
La cepa amazónica, cuya expansión se explica por la falta de medida alguna de prevención por parte del gobierno de Bolsonaro, es el motivo de la segunda ola de la pandemia en Brasil. La cepa británica ya es la de mayor circulación en Reino Unido y rápidamente fue la de mayor cantidad de contagios en el país europeo. Ya se registró en Argentina la primera muerte por esta última.
La cepa de Manaos tiene un poder duplicado de contagio y hasta podría enfermar a quienes ya estuvieron contagiados. Esta variante ya ha demostrado las implicancias que tiene: Brasil ha alcanzado picos de más de 3 mil muertes diarias gracias a su diseminación.
En la Ciudad de Buenos Aires ya se detectaron tres casos y en Córdoba otros seis. Hay uno de circulación comunitaria, pues se trata de gente de la que no se sabe cómo se contagió. También hay registrados 13 casos de la variante británica y 34 de la de Río de Janeiro.
La información se obtuvo a partir de un estudio del Proyecto PAIS. Allí se estudiaron 297 casos de contagio de Coronavirus en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires y 16 de Córdoba.
A pesar de la gravedad de las noticias, el gobierno no ha girado respecto a sus declaraciones de ayer, que ponían todo el paso de las medidas a tomar en la responsabilidad individual sin ninguna medida de cuarentena ni reforzamiento del sistema de salud.
“Se observa un aumento en la frecuencia de detección semana a semana”, dijo hoy la Ministra de Salud en Conferencia de prensa. En efecto, la cantidad de contagios está subiendo de manera sostenida y las muertes podrían acompañarlo más temprano que tarde.
La segunda ola de la pandemia toca a las puertas de Argentina. La falta de una campaña de vacunación masiva y sistemática la dejó sin llaves.
El hecho es que hay laboratorios pertenecientes a Sigma que están produciendo el principio activo de la vacuna de AstraZeneca en Argentina… pero esa producción no está llegando a la población del país. El afán de ganancias de las empresas prima sobre todo lo demás: ya se ha producido y exportado una cantidad en torno a las 40 millones de dosis en suelo argentino y sin embargo nada de eso ha llegado a las salas médicas.
Los criterios comerciales sin control de los laboratorios son los que priman sobre todo lo demás, aún en el caso en que eso signifique una segunda ola de contagios y muertes.
La solución está clara: expropiar el laboratorio y poner su producción a disposición de las necesidades de salud de las mayorías populares. Esto acompañado de una campaña masiva de testeos y de fortalecimiento del sistema de salud en términos presupuestarios, que está ya muy ahogado por las exigencias de la pandemia.






