Sin embargo, tanto el Ministro de Interior como los medios de comunicación del régimen se esforzaron por hacer énfasis en la baja del nivel de movilización. Recalcan que es la 14ava desde el comienzo de la lucha contra la reforma.

La movilización se realiza luego de que el domingo pasado el Boletín Oficial francés incluya dos decretos que inician la implementación de la reforma. Uno de ellos, habla de aumentar paulatinamente la edad de jubilación a 64 años.

Entre las voces de la movilización, una manifestante agrupada en la CGT francesa comentaba a periodistas de Europe1: «hay que ser realistas» y «será difícil que no haya una pausa con las vacaciones». En efecto, los sectores de la intersindical -igual que el gobierno- esperan que esta movilización sirva como cierre para el proceso de lucha contra la reforma previsional.

La burocracia sindical dice «c´est fini»

A pesar de que la magnitud de la movilización demuestra la fuerza persistente del pueblo francés, los dirigentes sindicales comienzan a prepararse para las vacaciones. Una de las voces de la Intersindical, Laurent Berger del CDFT se sinceró con estas palabras: «el partido está por terminarse». También Céline Verzeletti, secretaria de la CGT anticipaba que «la jornada no estará al nivel de las movilizaciones más grandes».

Sin embargo, la negativa de la Intersindical a llamar a un paro verdadero para la jornada del 6 de junio es coherente con una orientación de desmovilización que viene sosteniendo durante todo el conflicto. Huelgas espaciadas y ajustadas al calendario parlamentario, expectativas puestas exclusivamente en las instituciones – como el veredicto del Consejo Constitucional – fueron trabas intencionales para evitar un desborde.

El intento de vuelta a la normalidad tuvo algunas contramarchas como la huelga de trabajadores de Disney París el 5 de junio. Los trabajadores venían con semanas de huelgas y reclamos por mejores condiciones laborales, así como aumentos de salarios frente a la inflación que se vive en el viejo continente.

A pesar de que este y otros sectores siguen en lucha, la burocracia sindical nucleada en la Intersindical se niega a tomar otros reclamos que excedan la reforma aprobada. Aumentos de salarios, condiciones laborales, rechazo de las medidas anti-inmigratorias como la Ley Darmanin. Estas son algunas de las demandas más sentidas entre la juventud y la población trabajadora. Así y todo, están ausentes del programa actual de la Intersindical.

Es posible que el receso de verano de un respiro al gobierno de Macron. Sin embargo, definitivamente nada volverá a ser igual en un país convulsionado durante meses por la masiva lucha contra su reforma. El autoritarismo con que las instituciones del régimen impusieron la reforma dejan expuestas las trampas de un sistema que se ve menos democrático para porciones crecientes de la población.