Juan Grabois, del odio al amor con el megaempresario agropecuario Gustavo Grobocopatel

El empresario fundador de uno de los grupos líderes del agronegocio argentino y el dirigente de la UTEP protagonizaron un debate en la Universidad de Córdoba donde Grabois hizo todo lo posible por dejar clara su sumisión hacia las patronales agrarias.

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Juan Grabois

Para comenzar, conviene repasar un poco quién es quién.

Gustavo Grobocopatel

Conocido como “el rey de la soja”, es uno de los herederos de la familia Grobocopatel, dinastía de terratenientes que fundó el grupo empresarial Los Grobo. Este verdadero monstruo económico del campo es uno de los principales agroexportadores de Argentina (aunque tiene también negocios en Brasil y Uruguay) y sus actividades abarcan desde la producción y distribución de insumos hasta la siembra, cosecha y comercialización de los granos.

Productores de trigo, maíz, cebada, girasol, sorgo y principalmente soja, Los Grobo acopiaron en el año 2021 dos millones de toneladas de producto gracias a sus 220.000 hectáreas de tierra[1], con una facturación total anual de u$1.000 millones. Como buen latifundista, Gustavo Grobocopatel es un férreo opositor a las retenciones al campo, las cuales considera que hacen a su sector perder una producción extra de u$10.000 millones al año.[2] Sector que en defensa de su derecho a hacerse aún más obscenamente millonario se moviliza con expresiones facistoides, como ocurrió esta misma semana.[3]

Juan Grabois

Posiblemente necesite menos presentación por estos lares, pero vale recordar que el autodenominado líder del “campo popular” es dirigente del Frente Patria Grande, el Movimiento de Trabajadores Excluidos y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular. Orgánico del Frente de Todos, Grabois es también funcionario del Vaticano y protegido personal del Papa Francisco I.

Del odio al amor

En el marco de una charla en la Universidad Nacional de Córdoba, Grabois y Grobocopatel tuvieron la semana pasada la oportunidad de encontrarse frente a frente. Todo hacía predecir un animado combate de ideas, ya que se sentaban en el mismo auditorio un magnate representante de la clase terrateniente sojera y un militante defensor de los derechos de los pequeños campesinos. Nada de eso ocurrió. Grabois, que en 2018 publicó un libro sobre la burguesía agraria llamado La clase peligrosa[4] que tiene a Grobocopatel como uno de sus principales denunciados, salió ahora a aclarar que retira las ofensas.

El líder de Patria Grande afirmó que el Grobocopatel del libro «No era él, era un símbolo porque no lo conocía. Nunca entendí muy bien qué es lo que hace. Aunque él tampoco sabe muy bien lo que hacemos nosotros”. “Grobocopatel no es el señor malo de mi libro. Es un símbolo. El Grobocopatel actual, real, nos va a ayudar a hacer algo muy importante”. Esa muy importante tarea que el, ahora bondadoso, empresario sojero y el dirigente social planean emprender juntos es un acuerdo de trabajo para pequeños productores.

Criticado por un miembro del auditorio por su nueva sociedad con semejante monstruo del agro, Grabois expresó que “Si yo me tengo que dar un beso en la boca con Grobocopatel, o con quien carajo sea, para que 50.000 compañeros agricultores tengan la posesión perpetua de sus tierras, lo voy a hacer, y si le querés llamar a eso sociedad, llamale sociedad. Y a mí me importa un carajo los troskos, los medios troskos y los más o menos troskos”.

Lo curioso es que del acuerdo que Grabois está tan empeñado en defender contra las críticas de los troskos, se sabe poco y nada. El propio Grobocopatel tomó luego la palabra para aclarar que el no tiene ningún acuerdo con Grabois, y que nada quiere saber de recibir un beso en la boca del barbado asesor vaticano. Por el bien de los lectores evitaremos profundizar la imagen mental del beso entre estos personajes y pasaremos a notar que eso que Grabois llama acuerdo y Grobocopatel llama colaboración. Se trata del destino de 50.000 pequeños productores agrarios que se encuentran en un estado de inestabilidad debido a no poseer la propiedad de la tierra en la que trabajan.

El fundador de Los Grobo afirma estar trabajando con otros empresarios en soluciones al problema. De más está decir que nadie habla entonces de nada parecido a una reforma agraria, ni un cuestionamiento alguno a la propiedad privada de cantidades absurdas de campo por parte de los líderes sojeros. Cuanto mucho, esta colaboración de la que nada más quiere decir puede tratarse de un acuerdo de sumisión en que los campesinos necesitados trabajen de forma casi esclava para Grobocopatel quien les permita habitar esa tierra, sin por ello darles la propiedad de nada.

«Se hace lo que se puede»

Juan Grabois es un líder posibilista. Es un líder del “se hace lo que se puede”, de la imagen izquierdista y usufructo de la mística militante que llevan a los sectores burgueses más rancios afirmando que no hay cambio revolucionario alguno posible. La épica de Grabois en el frente de todos es un discurso de lucha del “campo popular” contra la oligarquía y la derecha. Con esta nueva mamarrachada, Grabois vuelve a demostrar que las convicciones y el poder de fuego del posibilismo se desvanecen en el aire frente a cualquier poder real.

De la lucha contra la rancia oligarquía al lavado de cara a uno de los principales megaempresarios del agro, de la reforma agraria al acuerdo de sumisión, de la lucha antiimperialista al acuerdo con el fondo. El “mal menor” no hace otra cosa que reafirmar su constante sumisión ante el “mal mayor”. Para hacer frente a los empresarios del campo que juntan dólares en pala y los fugan, vamos a un acuerdo con… los empresarios del campo que juntan dólares en pala y los fugan.

A Grabois al parecer le importamos un carajo los troskos, pero nos mencionó demasiadas veces para creerle. La confesión detrás de su lavado de cara a Grobocopatel y sus insultos a la izquierda es que solo esta última, la izquierda de independencia de clase, la que no tranza con ningún empresario ni de la industria ni del campo, la que puede enfrentar a estos monstruos. El contraste lo dio Manuela Castañeira del Nuevo Mas, quien dejó claro que el único programa de izquierda posible respecto al campo argentino actual es la expropiación de todo campo de más de 500 hectareas.[5] Frente al posibilismo de la UTEP y el Frente de Todos, independencia de clase. Sin besos a ningún explotador de nuestros compañeros.


 

[1] Fuente: https://www.losgroboagropecuaria.com/

[2] https://www.cronista.com/economia-politica/renta-inesperada-grobocopatel-el-rey-de-la-soja-revelo-cuantos-dolares-mas-tendria-argentina-si-no-hubiera-impuestos/

[3] https://izquierdaweb.com/manuela-castaneira-repudio-las-expresiones-fascistoides-durante-la-movilizacion-de-las-patronales-agrarias/

[4] https://www.planetadelibros.com.ar/libro-la-clase-peligrosa/281448

[5] https://izquierdaweb.com/castaneira-en-intratables-hay-que-expropiar-los-campos-de-mas-de-500-hectareas/

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