Ya suman cuatro los ataques de terrorismo de Estado realizados por la Casa Blanca en el mar Caribe. Solamente en los dos primeros, se contabilizan 14 ejecuciones sumarias. Como expusimos anteriormente, las tensiones en la región van en aumento.
Estas semanas también se produjeron nuevas amenazas por parte del mandatario estadounidense, quién mediante su red social “advirtió” a Venezuela que debían aceptar a todos los prisioneros y personas que se encuentran en instituciones mentales, que, según el mandatario, fueron enviados al país norteamericano de manera “forzosa” por Maduro.
El inquilino de la Casa Blanca sostuvo que muchas de estas personas habrían causado graves daños y muertes, les calificó de “monstruos” y aseveró que desde Caracas deben sacarlos de los Estados Unidos ahora mismo, o el precio que pagarán será incalculable.
A esto se le suman los intentos que, desde inicio de año, lleva adelante Washington para eliminar el Estatus de Protección Temporal (TPS) que ampara a 600 mil personas venezolanas para que vivan y trabajen en Estados Unidos.
Esto hace parte de la política migratoria reaccionaria y xenófoba de Trump, a lo cual se le suma la política higienista en contra de las personas “enfermas mentales” como parte de su avanzada contra las personas migrantes y, en un plano retórico, busca justificar la idea de una “invasión” de personas venezolanas que llevan drogas a Washington.
Maduro respeta al líder dle imperialismo y cómplice del genocidio en Gaza
Con la escalada de acciones también lo hacía la retórica venezolana. Además, el gobierno de Maduro hizo una demostración de “fuerza” con el reclutamiento para la Milicia Nacional Bolivariana y, hasta hace pocos días, el presidente venezolano acusó a Trump de iniciar una “guerra no declarada” en el Caribe.
Sin embargo, esa retórica antiimperialista tiene grietas. Recientemente, se filtró una carta enviada por Maduro a Trump con fecha del 6 de septiembre, en la que el venezolano dice que atribuye a “Fake news” el enfrentamiento entre Washington y Caracas: “el peor de los fake news que se ha lanzado contra nuestro país para justificar una escalada a un conflicto armado que le haría un daño catastrófico a todo el continente”, se lee en la misiva.
Además, en la carta se invita a Trump a “preservar la paz con diálogo y entendimiento en todo el hemisferio”, o sea, al mismo que avala el genocidio Palestino, que renombró el Pentágono como Departamento de Guerra y que militariza distintas ciudades de los Estados Unidos; Maduro lo llama a la “paz” y el “entendimiento”. Igualmente, Maduro declaró que “yo a él lo respeto”, en referencia al presidente estadounidense.
Es necesario recordar que, en otras ocasiones, desde Miraflores aceptaron las políticas de Trump para la región. Por ejemplo, con los vuelos de deportaciones que aún continúan entre ambos países.
Como era de esperar, Trump reaccionó negativamente ante la misiva venezolana. Karoline Leavitt, vocera de la Casa Blanca, reiteró que el régimen en Venezuela era ilegítimo y dijo que “Maduro repitió muchas mentiras en esa carta, y la postura de la Administración sobre Venezuela no ha cambiado”, mientras el presidente estadounidense “ha demostrado claramente que está dispuesto a utilizar todos los medios necesarios para frenar el tráfico ilegal de drogas provenientes del régimen de Venezuela”, aseveró.
A pesar de la evidente negativa de Washington, desde Caracas aseguraron que seguirán enviando cartas, pues “si cierran una puerta, te metes por la ventana y si cierran la ventana, te metes por la puerta con la verdad de tu país, iluminar el mundo, iluminar la Casa Blanca con la luz de la verdad de Venezuela”.
Con esto, Maduro toma una posición de concesión nacionalista burguesa frente al imperialismo estadounidense al —prácticamente— rogarle a Trump para que gire a una política más “amigable” para Venezuela, incluso lo hizo justificando los aportes de Venezuela a la guerra contra las drogas. A lo anterior se le suma la concesión de recibir personas deportadas de los Estados Unidos.
Lo cierto es que la escalada en el Caribe no se da por fake news o por un déficit de “iluminación” o afabilidad del imperialismo estadounidense, como dice Maduro. La escalada es parte de la lógica territorial del nuevo tipo de imperialismo que encarga Trump, dentro del cual la guerra contra las drogas y las políticas xenófobas contra las personas migrantes son una expresión.