
Son días de tensión y crisis al interior del gobierno luego de los resultados de las PASO. Se expresan los apoyos, reproches de propios y ajenos y, una protesta que resulta poco creíble por parte de algunos sectores del FdT frente a las consecuencias del rumbo de ajuste que venían tomando.
En medio de este gran ruidoso y turbulento contexto el ministro de la cartera de Economía, Martín Guzmán, presentó este jueves lo que llaman el “corazón de la política económica” del gobierno, se trata del proyecto de ley de Presupuesto para el 2022. El primer dato es que la firma del proyecto por parte del presidente, Alberto Fernández, es una señal de ratificación de la gestión del cuestionado ministro de «Relaciones con el FMI».
Antes de detenernos brevemente en algunos de los principales indicadores de la economía y el diseño de la «hoja de ruta» en base a estos cálculos, el proyecto del Presupuesto 2022 presentado rectifica el número de la inflación de este año -habían previsto un 29%- y confirman que llegará a diciembre con un alza 45,1%. De este modo, se reconoce que la cifra que se calculó en la ley del 2021 era un gran dibujo. Ese que ayudó a ejecutar el ajuste del gobierno, por ejemplo, porque sirvió para ordenar las discusiones paritarias y otorgar aumentos salariales por debajo de la inflación.
Entre los principales trazos, el gobierno prevé un crecimiento económico del 4% del Producto Bruto Interno, un 4,6% de aumento del consumo privado, un déficit primario ubicado en un 3,3%, mientras que el déficit financiero sería del 4,9%.
El Proyecto dice que espera una baja en la inflación, que se ubicaría el próximo año en el 33%. Si nos guiamos por la experiencia de este año, al menos cabría que dudar. El dato interesante es que hablan de un dólar a $131,1 para diciembre del año que viene, es decir, un aumento del 28 por ciento. Lo que implica una devaluación.
Quiénes son los primeros en celebrar esto, el sector agroexportador. Su situación, que viene de récord en récord, mejoraría 4,7 % por el aumento proyectado en la cosecha de soja, que llegaría a las 50 millones de toneladas. Se puede ver que los patrones del campo nunca pierden y el gobierno no contempla ni por asomo subas en las retenciones ni nada parecido.
Mientras las grandes mayorías trabajadoras empobrecidas se preguntan cómo llegar a fin de mes, los grandes empresarios de la agroindustria ya festejan por adelantado. Es que solo el poroto de soja, por ejemplo, se proyecta en 520 dólares por toneladas. El conjunto del comercio exterior crecería 7,5 en exportaciones y un 9,4% importaciones.
Aunque el texto del gobierno no explicita ni detalla el pago de vencimientos de capital al Fondo Monetario Internacional. «Si este proyecto de Presupuesto previera el pago de la totalidad de los vencimientos del principal en el marco del Acuerdo del 2018 con el Fondo Monetario Internacional, se colocaría al Estado Nacional en una grave situación», dijeron desde el equipo económico.
«Respecto a los pagos de capital correspondientes al acuerdo Stand-By vigente con el FMI se espera alcanzar un nuevo acuerdo con condiciones financieras razonables durante el ejercicio 2022 que permita extender los vencimientos de más allá de 2024». Esto parece más una expresión de deseo que una certeza de que el Fondo afloje en algo respecto a las condiciones implacables que caracterizan los acuerdos con esa entidad. Sin irnos al 2001 podemos ver cómo le fue a Grecia luego «honrar su deuda» con la entidad.
Por otro lado, se proyecta una reducción de los subsidios energéticos, lo que, más allá del verso de aumentos «segmentados» es un impacto directo a plasmarse en las boletas de servicios. Eso está blanqueado, las tarifas de los servicios públicos aumentarían, pero no se adelantó cuánto. Al eliminarse la resolución 46 (de subsidio a la producción de gas) el peso de los subsidios en el PBI bajará automáticamente a 1,8 puntos.
«En cuanto a la evolución de los salarios formales, el gobierno entiende que el salario real continuará recuperándose que a septiembre de 2021 alcanza una mejora del 2,2% del Ripte, y se apunta a un crecimiento del 4% interanual para 2022, entendiendo que habrá aún dificultades con los ingresos informales afectados por la heterogeneidad de la recuperación.»
Guzmán es el funcionario que más representa el plan económico trazado por el gobierno en función de ajustar la economía a los dictámenes del FMI, que ha recibido duras críticas por parte del kirchnerismo tras la debacle electoral sufrida el domingo pasado en las urnas. A la espera de cambios en el gabinete, Alberto se muestra respaldándolo y aparentemente decidido a insistir en las políticas de ajuste que ha venido desarrollando durante 2020 y 2021.






