Por una cuarentena solidaria con los de abajo

En distintos lugares del país muchos docentes y activistas muestran ese camino a seguir: organizar la solidaridad desde abajo.

Hoy estamos ante una tragedia sanitaria donde las grandes desigualdades de la sociedad saltan por todos lados. Estamos ante la necesidad de llevar adelante la cuarentena como principal camino para combatir esta pandemia, pero con muchas necesidades para muchos sectores sociales, en particular para nuestras y nuestros alumnos y sus familias.

Lamentablemente, la Lista Fucsia (Docentes en Marcha, corriente docente de Izquierda Socialista) no ha tomado estas necesidades reales de nuestra comunidad, ya que ha estado haciendo circular un comunicado firmado por los Docentes Autoconvocados de Malvinas, que explica la no obligatoriedad de presentarse en las escuelas durante el reparto de comida. Esto es verdad, no es obligatorio, pero la discusión es otra, una discusión que recorre la provincia y el país.

¿Dónde está la solidaridad? ¿Qué lugar ocupa en las agrupaciones docentes de oposición esta acción concreta? Tal vez hoy en medio de esta tragedia sea la medida inmediata que podemos llevar adelante con nuestros alumnos, sus familias, con nuestros propias compañeras y compañeros, con los trabajadores de la salud, etc.

 

Lamentablemente, muchas agrupaciones de izquierda hacen la falsa discusión de que estaría «mal romper la cuarentena» para ayudar a los trabajadores y sectores más vulnerables, y sólo se dedican a exigir, como dicen en el comunicado, «que el Estado debe garantizar el reparto de comida y demás ayuda necesaria a los sectores que lo necesitan». No se contrapone la solidaridad con hacer la cuarentena (de hecho la llamamos cuarentena solidaria), ni tampoco se contrapone la exigencia al gobierno con la solidaridad en medio de tantas necesidades. La «ayuda mutua» es una de las acciones más progresivas que hoy se están desarrollando en todo el mundo entre los de abajo. No impulsar estas acciones es tener una actitud prescindente en esta situación, cruzándose de brazos a esperar que pase la cuarentena.

Desde la Lista Gris Carlos Fuentealba venimos planteando que ante la conmoción que genera la pandemia y ante una cuarentena obligatoria, debemos exigir al gobierno de Fernández medidas para resolver las grandes carencias sociales: que los trabajadores no esenciales tengan licencia al 100% de su salario habitual, que haya un salario universal para todo trabajador informal o que no llegue a los 40.000 pesos, que los bolsones de alimentos lleguen a todos los que los necesitan, que el personal de salud tenga todos los insumos necesarios, etc. Pero mientras exigimos, es necesario que como docentes, como trabajadores, como activistas, no optemos por encerrarnos y dejar que todo pase. El aislamiento para los grupos de riesgo es algo obvio de lo que nadie está en contra, pero hay todo un sector que puede salir, manteniendo criterios extremados de higiene y seguridad. Ese sector tiene que ponerse a la cabeza de la exigencia al gobierno pero también de organizar esa ayuda: no hay que desentenderse de lo que está provocando la pandemia en sectores que ya venían vulnerados. Ese es el lugar de las organizaciones clasistas y de los sindicatos que dicen ser combativos.

 

Sabemos que los alimentos que manda el Estado son insuficientes. Siempre se peleó y se exigió por el aumento de cupos en ellos porque eran pocos y limitados (ni hablar de la calidad). La pandemia acentuó más esta necesidad, y estas familias necesitan acceder a esa comida (que sigue siendo poca). En parte este reparto no es nuevo, ya se hacía en las escuelas. Pero ser parte activa de este reparto, cuando hace años que peleamos por la comida en los comedores (sabiendo lo limitado que son y las necesidades que hay), nos da la oportunidad de tomar esos alimentos y organizar la escuela. Hoy está mal decir “yo no reparto comida” y dejar esto en manos de un Estado que en años no ha tomado esta cuestión en serio.

Al mismo tiempo, por la necesidad que existe ante semejante catástrofe humanitaria, nos parece importante realizar una campaña de solidaridad entre la docencia y hacia el conjunto de la población para conseguir donaciones (artículos de limpieza, alimentos, libros, juguetes, etc.) y acopiarlos en escuelas, sindicatos y/o centros culturales, para su posterior distribución en las familias que más lo necesitan y también en los centros de salud más cercanos.

Hoy en distintos lugares del país muchos docentes y activistas muestran ese camino a seguir. Es decir, con todos los cuidados sanitarios del caso, hay que organizar la solidaridad de la docencia y los auxiliares en las escuelas, punto de referencia para las familias de trabajadores. Nuestra escuela, donde trabajamos, aprendemos y enseñamos todos los días de nuestras vidas. Donde, también, nos vinculamos con la comunidad cada vez que se necesita. Por eso los docentes tenemos una tarea importante que cumplir en este momento de extrema necesidad para las familias de nuestros pibes: hacer de la escuela un centro de ayuda, de organización de la solidaridad y de los reclamos que tengan las familias trabajadoras.

La Lista Gris llama a todos los docentes y estatales que no sean grupo de riesgo a organizar juntos una cuarentena solidaria, respetando las medidas de seguridad del caso. Es necesario estar presentes en las escuelas y gremios y organizarlos para ayudar de forma independiente, porque los trabajadores no podemos dejar en manos del Estado nuestro futuro.

 

 

 

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí