
El lunes 29/8 volvió a repetirse un episodio que ya se ha hecho costumbre, lamentablemente, en las escuelas de nivel inicial del Gran Buenos Aires. En el Jardín 904 de Glew, partido de Almirante Brown, familiares de alumnos llegaron al jardín convocados por rumores de abuso. Según refirieron las docentes en un comunicado, “la violencia por parte de unos pocos se impuso a las palabras y no permitió la comunicación y el diálogo por parte de las familias que se autoconvocaron en la puerta de la institución”. Las docentes fueron agredidas y el jardín destrozado. ¿El “motivo”? Una seño leyó un cuento sobre los secretos, uno de los temas que se tratan en ESI; los nenes contaron que la seño les habló de secretos. La conclusión: hay abusos.
La indignación ante este nuevo ataque a la docencia y la educación pública fue tanta que la directiva del FUDB tuvo que llamar a paro distrital para el 31/8 y, horas después, viendo que se venía la movilización autoconvocada, sacaron un comunicado llamando a movilizar a la Jefatura Regional.
Unas 500 maestras de inicial, acompañadas por colegas de otros niveles, marcharon a la Jefatura. Los directivos sindicales leyeron la misma declaración que vienen leyendo desde hace años cada vez que ocurre un ataque de estos, y las medidas que proponían eran las mismas que proponen desde 2015: comisión por acá, reunión por allá, aplicar la resolución de 2015. Fueron interrumpidos muchas veces por las docentes, que les gritaron de todo, agitaron cantos contra los vendidos de los sindicatos, contra las inspectoras que las aprietan todos los días en las escuelas pero ante estos hechos desaparecen, contra la jefa regional Centurión. “Paro, paro, paro, paro provincial”, era la consigna más cantada, y las intervenciones denunciando a los sindicatos las más aplaudidas.
Lo más fuerte de la jornada fue cuando una dire leyó una declaración hecha por las directoras de todos los jardines de Almirante Brown, muy sentida, con mucho dolor y mucha fuerza, haciendo responsables “a todos los ministerios implicados” y reivindicando el papel de la docencia en medio de la catástrofe social que se vive en los barrios populares.

Cuando los directivos desaparecieron dentro de la Jefatura junto a las autoridades, se realizó una asamblea que decidió no esperar a ninguna reunión y convocar a otra movilización para el día siguiente, 1/9.
Desde la Lista Gris participamos de esta emotiva movilización compartiendo con las maestras la bronca y la desconfianza absoluta hacia los directivos sindicales y el gobierno. Pero creemos que no alcanza con judicializar cada ataque a una escuela o reclamar seguridad. La escuela pública, que era vista como la puerta por donde aspirar a una vida mejor, va siendo arrasada por la violencia que provoca la desesperanza y la miseria. La lucha en común contra el derrumbe de la escuela pública y de la vida de sus comunidades es lo que puede recomponer los lazos sociales que se están perdiendo entre las docentes y la comunidad.
Además, cada uno de estos hechos confirma lo mismo: en medio de las familias que se reúnen frente a la escuela, aparece “un grupo” que corta toda posibilidad de diálogo, atacando a las docentes y a la escuela. Tantos hechos calcados en su accionar no pueden ser solo “espontáneos”. Pero obviamente, no se puede concluir nada en base a rumores. Hace falta una investigación seria, con recursos del Estado, llevada adelante por docentes y representantes de las comunidades educativas, para descular qué más hay detrás de estos brutales ataques a los y las trabajadores de la Educación y a la escuela pública.