Servicios y buchones

SIDE: Milei y Caputo habilitan la persecución política contra periodistas y organizaciones

Así funcionan los servicios y buchones de Milei de la SIDE. El nuevo Plan de Inteligencia Nacional (PIN) habilita el espionaje interno contra todos aquellos que «erosionen» la confianza de la población sobre los funcionarios del gobierno nacional. El documento, presentado de forma secreta en enero de este año, fue parcialmente filtrado el último domingo por el periodista Hugo Alconada Mon en La Nación.

Hasta el redactor del centenario diario conservador argentino hace notar que la directiva «no precisa si alude a agentes de otras naciones o a expertos, periodistas y ciudadanos que cuestionen los operativos de la ministra Patricia Bullrich para evitar los cortes de tránsito frente al Congreso durante las marchas de los jubilados» (La Nación, 25/5).

La fórmula del documento es particularmente resonante luego de meses durante los cuales Javier Milei hizo hincapié en la necesidad de «odiar más» a los periodistas. Un discurso que marcó diversos episodios (como la agresión al periodista Roberto Navarro) y que Milei mismo replicó el lunes, luego de que Alconada Mon filtrara el PIN. «Los periodistas son los mayores creadores de noticias falsas de la historia» tuiteó Milei desde su cuenta oficial, junto a un comunicado firmado por la «Oficina del Presidente» (la corresponsalía de Caputo en la Rosada).

Aún más alevosamente persecutorios son los pasajes del documento que habilitan tareas de espionaje contra cualquier tipo de «‘actores’ que generen o puedan generar una ‘pérdida de confianza’ en las ‘políticas económicas’ del Gobierno» (ídem). El flamante PIN, redactado por Neiffert y Kravetz en un área de la administración capitaneada off the record por Santiago Caputo, es un cheque en blanco para la persecución política con las herramientas de los servicios de inteligencia.

Como mucho del discurso mileísta, las ínfulas totalitarias del texto rozan la paranoia. Señala particularmente la necesidad de monitorear a quienes «promuevan la ‘distorsión’ de la ‘percepción’ y afecten los procesos ‘cognitivos’ de la opinión pública. Por ejemplo, a través de las nuevas tecnologías, y […] de la inteligencia artificial» (ídem). Cuesta no pensar en el propio mileísmo, que la semana pasada difundió videos creados con inteligencia artificial en los que Mauricio Macri llamaba a votar por Adorni en plena veda de las elecciones porteñas.

Vigilar y castigar para hambrear a los trabajadores

En otro segmento habilita a monitorear las actividades de «todos los sectores sociales vulnerables» que puedan eventualmente «radicalizarse». Una vez más el texto parece un comentario a la política materializada por Milei en el último año y medio. Perseguir y disciplinar a los movimientos sociales fue uno de los primeros lineamientos aplicados por Milei, con una combinación de los servicios prestados por Pettovello en el recorte de la asistencia alimentaria y por Bullrich en las tareas represivas.

Aquí por «radicalizarse» podría entenderse cualquier expresión democrática de rechazo ante el plan de hambre de masas que se gesta en la Argentina mileísta. El gobierno ya usó el cuco de la «radicalización» más de una vez. Entre ellas, la masivamente legítima movilización por los jubilados del 12 de marzo, en la que Bullrich hirió de gravedad a Pablo Grillo y Milei acusó un intento de «golpe de Estado».

La habilitación al espionaje discrecional contra opositores y críticos del gobierno viene a completar la estructura del plan mileísta. Si instruye a espías y servicios para perseguir a «sectores vulnerables radicalizados» es porque Milei es consciente de que su «plan» de gobierno es uno que empuja a los trabajadores y sectores populares a salir a la calle. El Plan Milei pone sobre la mesa la posibilidad de estallidos sociales porque es radicalizadamente derechista, anti obrero y anti democrático.

Fuentes cercanas al gobierno y la SIDE declararon luego de la filtración que el espíritu del nuevo PIN consiste en modelar «el relato» social, sumarle punto a Milei en la batalla cultural. No es novedad la importancia que Milei y compañía le dan a este «frente». El año pasado, el gobierno intentó asignarle 100.000 millones de pesos a la SIDE mediante un escandaloso DNU que fue rechazado por el Senado pero que nunca trató la Cámara Baja. En la última reasignación presupuestaria, efectuada a principio de mayo de este año, la SIDE recibió $25.500 millones más. El presupuesto para este año subió hasta los $80.800 millones y a $13.400 millones para «gastos reservados» (es decir que no deben ser justificados ante el Poder Legislativo).

El papel de los servicios durante este año y medio de gobierno mileísta fue alevosamente protagónico. Una constante en casi toda movilización combativa contra las medidas de Milei fue la presencia de grupos de infiltrados pertenecientes a las fuerzas represivas y los grupos de operaciones de inteligencia. Así fue el 12 de marzo pero también en ocasiones anteriores, como las concentraciones en rechazo a la Ley Bases, durante la primera mitad del 2024.

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