En abril de 2017, Rodríguez Lastra obligó a parir a una joven que había sido violada en Cipoletti, Neuquén. En mayo de este año, lo declararon culpable por incumplimiento de sus deberes como funcionario público al obstruir la ILE correspondiente. Hoy, dictaron su condena de 1 año y dos meses de prisión, y no podrá ejercer la medicina por 2 años y 4 meses.
Tanto el médico antiderechos, como su defensor, no se presentaron a la lectura del fallo. Durante todo el juicio, la defensa se posicionó como víctima. Tal es así, que la semana pasada estuvo en un encuentro de antiderechos profesionales, al que llaman “Congreso Provida” en la provincia de Salta. Un evento organizado por iglesias evangélicas y organizaciones afines, donde Rodríguez Lastra disertó en una actividad llamada “cuando defender la vida se vuelve un delito”.
La obstrucción del aborto no punible no fue la única oportunidad en que el médico maltrató a una mujer. Durante el ejercicio de su función, como jefe del servicio de ginecología, se abrieron ocho expedientes donde lo acusan de maltrato, violencia verbal y hostigamiento a mujeres del personal hospitalario y también a pacientes. El propio fiscal, Santiago Márquez Gauna, aseguró que “durante todo el juicio quedó claro que Rodríguez Lastra tiene una actitud de destrato hacia las mujeres, basta con ver quiénes son sus testigos, que son todos varones”. Podría decirse que el odio a las mujeres ordena su vida, y es tan evidente que la justicia lo reconoce y condena.
Ahora, en el sin fin de los procesos judiciales, hay que esperar a que la sentencia quede firme. El problema que se interpone es que la defensa dijo que apelaría y que intentarían llegar a la Corte Suprema. Mientras tanto puede seguir ejerciendo como médico y seguirá siendo jefe.
