El video comienza con una cita de Milan Kundera de la que se habla de la historia y la memoria de los pueblos. Se habla de la forma en la que se manipula la memoria, y da como ejemplo la quema de libros.

Increíblemente, el spot no se refiere a la dictadura militar del 24 de marzo, que literalmente quemó y prohibió miles de libros, sino a todo lo ocurrido desde que terminó la dictadura hasta hoy. Todo el video está atravesado por el increíblemente absurdo planteo de que la verdadera «dictadura» habría sido desde el ’83 hasta hoy. En cambio no se hace referencia ni a un solo hecho, ni a un sólo crimen de los miles perpetrados por la dictadura entre 1976 y 1983. Todo esto un 24 de marzo y bajo la consigna estúpida de «memoria completa».

Luego de no hablar de la quema de libros de la dictadura y sí decir que hubo «quema de libros» («simbólica», tenemos que suponer) desde el 1983 para acá (bajo la absurda hipótesis de que se «persiguió» a quien propugnaba una «memoria completa»), se nos presenta a Juan Bautista «Tata» Yofre, quien lo primero que dice es que… tiene más de 15 libros publicados apologistas de la última dictadura. Increíble pero real.

¿Quién es este escritor que nos viene a hablar de «memoria completa»? «Tata» Yofre jefe de los servicios de inteligencia durante el gobierno de Carlos Menem, y luego siguió utilizando sus contactos de inteligencia para continuar haciendo espionaje ilegal contra los gobiernos de Néstor Y Cristina Kirchner, aunque luego la justicia le garantizó impunidad por estos delitos.

Yofre tiene, en efecto, varios libros dedicados a los ’70 en la Argentina. Se trata de un viejo divulgador de la teoría de los dos demonios, cuando no directamente un apologista de los aberrantes crímenes de la dictadura.

Uno de sus más asiduos lectores era el represor Alfredo Astiz, quien llevaba libros de Yofre a los juicios en los que se lo investigaba por delitos de lesa humanidad. Los llevaba y los mostraba como provocación. Al final de la primera audiencia en la que se lo juzgó por sus crímenes en la ESMA, Astiz se levantó y amenazó a los presentes mostrando la tapa de uno de los libros de Yofre. El título era «Volver a matar».

Luego aparece el testimonio de María Cristina Viola, hija del militar Jorge Antonio Viola, asesinado por el ERP en 1974 junto con una de sus hijas, hermana de quien otorga su testimonio.

Este testimonio no tiene otra función que volver a insistir con los «dos demonios» y la «memoria completa», con el típico recurso de poner un signo igual entre el terrorismo de Estado y el plan sistemático de exterminio llevado adelante por las fuerzas del Estado, con las acciones de organizaciones armadas, una diferencia que es insalvable. Con la excusa de la muerte de una niña quieren poner en el lugar de víctimas del «terrorismo» a los perpetradores del genocidio.

No, no hubo una «guerra» ni hubo «bajas de ambos bandos» ni antes ni después del 24 de marzo, como plantea el spot. Hubo un golpe de Estado que suspendió todas las garantías constitucionales para, desde el mismo poder del Estado llevar adelante un plan sistemático de desaparición forzada y asesinato, poniendo en pie más de 800 centros clandestinos de detención a lo largo y ancho del país. No hay absolutamente ningún punto de comparación con el que reclamar una «memoria completa», que lo único que busca es justificar más o menos veladamente los horrendos crímenes de la dictadura, amparándose en la existencia de «dos bandos».

Por último, en el spot por el 24 de marzo aparece el «testimonio» de Luis Labraña, un ex militante de Montoneros que también propugna la vergonzosa teoría de los dos demonios. Su testimonio tiene un objetivo más específico: cuestionar la cifra de los 30.000 desaparecidos. Labraña dice que él mismo inventó la cifra, y Yofre pretende rematar la cuestión diciendo que se hizo «por plata».

El tema de los 30.000 lo hemos discutido largamente en otras notas, aquí solamente queremos hacer notar que la cifra comenzó a usarse recién después de publicado el informe CONADEP, cuando comenzaron formalmente las investigaciones sobre los crímenes y de esa manera se llegó a esa primer estimación, que luego terminaría ratificándose frente a cada nuevo dato que surgía, como el informe desclasificado de la inteligencia chilena para la Embajada estadounidense que habla de unas 22.000 víctimas de la dictadura argentina para el año 1978.

En resumen, la historia que cuenta Labraña es directamente mentira, y se comprueba fácilmente con que su supuesto «invento» no surgió cuando todavía estaba la dictadura, como él dice, sino varios años después, cuando se pudo empezar a recabar datos de manera formal.

En resumen, se trata de una video que no puede ser tomado en serio, es apenas un instrumento de provocación que intenta pobremente justificar los aberrantes crímenes de la última dictadura para justificar también el hambre, el ajuste y la represión que el propio gobierno lleva adelante hoy. Le respondemos siendo millones en las calles por más Memoria, Verdad y Justicia.