«Con frío no se puede estudiar»: la ola polar deja al desnudo el abandono educativo

Alumnos, docentes y padres de las escuelas afectadas han organizado una serie de protestas exigiendo que se hagan las obras necesarias.

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Apenas unos pocos días de intenso frío bastaron para desnudar la realidad de la situación educativa en nuestro país. Con la llegada de las bajas temperaturas, estallaron nuevamente los reclamos por la falta de gas y calefacción en las escuelas. Desde este lunes, decenas de establecimientos han suspendido las clases o reducido su carga horaria debido a que no cuentan con calefacción ni con la infraestructura necesaria para enfrentar el frío.

La situación se replica en todo el país. En la ciudad de Rosario, por ejemplo, gremios docentes informaron que son más de 100 las escuelas que no tienen gas. Pero donde más se concentra la crisis de infraestructura es en la Provincia de Buenos Aires. Tanto en el interior de la Provincia como en el conurbano, prácticamente no hay municipio que no tenga una o más escuelas con este tipo de reclamos. Sin ir más lejos en La Plata, la capital, las escuelas con problemas de calefacción se cuentan por decenas, e incluyen tanto a las del centro como a las de los barrios periféricos.

Lo mismo sucede en localidades importantes de la Provincia, como Quilmes, Olavarría, Azul y Bahía Blanca. Esta semana muchas familias se encontraron con que los directivos de las escuelas les informaban que las clases se suspendían por las bajas temperaturas. Otras escuelas eligieron recortar los horarios, evitando que la jornada empiece en la mañana temprano, cuando el frío se hace más crudo.

Cansados de que los distintos gobiernos desoigan los reclamos, alumnos, docentes y padres de los establecimientos afectados han organizado una serie de protestas exigiendo que se hagan las obras necesarias. En algunos casos han hecho cortes de calle o se han movilizado al consejo escolar. Esta mañana, alumnos y docentes del Normal N°2 de La Plata realizaron una «sentada» en la puerta del Colegio, denunciando la falta de gas. Al mismo tiempo, en el Manuel Belgrano de la misma ciudad, la comunidad educativa se manifestaba con un «frazadazo» afuera de la escuela. En todos lados se repite la misma consigna: «con frío no se puede estudiar».

Es que la semana empezó con temperaturas que por la mañana se ubicaron por debajo de los 0 grados en gran parte del país. En estas condiciones, el abandono de las obras de infraestructura atenta contra el derecho a la educación.

La situación es aun más indignante si se tiene en cuenta que el gobierno mantuvo las escuelas cerradas durante casi dos años. En ese tiempo, podrían haberse realizado las obras necesarias para que alumnos y trabajadores de la educación puedan realizar sus tareas. Pero, en realidad, las obras se contaron con los dedos de la mano, y el cierre solo profundizó el abandono educativo.

Desde la Dirección General de Cultura y Educación elaboraron una resolución para la vuelta a la presencialidad después de la pandemia. Entre ellas se destaca el ítem d del Anexo III, que señala que en caso de que se registren temperaturas menores a 10° y la escuela no cuente con calefacción, debe procederse a la suspensión de las actividades. Es decir, la resolución del propio gobierno establece suspender las clases en vez de garantizar el presupuesto para resolver los problemas de infraestructura. No se trata sólo de calefacción: muchas escuelas tienen puertas y ventanas que no cierran, vidrios rotos, agujeros en los techos, etc.

Mientras la ola polar deja al desnudo cómo los sucesivos gobiernos han promovido el abandono educativo, el gobierno actual se apresta a cumplir el plan de ajuste del FMI, lo que significa menos presupuesto para la educación pública y tarifazos a los servicios de luz y gas. Pero la organización de docentes, alumnos y la comunidad educativa pretende ponerle un freno al ajuste y luchar por condiciones educativas dignas.

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