El intento de Washington y sus socios latinoamericanos de tomar por asalto a Venezuela, desplegado con enorme publicidad mundial en las últimas semanas, resultó un estruendoso fracaso.

Parte relevante de esta acción (que podría bautizarse como intento de “golpe de Estado posmoderno”) fue la realización previa en las inmediaciones de la frontera de Colombia con Venezuela, auspiciado por los golpistas, de un gran concierto con músicos populares en un carpa.

Por su parte, en el lado venezolano de la frontera, en otra carpa similar, los adversarios del golpe replicaban con otro concierto…

Pero lo fundamental, políticamente, es que después del concierto golpista, la gente se fue a su casa… Prácticamente nadie fue a sumarse a los pequeños grupos de mercenarios “guarimberos” que marcharon a provocar incidentes en los puentes fronterizos con Venezuela en Cúcuta y sus alrededores.

Los organizadores de este evento (desde el “presidente” colombiano auto-designado Guaidó hasta sus ayudantes del Departamento de Estado) habían pronosticado que, luego del concierto en la carpa, unos 600.000 venezolanos marcharían a los pasos fronterizos para participar en la distribución de la “ayuda humanitaria”… y en general en las protestas contra Maduro y en apoyo a Guaidó, el presidente votado por Trump.

Este pronóstico les falló por varios ceros. En los puentes fronterizos, las cuentas no fueron de cientos de miles de manifestantes (ni de buscadores de “ayuda humanitaria”). Las fotos muestran sólo algunos cientos. Luego de este artículo, pueden verse algunas de ellas, con comentarios de interés.

 

Con el fracaso golpista no termina la cosa…

Pero esto no implica que el imperialismo y sus títeres latinoamericanos – encabezados por llamado “Grupo de Lima” (los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú)– no vayan a redoblar sus intentos.

Así, la primera reacción de muchos de ellos fue la de clamar por una intervención militar directa. Eso hicieron tanto Guaidó (“presidente de Venezuela” elegido por nadie) como el grupo de funcionarios yanquis que organizaron el asalto, encabezados por el vice de EEUU, Mike Pence.

Pero esta consigna duró muy poco en la cartelera. Hoy, martes 26 de febrero, ha pasado momentáneamente a un segundo plano… con el rechazo expreso, además de la Unión Europea y otros actores políticos y gubernamentales… Incluso se vuelve a hablar otra vez de “negociaciones”…

Por supuesto, no hay que tener la más mínima confianza en este paso atrás ni exagerar su contenido y consecuencias. Tanto unos como otros –los que hacen el papel de “malos” como Trump o de “buenos” como el papa Francisco–, desean que el “problema venezolano” se “resuelva” con un giro a la derecha… y la instauración de un gobierno “normal” (es decir, de la tradicional burguesía “pitiyanqui”, como Guaidó y los personajes de su partido de extrema derecha). Pero una cosa es que se los intente desatando formalmente una guerra (como se exigía en los primeros momentos del fracaso) y otra que se abran negociaciones…

Esto es lo que exigen además los gobiernos y políticos burgueses más “sensatos”, como la mayoría de los miembros de la “Conferencia de Montevideo”, realizada a fines de enero, antes de esta fracasada aventura golpista.

La Conferencia de Montevideo está encabezada por la Unión Europea, Uruguay y México (y, desde afuera, apoyada de hecho por el Vaticano). Saben que un atropello intervencionista (como el intentado –y fracasado– en estos días) es contraproducente. Con él, se produjo lo contrario de lo que se deseaba. En vez de derribar a Maduro e instalar en el trono a un títere como Guaidó… terminaron fortaleciéndolo, pese a la situación desastrosa que el gobierno de Maduro ha llevado a Venezuela y a las masas trabajadoras y populares…

Ahora, la pandilla del “Grupo de Lima”, en vez de festejar un gran triunfo como esperaban, está reunida no sólo para hacer el balance de este desastre, sino al mismo tiempo para discutir cómo preparan y llevan adelante el siguiente ataque. De allí saltó ayer, en un primer momento, la propuesta de invadir Venezuela con tropas de EEUU y de sus satélites. Pero duró pocas horas…

Al parecer llegaron a la conclusión que aplicar ahora este remedio, sería peor que la enfermedad. Claro que esto no implica que sea desechado definitivamente… La alternativa de intervención militar simplemente queda en reserva.

 

Necesidad de una tercera alternativa obrera y popular

Esto, dialécticamente, hace más necesaria y urgente la construcción una alternativa de izquierda obrera y popular, frente al desastroso gobierno Maduro.

¡No nos engañemos! Una cosa ha sido la inmediata y masiva reacción antimperialista en Venezuela frente al títere Guaidó, que pretendía ser instalado a través de un golpe de Estado. Esto se volvía aun más irritante, porque se materializaba en una invasión descaradamente organizada por el aparato político-militar de Estados Unidos en Colombia, donde Washington –con el presidente Iván Duque–tiene un lacayo en el pleno sentido de la palabra.

Otra cosa muy distinta es que los trabajadores y las masas populares de Venezuela estén felices y satisfechos viviendo en el desastre económico-social que presiden Maduro y su gobierno. Pero, por ese motivo, no iban a apoyar una invasión auspiciada por los lacayos de Washington ni menos a aceptar un títere elegido “a dedo” por Trump!!

Esto vuelve a poner nuevamente sobre la mesa el problema de los problemas, a saber, la necesidad de construir una alternativa política de los trabajadores y los sectores populares.

Seguir con Maduro y el PSUV no sólo no soluciona el desastre económico-social. Puede incluso profundizarlo. Y eso implicaría, además, darle otro incentivo, otra oportunidad, al imperialismo yanqui y sus lacayos locales (como Guaidó) y regionales (como Duque, Macri, Bolsonaro & Cia.).

¡La pelea por conformar una tercera alternativa de los trabajadores y sectores populares es más imperiosa que nunca!

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