Kalinec había sido condenado en 2010 a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal 2 por su participación en secuestros, tormentos y asesinatos en los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo. Allí, era conocido por el alias de ‘Doctor K’.

A ese mismo Eduardo Kalinec, condenado a prisión perpetua por su encumbrada ubicación en la jerarquía de los genocidas del golpe del 76, le otorgaron la libertad condicional, un fallo de la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal le acaba de dar la libertad condicional. Ya le habían sido concedidas salidas transitorias.

La libertad no es para los genocidas. Ellos y sus cómplices empresariales y eclesiásticos son los responsables políticos y materiales de la desaparición, muerte, tormentos, secuestro de niños, violaciones cometidos contra la generación y los luchadores que lucharon contra las injusticias y las inequidades.

Kalinec ocupó un puesto no precisamente “protocolar” en esa represión furibunda. El fallo acompaña los vientos en contra del gobierno nacional, y se suma a las absoluciones en los juicios como el Villazo, la catarata de domiciliarias y también las libertades condicionales a los genocidas.

“El discurso (del Gobierno) es el que sostuvo mi padre durante estos 20 años de cárcel, en donde no ha logrado reflexionar nada respecto a sus crímenes y el daño que generó. Sigue pensando que secuestrar, torturar, asesinar personas y robar sus bebés fue lo correcto en el marco de una guerra como ellos dicen” dijo sobre el fallo Analía Kalinec, hija del genocida. Ella es miembro de la agrupación Historias desobedientes, familiares de genocidas que los quieren ver donde merecen estar: en la cárcel.

“En un primer momento pensé que mi papá era inocente. Escuchar el relato de las víctimas, el avance del juicio y su posterior condena fue lo que a mí me obligó a tomar un posicionamiento conforme a mi sentir que fue acompañar a las víctimas” dijo en Radio 750 Analía.

Hay que recordar los nombres de la infamia. Los camaristas que le dieron el beneficio de la libertad condicional a Kalinec son Gustavo Hornos y Javier Carbajo. Lo hicieron desestimando un informe que aclaraba que el genocida no se arrepentía de sus actos.

Kalinec había participado en toda la cadena represiva: en los secuestros, en las torturas, en el manejo de los detenidos y en la fase final del exterminio, con las inyecciones para adormecer a quienes serían arrojados en los vuelos de la muerte. Sus víctimas rechazan tener que saber que se lo pueden cruzar por la calle.