Francia venció a Marruecos 2-0: cómo llega a la final con Argentina

La selección de Mbappé le ganó 2 - 0 a Marruecos, el equipo revelación del Mundial, en una semifinal teñida de pasiones políticas y disputará la final este domingo. Cómo llegan Francia y la Argentina a la final.

0
758

La selección gala madrugó a los marroquíes con un gol a los 4 minutos del primer tiempo. La defensa menos goleada de la competencia (había recibido tan sólo 1 gol en los primeros 5 partidos) sufrió una desinteligencia temprana cuando Antoine Griezmann se coló por detrás del stopper izquierdo y puso la pelota dentro del área. Tras una serie de rebotes fue Theo Hernández, el 3 francés, quien encontró la pelota en la puerta del área chica y sentenció el 1-0.

A partir de allí el partido fue a matar o morir. Ambos equipos tuvieron oportunidades para marcar durante la primera mitad. Un remate de Ounahi (el volante marroquí que juega sorprendió a propios y ajenos en Qatar) podría haber sido el empate a los 11′ pero Lloris le dijo que no.

A los 43′ fue el palo el que le negó el empate a Marruecos tras una chilena acrobática de Jawad el Yamiq.

Durante la segunda mitad los marroquíes pusieron a la defensa francesa contra las cuerdas en varias oportunidades pero sin poder causar daño. Hasta el Principito Griezmann tuvo que correr a despejar el peligro dentro del área francesa.

Tras algunos minutos de zozobra el técnico francés intervino en el curso del partido. La salida de Giroud, el reemplazante de Benzemá que terminó consagrándose como el goleador histórico de la selección francesa, le dio paso a la velocidad de Thuram y liberó a Mbappé de la banda para posicionarse como 9 y esperar a liquidar el partido de contra.

La tranquilidad llegaría para los franceses en el minuto 79. Tras un desborde del propio Thuram por la izquierda, la pelota le llegó a Mbappé y se sembró el caos en la línea de 5 marroquí. Tras una triple gambeta que dejó 4 defensores por el camino, el disparo del 10 francés se desvió y llegó a los pies del recién ingresado Kolo Muani. El francés venció el intento de un Bono desesperado y sepultó los sueños marroquíes de llegar por primera vez en la historia a la final del mundo.

Un partido con trasfondos políticos

Hasta hace un mes atrás, nadie daba un peso por la selección marroquí. Hoy los africanos esperan disputar el tercer puesto contra la Croacia de un Modric veterano y ya han hecho historia. Es la primera vez en la historia de los mundiales que una selección africana conquista el pase a la semifinal. No hacen falta muchas más explicaciones para dar cuenta de por qué Marruecos fue la selección revelación de Qatar 2022.

Todos los días se dice que «en el fútbol se gana y se pierde» más allá de los méritos. Pero Marruecos no llegó a las semifinales por suerte. Su plantel se nutre de jugadores de las ligas europeas. Bono es el arquero del Sevilla. Hakim Ziyech, el número 7 marroquí, juega en el Chelsea inglés y se mueve en la liga más competitiva del planeta. Azzedine Ounahi, el volante revelación, se desempeña en el Angers de la Ligue 1 francesa, y podría dar un salto en términos de contrato tras el mundial.

Pero el fútbol no transcurre en el vacío (como más de un periodista y dirigente fifista sigue intentando demostrar) y la explicación al fenómeno marroquí no es meramente anecdótica. El deporte no corre por fuera de la vida de la sociedad; por eso no debería llamar la atención el ahínco de los jugadores marroquíes para llegar a jugar los 7 partidos.

Marruecos, un país sin aparente tradición futbolística, dejó por el camino a rivales de jerarquía. Y esos rivales fueron, no casualmente, las selecciones que representan a países que tienen una larga historia de enemistad con el pueblo marroquí.

España, derrotada en los octavos, tiene una historia de siglos de opresión sobre Marruecos y la región del Magreb. Al día de hoy, el Estado Español sigue manteniendo enclaves coloniales en suelo marroquí. Hace pocos meses este tema volvió a ponerse sobre la mesa tras el asesinato de varios migrantes por parte de las fuerzas represivas españolas (y marroquíes) en Melilla.

Algo similar sucede con Francia. Los migrantes marroquíes son hoy la segunda población migrante en suelo francés y viven en situaciones de precariedad escandalosas. Hace pocos días, el gobierno de Macrón tuvo el tupé de reprimir los festejos de los hinchas marroquíes en París. Para el partido contra Francia, el gobierno desplegó 10.000 efectivos policiales, preparando una nueva represión de forma anticipada.

Una victoria sobre Francia habría significado un hito futbolístico para la selección marroquí, pero también una reivindicación simbólica para una población que sufre día a día la opresión de los gobiernos xenófobos europeos.

Los marroquíes perdieron contra el campeón defensor y no llegaron a la final. Pero ya han hecho historia y conquistaron el respeto de millones de hinchas y aficionados que miran hacia Qatar.

