
La inflación ya está por encima del 60% y se espera que supere el 90% en todo el año. Incluso, si no baja la tendencia de los últimos meses, podría ser más. Pero el salario mínimo tuvo un aumento del 45%, y el gobierno espera que no suba más de un 20% más.
Es decir, esperan un aumento para todo 2022 del 65% frente a una inflación que superará el 90%. Y el salario mínimo ya era miserable antes.
Pese a que ayer se expresó muy claramente la bronca contra el ajuste, el Ejecutivo no tiene por ahora ningún interés en moverse ni un milímetro de su posición actual: la crisis la tienen que pagar los trabajadores, tengan o no la suerte de estar empleados.
Las motivaciones del gobierno para esta política miserable con los trabajadores es que es necesaria para ser generosos con los empresarios y para cumplir con el FMI. Pese a los años de retórica de «crecer con inclusión», la política del gobierno es que de la crisis económica se sale haciendo que los empresarios ganen más y más.
Las metas del FMI: ajustar a los más pobres
Así lo recomendó el Fondo siempre, además de exigir recortes de gastos del Estado para pagar deuda. Este también es un punto fundamental: mantener en el piso el salario mínimo les permite también ajustar a los más pobres, los que reciben planes sociales. “Los planes sociales aumentan de acuerdo al incremento del salario mínimo vital y móvil. Puede haber una suba, siempre y cuando no afecte el presupuesto del Ministerio de Desarrollo Social” le dijeron sin filtro a La Nación voceros del Ministerio de Trabajo.
Así, en el próximo Consejo del Salario, el gobierno sostendría que el techo del aumento es del 20%. En cómodas cuotas. Para fin de año, el salario mínimo podrá alcanzar la increíblemente miserable suma de 55 mil pesos. Esto es la mitad de la canasta básica, calculada en 104 mil pesos. Valor que además está desactualizado por la inflación de Julio, la mas alta de los últimos 20 años.
Además, hay 1,3 millones de personas que perciben el Plan Potenciar, que se calcula según el salario mínimo dividido por la mitad. Esto es, cobran 23,925 pesos. De nuevo, el ajuste al gasto público que pide el FMI no solo implica que los trabajadores desocupados vivan cada vez peor. Sino que también implica que bajen los salarios. Al ponerle un techo al aumento del salario mínimo se baja un indicador para todos los salarios.
En la marcha de ayer, la CGT hizo todo lo posible para que sea contra «los formadores de precios»; una categoría tan amplia que es como luchar contra un fantasma que es todos y nadie. Nada dijo, claro, de los «formadores de salario», que son tanto el gobierno como todos los capitalistas del país. Es impresionante hasta que punto puede llegar la traición: una central sindical entera que hace todo lo posible para no denunciar los salarios de miseria hata que no le queda otra opción.
Se vuelve evidente que lanzar consignas contra fantasmas y problemas económicos generales, sin mencionar a los responsables, poco ayuda a los trabajadores. La marcha de ayer no alcanza, sin un paro general con movilización y cortes de ruta los trabajadores van a seguir perdiendo.






