Debate presidencial: Milei repitió textualmente los mismos argumentos de Massera en el Juicio a las Juntas

En el eje "Derechos Humanos y convivencia democrática" Javier Milei utilizó exactamente los mismos argumentos para defender el genocidio que pronunció el dictador Emilio Massera durante el Juicio a las Juntas.

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Ayer se realizó el primero de los debates presidenciales que enfrentó a los cinco candidatos a presidente que siguen en carrera de cara a las elecciones del próximo 22 de octubre. Durante el eje «Derechos Humanos y convivencia democrática» Javier Milei utilizó exactamente los mismos argumentos para defender el genocidio que pronunció el dictador Emilio Massera durante el Juicio a las Juntas.

«En los ’70 hubo una guerra, y en esa guerra las fuerzas del Estado cometieron excesos», comenzó su alocución Javier Milei. Y continuó: «pero también los terroristas de Montoneros y el ERP mataron y asesinaron gente y cometieron crímenes de lesa humanidad».

La idea de que lo que ocurrió en la década de los ’70 fue una «guerra» y que las violaciones a los DD.HH. fueron apenas «excesos» en el marco de esa supuesta «guerra» es una idea vieja y conocida: son exactamente las mismas palabras y los mismos argumentos con los que los genocidas se defendieron en el Juicio a las Juntas.

Particularmente en el caso de Emilio Massera, el parecido con las declaraciones de Milei de anoche es casi textual, como si el «libertario» se lo hubiera estudiado: «Lo que yo sé es que aquí hubo una guerra», expresó Massera en aquel histórico juicio, en el que continuó diciendo: «una guerra entre las fuerzas legales, donde si hubo excesos fueron desbordes excepcionales, y entre el terrorismo subversivo, donde el exceso era la norma».

Vale la pena detenerse un poco en todo lo que está contenido en estas pocas pero nefastas afirmaciones. En primer lugar, resaltemos el hecho de que la «teoría de los excesos» es aun más reaccionaria que la «teoría de los dos demonios». Esta última pone (erróneamente) un signo igual entre la represión estatal y las acciones violentas de las agrupaciones armadas.

Pero esta idea de los «excesos» y de la «guerra» va todavía un paso más allá: no se condena a «ambos por igual» sino que se pretende lisa y llanamente justificar el golpe de Estado, el régimen dictatorial y la represión con la excusa de librar la supuesta «guerra contra la subversión», dejando a los «excesos» casi como un daño colateral inevitable, un costo que, siguiendo la argumentación de Massera como la de Milei, parece haber sido necesario tomar.

Repetimos: La teoría de la «guerra» es apología de la dictadura pura y dura, lo que no es muy difícil de entender teniendo en cuenta que era el relato que los propios genocidas quisieron instalar para justificar su bestialidad.

Párrafo aparte para la ridiculez y el aberrante cinismo de considerar como meros «excesos» lo que está demostrado que fue un plan sistemático de exterminio orquestado y ejecutado desde las más altas esferas del Estado: más de 700 centros clandestinos de detención, coordinación entre las distintas fuerzas represivas, tareas de inteligencia, apropiación de bebés, vuelos de la muerte, tortura y asesinato. Todo este complejo plan genocida que requirió de toda una planificación desde el poder político de facto se intentó presentar por los mismos militares como «excesos» y «situaciones excepcionales», argumento que Milei repite de manera vomitiva.

Por supuesto, Milei también recayó en el negacionismo respecto a los 30.000 desaparecidos. Arguyó que los desaparecidos son 8000, queriendo utilizar para su beneficio los casos recabados por la CONADEP en 1985. La lógica es la de siempre: sólo cuenta las víctimas identificadas con nombre y apellido, como si un genocidio clandestino se llevara a cabo trámites mediante.

No vamos a detenernos demasiado en esta idiotez, que ya se ha rebatido de numerosas formas. El solo hecho de que Milei utilice datos de hace 38 años (como si no se hubiera identificado ni un caso más desde 1985) ya habla bastante de la «calidad» de estos argumentos, y ni hablar de los numerosos informes de inteligencia de distintos países que hablan de cifras muy superiores varios años antes de que termine la dictadura.

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