La crisis de la AFA y la campaña de la derecha por la privatización de los clubes

Uno de los detonantes de la crisis fue una resolución tan inesperada como controvertida: la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) declaró este jueves a Rosario Central campeón de la Liga Profesional 2025, basándose en su posición de privilegio en la tabla anual. El reconocimiento, que hasta ahora no existía como título oficial, fue decidido en una reunión exprés del Comité de la Primera División. La medida, inédita y fuertemente cuestionada, profundiza las críticas hacia la conducción de Claudio Tapia.

Se trató de la instauración de un trofeo que no había sido anunciado ni contemplado al inicio de la temporada. Fue un giro reglamentario que, lejos de celebrarse unánimemente, abrió un intenso debate sobre la legitimidad del nuevo Trofeo, pero que va mucho más allá del título en sí.

Durante los últimos años, bajo la conducción de Claudio “Chiqui” Tapia, la AFA ha sido cuestionada por la variabilidad constante en los formatos de torneo y en los criterios para ascensos y descensos. Ya se habían modificado la cantidad de ascensos y descensos en medio de los certámenes en varias categorías, pero nunca había ocurrido que se creara un título oficial con la competencia ya en marcha. Por eso, la proclamación del Canalla como “mejor equipo del año” se vive como una maniobra desprolija y sin precedentes.

El anuncio llega en un contexto cargado de tensión, marcado por crecientes críticas hacia la AFA por fallos arbitrales que generaron fuertes sospechas y malestar reiterado en numerosos clubes e hinchas del futbol argentino. En ese escenario, la creación repentina de un nuevo campeón no hizo más que avivar el fuego.

Si bien Rosario Central celebra el reconocimiento deportivo por su campaña sostenida, la decisión institucional promete seguir generando repercusiones en el fútbol argentino, un terreno cada vez más habituado a los cambios repentinos y las controversias reglamentarias.

Para echar más leña al fuego, la AFA resolvió que Rosario Central fuera recibido con un pasillo de honor en su próximo partido ante Estudiantes de La Plata. El anuncio llegó de la mano de Pablo Toviggino, tesorero de AFA y figura de máxima confianza de Claudio “Chiqui” Tapia. El dirigente comunicó la decisión a través de X y acompañó la publicación con un mensaje cargado de tensión (o amenazas) hacia el presidente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón.

“Qué 2026 te/nos espera!! Cuidate mucho, boina multicolor. Ahora a cumplir el reglamento, que establece el ente rector, la Asociación del Fútbol Argentino. En fin”, escribió, junto al documento que ordena la realización del pasillo “tal como se viene realizando en las competencias organizadas por la Liga Profesional de Fútbol”.

La medida se basó —según el texto oficial— en la necesidad de reconocer “al recientemente designado Campeón de la Liga 2025”, e instruye a los organizadores para coordinar el pasillo entre ambos equipos al momento de la salida al campo de juego. En respuesta, los jugadores de Estudiantes de La Plata finalmente le hicieron un pasillo pero ¡de espaldas! a los jugadores de Rosario Central, como repudio a la decisión del Comité Ejecutivo del Futbol Argentino.

En una escalada del conflicto entre la AFA y el Club de La Plata, el Tribunal de Disciplina de AFA abrió una investigación por la protesta realizada por jugadores del Pincha, que derivó en duras sanciones para el Presidente Juan Sebastián Verón y varios jugadores del plantel Profesional.

El otro foco de polémica estalló cuando usuarios en redes sociales detectaron que el instrumento reglamentario citado para justificar eventuales sanciones —el Boletín N° 6625, fechado el 12 de febrero de 2025— habría sido creado mucho después. Al revisar los metadatos del archivo PDF, figura como generado el 23 de noviembre a las 19:21, es decir, durante el mismo partido entre Estudiantes y Rosario Central.

El descubrimiento se viralizó de inmediato y fue bautizado por los hinchas como el “PDF Gate”, alimentando sospechas sobre la improvisación y la transparencia de la AFA en medio de un escenario ya cargado de críticas.

Todo para el lucro: el oportunismo de la derecha y la campaña por las SAD

Esta discusión se enmarca en un debate profundo acerca de si los clubes deben seguir siendo asociaciones civiles o si deberían convertirse en empresas privadas a través de las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas). El debate fue originalmente impulsado por Mauricio Macri, que quiere abrirles de par en par las puertas a sus amigos mega ricos para que se apropien de los clubes. El plan del entonces presidente era que pasasen a ser empresas, cuyo único objetivo sea generar ganancias para sus dueños y minimizar cualquier posibilidad de riesgo para los accionistas.

Los manejos cuestionables e irregulares de los dirigentes de la AFA vienen generando un repudio genuino entre hinchas, socias, socios y espectadores. Ese descontento está siendo aprovechado por la ultraderecha y por el presidente Milei, quienes intentan instalar la idea de que la única salida es la incorporación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino. La ultraderecha en Argentina intenta capitalizar el malestar general y las críticas cotidianas a la AFA junto a las denuncias por maniobras de lavado de dinero y evasión fiscal por más de 818.000 millones de pesos para avanzar con la propuesta de permitir la gestión privada de los clubes argentinos.

En esa línea, podrían contar con el aval de Juan Sebastián Verón, una de las figuras que abrió la discusión sobre la gestión privada de los clubes al acercar al empresario estadounidense Foster Gillet, responsable de un paso desastroso por el club Liverpool de la Premier League (Inglaterra) y de llevar al Rampla Juniors uruguayo a su primer descenso a la Tercera Categoría y marginarlo del fútbol profesional de Uruguay.

La crisis que atraviesa la AFA es, ante todo, una crisis de representatividad. La entidad no representa a ningún hincha ni a ningún socio de los clubes, y esa distancia se evidencia cada fin de semana en las canciones que se entonan desde las tribunas y manifestaciones que se repiten en las canchas de todo el país. Aun así, buena parte de la dirigencia continúa alineada con Claudio “Chiqui” Tapia, incluso frente al repudio popular, mientras que algunos opositores optan por un silencio llamativo pese a los ataques que reciben desde la propia AFA.

Del otro lado, tampoco logra respaldo social la avanzada para convertir a los clubes en sociedades anónimas: el grito “el club es de los socios” se escucha en cada asamblea y en cada partido como una respuesta clara. No hay consenso social en Argentina para que los clubes se vuelvan empresas.  La paradoja es que quienes dicen defender a los clubes de la privatización terminan, en la práctica, facilitando el terreno para que esos discursos avancen. Y es precisamente en las grietas que deja esta crisis donde intenta colarse el discurso de la derecha.

El camino de la privatización del Futbol Argentino busca seguir privilegiando aún más las ganancias empresariales, mientras alejan a los sectores populares de las canchas y de la práctica del deporte más popular del país. Es necesario que en los clubes y en la AFA haya un manejo más democrático de las actividades que priorice los intereses de las instituciones sociales y no de las ganancias empresariales, que profundizan cada vez más las desigualdades en todos los ámbitos deportivos.

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