
En un contexto de pandemia y de incertidumbre económica, la patronal de Publiexpress e Ipesa (editorial que publica Pronto entre otras varias revistas) decidió, de buenas a primera, cerrar sus puertas y dejar a un centenar de trabajadores en la calle.
Durante años, la firma Publiexpress viene llevando adelante un siniestro plan de ajuste contra los trabajadores de prensa que hicieron a la revista Pronto la más vendida del país. A pesar del DNU que prohíbe los despidos firmado ayer por el gobierno, hay incertidumbre porque se trata de un cierre de empresa.
Sin embargo, lejos de quedarse con los brazos cruzados, los periodistas, redactores, diagramadores y personas que trabajaban en ese medio, sacaron un comunicado para denunciar su situación.
“Revista Pronto, sin trabajo no hay salud”, comenzó el escrito que sacaron los trabajadores de Pronto, donde dejaron explícita además la dura situación que se está viviendo en el país por el coronavirus. “Ante las amenazas de cierre de Publiexpress, Ipesa y Grupo Azara, los trabajadores nos declaramos en estado de alerta”, explicaron.
Además, los trabajadores de Pronto hicieron una denuncia pública: “Denunciamos a sus dueños Eduardo Lerner y Abel Nahon, quienes intentan aprovechar la tragedia que vivimos todos los argentinos con la pandemia del COVID-19 y el aislamiento preventivo y obligatorio, para despedir a más de 80 trabajadores con indemnizaciones a la baja”.
Los periodistas de la revista confesaron como fue el aviso de despido: “El pasado lunes 30, informaron que por “causa de fuerza mayor” debían despedir a todos los trabajadores. Motivo que por supuesto es inexistente.
Por último hicieron un pedido: “Conocemos la estrategia de la patronal, que es la de presentar este cierre fraudulento para después reabrir la revista con personal tercerizado. Los trabajadores de Publiexpress exigimos que no se toque un sólo puesto de trabajo y apenas terminada la cuarentena regresar a la editorial para continuar con nuestras tareas”.
Es así como la crisis en la industria de medios hoy se ve acelerada por la arrogancia de la pretendida autoridad como la del empresario Eduardo Lerner que deja en la calle a las personas que le dieron a la empresa veinte o más años de su vida.
Las empresas periodísticas pyme, autogestionada, emprendedores, freelancers son los eslabones más débiles del sistema de medios y los primeros en sufrir las consecuencias de una economía paralizada con retrasos en sus pagos y aportes, suspensiones o sobreposición de tareas, disminución de los ingresos o, en el peor de los casos, despidos como las de los compañeros de Revista pronto.
A su vez, recordemos que el cierre de cualquier medio conlleva otra consecuencia: la pérdida de una voz, de un formador de opinión, de un difusor de interés público que se ve vulnerable ante la presencia de poderes políticos o económicos que buscan aprovecharse de la situación para doblegar las libertades de expresión y la multiplicidad de voces a cambio de un “sálvese quien pueda”.






