Este martes (1) el ejército de Israel ordenó la evacuación del sur de la ciudad de Rafah y de otras ciudades cercanas, alertando que en las próximas horas iría a atacar esas zonas para luchar contra los “terroristas”.

Además, les impuso a los desplazados dirigirse hasta los campamentos de refugiados en Al Mawasi, denominada como un “área humanitaria” por los sionistas, aunque ya fue ataca en reiteradas ocasiones.

De esta forma, las fuerzas de ocupación prosiguen con sus planes de limpieza étnica en la Franja de Gaza, tal como vociferan públicamente los representantes de la extrema derecha sionista que componen el gabinete de Netanyahu.

Para eso cuentan con el apoyo abierto de Trump, cuyas intenciones de convertir el territorio gazatí en una “Riviera del Medio Oriente” y trasladar a la población nativa hacia otros países, es una forma “velada” de alentar al sionismo para que ejecute su plan de “solución final” contra el pueblo palestino.

Lo anterior explica la intensidad de los ataques desde que Israel rompió la tregua de forma unilateral el 18 de marzo. Desde entonces, se estima que murieron más de mil palestinos por los bombardeos y, además, que un 20% del territorio de la Franja está bajo órdenes de evacuación, sin contabilizar el área de amortiguación y el corredor Netzarím.

Al hecho de vivir en un ambiente donde la muerte y la destrucción son algo cotidiano, los sobrevivientes también están sometidos a constantes desplazamientos que les impiden reconstruir sus hogares y retomar los vínculos de pertenencia con su tierra. Según registros de la ONU, tan solo en 2024, alrededor del 90% de la población gazatí fue obligada a desplazarse de sus hogares, en la mayoría de los casos en varias ocasiones.

“Ya no nos queda nada, ni para consumir, ni dinero. No podemos garantizar las necesidades primarias”, declaró a EFE Sabri Abu Lainin, un gazatí que fue desplazado en diez oportunidades desde que comenzó la masacre sionista el 7 de octubre de 2023.

Por otra parte, los bombardeos sionistas tienen como principal objetivo a los niños y niñas palestinas, desnudando la falacia de que sus operaciones son dirigidas contra objetivos militares.

Las estadísticas son elocuentes al respecto. En los últimos diez días, los bombardeos israelíes mataron 322 infantes y dejaron a otros 609 heridos. De acuerdo a la UNICEF, la mayoría de esos niños y niñas estaban desplazados, refugiados en tiendas improvisadas o en viviendas cercanas.

Estas escalofriantes cifras se suman al total de 15 mil niños asesinados, 34 mil heridos y al millón de infantes desplazados desde que comenzó la invasión militar.

Es necesario que prosigan y se incrementan las movilizaciones internacionales en defensa del pueblo palestino, para frenar la limpieza étnica que el sionismo, en comunión con el imperialismo estadounidense, lleva a cabo en la Franja de Gaza.

Asimismo, cada vez queda más en evidencia ante el mundo el carácter colonial de Israel, que, mientras exista, tendrá como objetivo avanzar con la ocupación de los territorios palestinos y masacrar a sus habitantes nativos. Por ello, es fundamental la lucha por la destrucción del Estado colonial sionista y la construcción de una Palestina laica, democrática y socialista, donde convivan libremente todas las personas independientemente de su credo u origen étnico.