehenes. Y Trump y Netanyahu redoblan la provocación: lanzan el ultimátum de que, si no se devuelve a los rehenes el sábado, «desatarán el infierno» en Gaza.

El gobierno israelí está desoyendo explícitamente el reclamo de los familiares de los rehenes, que piden que se negocie la segunda fase de la tregua.

 

La propuesta es limpieza étnica y desplazamiento forzado de manual. Es parte de la definición formal misma de «genocidio» según la «Convención sobre el Genocidio» de la ONU en 1948:

«En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:

a) Matanza de miembros del grupo;

b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;

c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;

d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;

e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.»

Esta definición de genocidio es muy incompleta, y basta mirarla para darse cuenta: las acciones de Israel y los planes de Trump para Gaza llenan todos los casilleros. Lo último que negoció el presidente yanqui con Jordania es el traslado de 2 mil niños palestinos lejos de sus hogares en Gaza.

De nuevo, para que nadie se pueda hacer el distraído: las acciones de Israel y los planes de Trump para Gaza llenan todos los casilleros de la definición formal de «genocidio».

Trump quiere convertir Gaza en «la nueva Riviera de Oriente»: un paraíso turístico imperialista ocupado militarmente para establecer un enclave directamente estadounidense en Medio Oriente. Así pretende Trump resolver a la vez el problema de la resistencia palestina y la crisis de gabinete en el gobierno de Netanyahu: consagrando la limpieza étnica.

Trump está presionando diplomáticamente para poner en práctica su plan cuando publicamos esta nota, intentando imponerle su aceptación al rey de Jordania. También presiona a Egipto para «recibir» a los palestinos desplazados. Es repugnante que estos obvios genocidas sigan usando el insulto de «antisemita» contra los que se oponen a un proyecto de territorio racialmente «puro».

Adiós a «la solución de dos Estados»

«Hemos tratado la otra manera durante décadas y décadas y décadas. No va a funcionar. No ha funcionado nunca, y no funcionará jamás» decía Trump para explicar el giro discursivo y diplomático histórico que configuraban sus declaraciones. El derechista tiró a la basura la vieja fórmula de la solución de los dos Estados. Omitió señalar que dicha solución «no ha funcionado» porque el Estado israelí mantiene la región bajo ocupación militar desde su fundación y lo seguirá haciendo mientras existas tal cosa como el Estado de Israel.

La «solución de los dos Estados» fue el nombre que le pusieron los diplomáticos imperialistas y la ONU a una promesa incumplible para la población palestina. No pueden coexistir dos Estados cuando uno de ellos existe gracias a la ocupación de los territorios de la población originaria.

Decíamos en una nota anterior: «Israel nunca cumplió. Su posición oficial hoy en día es el desconocimiento de un Estado palestino y mantiene de hecho el control sobre las fronteras y los recursos de los territorios que supuestamente le corresponden a la ANP. Jerusalén Este sigue ocupada, Gaza cercada como la cárcel más grande del mundo y el sionismo continúa con la construcción de asentamientos en Cisjordania y el permanente desplazamiento de la población palestina autóctona. La ANP ha sido reducida en sus funciones a ser un pseudo gobierno, más una policía de los territorios ocupados que un Estado. Así fueron también los bantustantes de la Sudáfrica del Apartheid. Esperar que un Estado racista deje de ser racista porque se lo reconoce, porque se consagra la segregación racial tal como el Estado racista quiere, es evidentemente una utopía absurda. Pero se la sigue presentando como la única solución «realista». Esa es la «solución de los dos Estados».»

La solución de los dos Estados seguía siendo el mantra diplomático de EEUU hasta el último día de la presidencia Biden. La contradicción entre las palabras y la realidad del genocidio sionista pusieron a Biden públicamente contra las cuerdas. Ahora Trump decidió barrer definitivamente con las viejas fórmulas para expresar descarnadamente la voluntad de limpieza étnica sobre Gaza.

Una usina de nuevas convulsiones en Medio Oriente

Las declaraciones de Trump cayeron como una bomba sobre la opinión pública internacional y dejaron atónitos a los comúnmente tan locuaces diplomáticos capitalistas. Ni un sólo funcionario de la Unión Europea ni de las principales potencias occidentales osó decir palabra alguna. El silencio ante semejante provocación trumpista es toda una demostración de impotencia política por parte de los euro-dirigentes.

La nueva táctica trumpista sobre Gaza desconoce de hecho décadas de tratados internacionales y acuerdos diplomáticos multilaterales. Es de hecho absolutamente ilegal en términos de derecho internacional y va contra las declaraciones de principios de la ONU. Es cierto que la legalidad no fue hasta ahora un límite para la matanza indiscriminada de palestinos y la ocupación histórica del sionismo colonialista.

Pero el giro diplomático de Trump choca con elementos bien concretos de la situación internacional. En primer lugar, es evidente los 2 millones de palestinos que pueblan Gaza no van a aceptar el desplazamiento sugerido por Trump. Esto implicaría de hecho una Segunda Nakba definitiva: eliminar al pueblo palestino de sus territorios históricos y condenarlo a la diáspora. Y esto implicaría necesariamente una ocupación militar adicional, con decenas o cientos de miles de muertos más.

Ni el gobierno de Jordania ni el de Egipto quieren comprometerse en ser cómplices de un atroz crimen contra la humanidad como este, de la limpieza étnica y colonización de Gaza. 

La solución final de Trump podría hacer estallar definitivamente la situación de Oriente Próximo. Sobre todo porque la propuesta llega acompañada de un endurecimiento de la política hacia Irán, el principal oponente de Israel en la región. «Inmediatamente antes de la reunión, Trump firmaba una orden ejecutiva en la que declaraba la vuelta a la era de “máxima presión” contra Irán: “espero que no tengamos que utilizarla mucho”, ha apuntado en la ceremonia de su firma en el Despacho Oval, “es muy dura contra Teherán.» (El País, 4/2).

Junto a esto, Trump anunció sus intenciones de retirar todas las tropas y posiciones estadounidenses presentes en Siria. Esto podría debilitar fuertemente a las milicias kurdas de las FDS y liberar el terreno para el avance de los grumos islámicos extremistas como el Estado Islámico, contenido durante la última década pero enquistado en el territorio sirio.

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