Los trabajadores ocuparon el frigorífico en defensa de los mil puestos de trabajo y sosteniendo su reclamo por mejores condiciones de trabajo y por salarios dignos. Venían cobrando miserables 40 mil pesos mensuales con jornadas de diez horas por día.

Los dirigentes locales del sindicato de la carne vienen jugando abiertamente por la empresa. Hace días, le dijeron a los trabajadores que si permitían que salga de la fábrica parte del stock de carne que venían reteniendo iban a lograr una «mesa de diálogo» con la empresa para discutir una resolución al conflicto. Pero pasaban los días y no había tal diálogo, mientras los traidores del sindicato seguían pidiendo a los trabajadores que dejen salir más y más camiones con carne.

Antes de los despidos masivos, los trabajadores exigían que sea reconocida su organización interna de la fábrica. Hace tiempo rechazaban a la conducción local, que arreglaba año a año aumentos salariales por debajo de los acuerdos nacionales, que entregaba día a día los reclamos de la base del frigorífico.

La lucha contra los despidos masivos estalla cuando la empresa se niega a reconocer ese reclamo básico e impone un lock out patronal que deja en la calle a mil trabajadores. Buscaban así disciplinar a los obreros y el sindicato sigue siendo cómplice de la política empresarial.

La indignación de los trabajadores tuvo una frutilla del postre: encontraron en la sede cientos de materiales escolares y guardapolvos que la conducción no entregó a los afiliados.