¿Por qué los palestinos son «prisioneros» y los israelíes son «rehenes»?

Mientras la prensa internacional gasta ríos de tinta digital sobre la emoción del retorno a sus hogares de los 20 rehenes israelíes restantes en manos de Hamas, menos noticia son los 2 mil palestinos que salieron de las cárceles sionistas.

La campaña internacional del emotivo retorno de los últimos rehenes israelíes en manos de Hamas llenó los portales, las redes sociales y las emisiones de todas las cadenas de noticias del mundo occidental. El intercambio es parte del alto al fuego ahora en curso en Gaza.

Los videos son de las familias abrazando a su ser querido en una casa de apariencia normal. La escena parece cercana, conmovedora, humana. Personas normales pueden volver a sus vidas normales.

Menos noticia fueron los casi 2 mil palestinos que también salieron de las cárceles sionistas. De ellos, más de 1700 no tienen ningún juicio ni causa en su contra. Cientos son menores de edad.

La comisión de prisioneros palestinos informaba en abril: «La ocupación israelí continúa deteniendo a más de 350 niños palestinos en sus cárceles y campamentos, incluidos más de cien niños recluidos en detención administrativa», dijeron. Y agregaron que «niños prisioneros se enfrentan a crímenes organizados, especialmente la tortura, el hambre y delitos médicos, además del robo sistemático y la privación que sufren de manera instantánea».

“A los niños generalmente los arrestan en sus casas. Decenas de militares asaltan en mitad de la noche la vivienda, a veces rompiendo la puerta, preguntan por el niño y entran al mismo dormitorio del menor con los fusiles a despertarlo para llevárselo” explicaba Khaled Quzmar, de Defense of Children International – Palestine (DCIP).

De los retornos de esos niños a sus hogares poco y nada se dice en los grandes medios internacionales. No hay videos emotivos de los niños volviendo con sus padres. No hay ninguna campaña como la persistente y sostenida insistencia sobre el retorno de los rehenes israelíes.

Y cuando los medios occidentales cubren el «intercambio», llaman «rehenes» a los israelíes y «prisioneros» a los palestinos. Están asumiendo que los 1700 palestinos detenidos sin juicio ni cargo en su contra, los niños incluidos, son todos responsables de algún crimen.

Su «crimen» es ser palestinos. Después de tanto tiempo de propaganda racista, es fácil que los simpatizantes del sionismo saquen sus propias conclusiones sin que nadie les diga nada. La propaganda es que los palestinos serían todos religiosos fanáticos violentos que apedrean mujeres y homosexuales, salvajes y atrasados enemigos de la «civilización occidental». Nadie puede hacerse el distraído con que esa es la ideología instalada por el sionismo.

Los «rehenes» son personas comunes, víctimas. Los «prisioneros», incluidos los niños, son todos peligrosos delincuentes. La propaganda sobre los «rehenes» y los «prisioneros» es una (no muy) sutil forma de supremacismo racial. Es propaganda fascista.

Y, sin embargo, algunos deshonestos o estúpidos nos dirán que, de los 2 mil liberados, 250 sí tenían causas por «terrorismo».

Hay muchísimos ejemplos de cómo funciona la acusación de «terrorismo» de parte del sionismo. Uno de los casos más emblemáticos es del de Ahed Tamimi: en 2018, cuando tenía 17 años, fue aprisionada por meses por el Estado sionista por «agredir» con las manos desnudas a dos soldados fuertemente armados. Tamimi fue detenida con el cargo de defenderse.

Cuando Israel detiene niños, «son sometidos a tortura psicológica y a veces también física y donde muchos acaban confesando bajo presión delitos que no han cometido”. Así lo denunciaba Khaled Quzmar.

Los niños palestinos son sistemáticamente juzgados en tribunales militares. Israel ha detenidos a niños de hasta 6 años sin la presencia de sus padres ni defensa alguna. El sionismo trata como un «ejército enemigo» a la totalidad de los niños palestinos. Se calcula que más de 10 mil menores sufrieron ese destino en los últimos 20 años.

Todos los medios que repiten, aún sin pensarlo, que los israelíes son «rehenes» y los palestinos son «prisioneros» cómplices de la propaganda de criminalización de un pueblo entero. Es propaganda de deshumanización. Es propaganda supremacista. El diablo está en los detalles. En este caso, el fascismo está en los detalles.

Si alguna vez te preguntaste cómo se pudo naturalizar la deshumanización de los judíos para justificar los crímenes nazis, la respuesta está frente a tus ojos. Así. De la misma manera que se naturaliza la propaganda sionista.

¿Y qué decir de los adultos que participaron efectivamente de la violencia contra Israel? A quien le siga pareciendo un crimen siempre y en todos los casos la resistencia frente a semejante régimen de apartheid, no tiene remedio.

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