También se ganaron el respeto de los jugadores franceses. Esto fue claro durante todo el partido: no hubo provocaciones anti – deportivas, no hubo insultos, no hubo sobradas por parte de los franceses. Incluso pudo verse a varios de les bleus consolando a los marroquíes tras el final del juego. En una selección mayoritariamente hija de africanos y migrantes, no sorprende el compañerismo hacia colegas africanos que quedarán en la historia de los mundiales. Una vez más, los futbolistas demostraron que no son los pueblos sino los gobiernos los que instrumentalizan la violencia xenófoba contra las poblaciones migrantes.

Macron, el responsable de la represión contra la población marroquí, miró el partido desde el palco con una sonrisa. Pero no será él a quien recordarán los aficionados del deporte más popular del planeta.

Cómo llegan los finalistas

Francia espera por Argentina este domingo en el estadio Lusail. Los dirigidos por Didier Duschamps intentarán repetir el título del 2018 para recrear un logro sólo alcanzado por el Brasil de Pelé en los mundiales ’58 y ’62. Los franceses llegaron a Qatar como favoritos indiscutidos para la prensa deportiva de todo el planeta, seguidos desde atrás por el Brasil de Neymar.

El camino de la selección gala fue tranquilo pero no tan deportivamente deslumbrante como suponían los millones de dólares generados en publicidad por los Mbappé, Dembelé y Griezmann (por no hablar de Benzemá y otras figuras que quedaron afuera por lesión). Tras salir primero de su grupo sin problemas, Francia se deshizo de Polonia por 3-1 en los octavos y eliminó a una Inglaterra poco firme en los cuartos de final.

Argentina, por su lado, viene de golear 3-0 a la Croacia de Luka Modric con una actuación de Messi que no merece comentarios por su nivel. De no tratarse de Messi, podría decirse que su actuación fue excepcional. Con un gol de penal y una asistencia Julián tras una jugada maradoniana, el rosarino fue totalmente decisivo para ingresar a la final. Difícil encontrar punto de comparación, salvo en la carrera previa del propio Lionel.

El desempeño de la albiceleste fue de menor a mayor durante la competencia. Tras el cachetazo contra Arabia Saudita en el debut, Argentina conquistó el pase a octavos tras vencer a México y Polonia por 2-0 en ambos casos. Los octavos contra Australia parecían un trámite hasta el descuento de los canguros sobre el final del segundo tiempo. Una vez más, fue el Dibu Martínez quien resguardó las aspiraciones argentinas tras impedir el empate australiano en el último minuto.

En los cuartos llegó Holanda y llegó la polémica, un elemento que parece perseguir a la selección argentina a través de la historia de los mundiales. Tras ser claramente superior durante los primeros 70 minutos, el doblete de Wout Weghorst y, sobre todo, las mañas de Mateu Lahoz llevaron el partido al alargue. El árbitro español, hijo sano de una FIFA adicta a las definiciones por penales y al rating televisivo, bombeó a la selección argentina durante todo el partido. Un tiro libre inventado a las puertas del área en el último minuto de juego y 9 amarillas para el equipo argentino fueron sólo algunas de las muestras de intenciones de Lahoz.

El innegable temple de acero de Emi Martínez y de los pateadores argentinos volvieron las cosas a su lugar y dejaron a la selección de Van Gaal en el basurero de la historia mundialista.

Ni el juego sucio (una verdadera tradición en la identidad futbolística holandesa reciente), ni las provocaciones vangaalistas (desde Riquelme hasta hoy, siempre contra el fútbol argentino), ni la intervención de un referee amañado lograron dar por tierra con las aspiraciones de una Argentina que llega a la final sumamente moralizada. La mayor fortaleza de la Scaloneta es, a todas luces, su capacidad para intervenir en el curso del partido y remontar lo irremontable. Así lo señalan todos los periodistas deportivos del planeta y muchos hinchas.

Lo que suele dejarse de lado es que el carácter no es simplemente una emanación de la personalidad de los jugadores, sino también un valor deportivo. Con un Messi que volvió a dar credenciales de ser el mejor del planeta, un Julián Álvarez que mejora su nivel partido a partido, un arquero que transmite seguridad en los momentos críticos y un equipo cada vez más sólido en todas las líneas, la Argentina logró abrirse camino hacia la final después de la inesperada derrota con los saudíes, cuando ni propios ni ajenos se animaban a poner las manos en el fuego por el equipo de Scaloni.

En todo caso, los favoritos y campeones defensores deberán enfrentarse a una selección sudamericana, de esas que según Mbappé «no están tan avanzadas» en términos futbolísticos como las europeas. Tampoco el fútbol marroquí es estimado como «uno de los más avanzados» del mundo a nivel ligas, pero la selección africana logró cavar la tumba de España y Portugal (otro de los favoritos al comenzar el Mundial) en su camino hacia las semifinales.

 

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí