El gobierno nacional de Milei desató un ataque furioso contra la población trabajadora mediante un ajuste brutal por inflación y la licuación del salario. Esto como parte de una política más global y reaccionaria, plasmada en el protocolo antiprotesta, el mega DNU y ley ómnibus que enfrentamos en las calles. Un plan global que ataca a las conquistas sociales, culturales y democráticas que los trabajadores supimos construir con nuestro esfuerzo y luchas durante décadas.
La escuela pública y los docentes en particular somos uno de los blancos directos de este ataque. Ya vimos en su proyecto de Ley Ómnibus los pilares de ese plan reaccionario: prohibir el derecho de huelga; eliminar la presencialidad escolar durante el 50% de la primaria y toda la secundaria con el fin de vaciar y cerrar las escuelas; relativizar el título docente y formación docente; imponer un examen final para todos los alumnos para promover los negocios privados alrededor de dicho examen e impulsar la elitización de la educación.
A este cuadro que atrasa siglos se le suma la negativa de transferir los fondos educativos a las provincias como son el FONID, Conectividad, el Fondo Compensador y los recursos necesarios para los comedores. Fondos que en algunos casos representan el 40% del salario docente y que en todos los casos significan un descuento directo sobre nuestros salarios. El cinismo de este gobierno es tan descarado que mientras declama la supuesta esencialidad de la educación le quita todo financiamiento.
Durante su campaña Javier Milei y su cohorte de ajustadores dijeron que iban a ir contra la casta. Pero en sus primeros dos meses demostraron que su objetivo es ir contra la población trabajadora. Y como buen animal de presa elige primero como víctima a los más débiles: los jubilados, los fondos para los discapacitados, los enfermos oncológicos, los comedores populares. No hay rastro de humanidad en la Casa Rosada.
Al mismo tiempo, los gobernadores de las provincias aprovechan la polvareda que genera este ataque de Milei para hacer pasar su ajuste sobre los salarios con la complicidad de las direcciones sindicales que aceptan vergonzosas paritarias a la baja u desfinancian las obras de infraestructura.
Es por esto que afirmamos que es responsabilidad del gobierno nacional y de los gobernadores provinciales el paro nacional del 26 de febrero. Nos encontramos frente a un gobierno que no busca garantizar las condiciones mínimas para el inicio del ciclo lectivo en ninguna provincia del país.
La decisión de Milei, que en los hechos significa una rebaja salarial, en un momento donde todos los trabajadores sufrimos incesantes aumentos: transporte, servicios, alimentos, medicamentos es una provocación sin precedentes. Frente a esto, Ctera convocó a un paro nacional para este 26 de febrero, aislado y sin continuidad.
Aún así, desde la Corriente Nacional Docente Carlos Fuentealba llamamos a impulsar el paro en todas las escuelas del país: sólo con la resistencia activa podremos quebrar este plan global de miseria y vaciamiento de la educación estatal, que es a la que concurren la mayoría de los alumnos de todo el país. Llamamos a participar activamente de este paro y a movilizar contra el gobierno nacional, en defensa de la educación pública y de nuestro salario.
Sabemos que muchas compañeras y compañeros desconfían de la dirección Celeste de Alessio y Baradel para llevar adelante una lucha efectiva. Por eso mismo tenemos que aprovechar este momento para organizarnos en cada escuela junto a nuestras compañeras y compañeros e impulsar: asambleas por escuela, plenarios de delegados con mandato y un plan de lucha nacional porque es urgente que ninguna provincia quede sola frente a este ataque.
La Corriente Nacional Docente Carlos Fuentealba, llamamos a impulsar y participar de las acciones de lucha que se organicen a lo largo del país . En defensa de la educación Pública y de nuestros salarios contra el plan reaccionario de Milei.