
Un acuerdo salarial a la medida del ajuste
La propuesta básicamente se trata de un 15% de aumento al básico (valor punto), y sumas fijas remunerativas no bonificables y en negro las cuales comprenden el mayor porcentaje de la propuesta del ejecutivo llegando a un 30% promedio. Sin embargo, el rechazo fue significativo a pesar de la manipulación de las asambleas por parte de la burocracia del gremio y el mismo contuvo dos aspectos: en primer lugar por ser insuficiente teniendo en cuenta que sólo en 2020 con el congelamiento de salarios se perdió un 36% por inflación según datos oficiales. En segundo lugar, el acuerdo representa lisa y llanamente un achatamiento de la escala salarial ante la cantidad de sumas fijas que no toman la antigüedad, y otras, siquiera aportan a la caja jubilatoria ni obra social (ISSN).Como parte del arreglo se contempla una suma en negro –bono- de $10.000 a pagar en dos cuotas en los meses de marzo y abril.
A su vez, el acuerdo establece como “compromiso” (en general falsas promesas o bien dependerá de las condiciones de lucha) llamar a una nueva mesa de negociación para mitad de año.
De todos modos, más allá de cualquier aspecto económico, el gobierno debía resolver un problema político, la creciente movilización, organización y unidad desde abajo entre la docencia y los denominados autoconvocados de salud, quienes continúan con su lucha pasando por encima de su propia dirección burocrática de ATE.
El gobierno del MPN y burocracia sindical de Aten alineados al Frente de Todos, debieron apurar en cerrar un acuerdo salarial “inflado” en lo inmediato, pero que mantiene por debajo de la línea de pobreza a muchos/as compañeros/as.
Por otro lado, en el acta se estableció la derogación de la resolución 260 que permite nuevamente el llamado para cubrir cargos y horas a través de la apertura de escuelas cabeceras y asambleas presenciales. Finalmente, volvieron las asambleas presenciales para la toma de cargos y horas en todos los niveles. La gran cantidad de compañeros/as para acceder a un cargo el día que se restablecieron las asambleas en el CPE, fue la muestra de lo que denunciamos durante el 2020: que muchos docentes quedaron sin trabajo por decisión política del gobierno de ajustar en educación.
Por ello, con el paro y la bronca que crecía por abajo, el gobierno cambió su postura y rápidamente habilitó de momento el llamado a asambleas presenciales, un derecho laboral elemental que fue comprometido en el acta firmada en medio del reclamo salarial.
Una vez cerrado parcialmente este conflicto, el gobierno y las autoridades del CPE fueron acomodando las cosas para comenzar las clases o al menos con la apertura de las escuelas. Aunque de forma muy desigual se fue designando personal de planta funcional faltante junto a resoluciones que habilitarán la cobertura de cargos y horas sea en su totalidad y elementos de limpieza e insumos de sanitización sólo para comenzar las clases.
¿Y las escuelas?…
Así y todo, al día siguiente de terminado los 10 días de paro, como veníamos señalando desde nuestra agrupación, quedaban pendientes todos los reclamos (que asomaban de a poco en el marco dela medida y) que en estas semanas están emergiendo desde las escuelas ante el abandono por parte del Estado y el gobierno durante la pandemia. Una vez terminado el paro y cerrado el acuerdo salarial, el gobierno salía por todos los medios a decir que comenzaban las clases. Sin embargo, al día siguiente aparecieron en mayor cantidad los reclamos por problemas edilicios y la falta de cobertura de cargos y de auxiliares de servicio, sumado al problema concreto de que las escuelas se están reorganizando para la vuelta a la presencialidad aunque sin tener elaborados protocolos de bioseguridad.
En este sentido, se ha dado un incipiente proceso de organización y movilización en escuelas de distintas modalidades que ha puesto en alerta a la comunidad educativa ante el peligro cierto de no poder volver a la presencialidad en muchos casos. De aquí que consideramos muy importante que en cada escuela se convoque a todo el personal para debatir y decidir colectivamente como canalizar las demandas hasta la elaboración de protocolos donde se garanticen todos los elementos de bioseguridad impulsando la conformación de comités de seguridad e higiene junto a los cuerpos de delegados/as.
Es muy importante la organización que se da en cada escuela de la provincia, pero se necesita buscar mecanismos que permitan unificar todos los reclamos que en definitiva son parte de lo mismo. De aquí, se desprende la exigencia a la conducción de Aten-TEP las asambleas presenciales a las cuales se sigue negando la burocracia para debatir qué salida damos la docencia de conjunto para defender una presencialidad segura sin que se vulneren nuestros derechos laborales y del estatuto docente.