Este jueves tuvo lugar una nueva jornada sangrienta en la Franja de Gaza. La Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron 130 objetivos, principalmente en el norte y sur del territorio, alegando que esos lugares fueron utilizados por los grupos militantes que conforman la resistencia gazatí.

Estos ataques dejaron un saldo de 120 personas muertas, entre las cuales se reportan mujeres y niños. La mayoría de las víctimas se encontraban en la ciudad de Khan Younis, en el sur del enclave, donde fueron alcanzadas por los bombardeos mientras descansaban en sus casas o en tiendas de campaña.

“Ha habido bombardeos israelíes intensos toda la noche (…) Tenemos miedo de día como de noche. Cada día muere gente, cada día, hay heridos. No sabemos cuándo nos tocará”, declaró Amir Saleha, un residente del norte de Gaza.

Hace 19 meses comenzó la sangrienta ofensiva sionista contra la población gazatí, sometida desde entonces a una barbarie sin precedentes en las últimas décadas. El Ministerio de Salud del enclave estima en más de 53 mil las personas asesinadas por las fuerzas armadas israelitas, en su enorme mayoría civiles.

Además de la muerte y destrucción provocada por los ataques militares, el gobierno de Netanyahu instauró un bloqueo total al territorio, impidiendo la entrada de cualquier tipo de ayuda humanitaria desde el 18 de marzo.

La crisis humanitaria es dramática, al grado que la totalidad de la población gazatí (2,4 millones de personas) están amenazados por una hambruna masiva. Esto, según Human Rights Watch, confirma que Israel utiliza el bloqueo como una “herramienta de exterminio”.

Mientras Israel bombardeaba Gaza, el presidente estadounidense Donald Trump, realizaba una gira por Medio Oriente para cerrar acuerdos económicos con Qatar, Arabia Saudita y los Emirato Árabes Unidos. En esa gira reiteró sus intenciones de que los Estados Unidos controlen Gaza y la transformen en una “zona de libertad”.

Lo anterior desnuda la complicidad absoluta de la Casa Blanca con el genocidio que desarrolla el Estado colonial y racista de Israel contra la población palestina. Las palabras de Trump envalentonan a los sectores de extrema derecha sionista a profundizar la masacre.

De hecho, recientemente el gabinete sionista aprobó por unanimidad la Operación Carros de Gedeón, con la cual prevé la conquista y ocupación de Gaza. Abiertamente habla del desplazamiento forzado de la población civil al sur del territorio.

En otras palabras, las autoridades sionistas hablan públicamente de la limpieza étnica que quieren desarrollar para colonizar el enclave, por lo cual insisten en buscar países que acojan a los palestinos que emigren de forma “voluntaria”, esto es, escapar de la muerte por hambre o los bombardeos sionistas. En eso consiste la “zona de libertad” que quiere crear Trump de la mano del genocida de Netanyahu.