Oficialismo y oposición entre discusiones y negociaciones, pero sin cuestionar el ajuste

Se trata de la primera "prueba" que deberá pasar el oficialismo a partir de la nueva composición de ambas cámaras, resultantes de las últimas elecciones. Ni macristas ni kirchneristas cuestionan que el presupuesto contemple el ajuste que pide el FMI.

0
22

Una tradicional jornada de «rosca» se vive el día de hoy en los pasillos del Congreso Nacional. Es que está pautada para hoy la sesión de Diputados con la cual el oficialismo busca aprobar el proyecto de presupuesto para el año que viene.

Se trata de la primera «prueba» que deberá pasar el oficialismo a partir de la nueva composición de ambas cámaras, resultantes de las últimas elecciones.

El gobierno no la tiene fácil, y a esta hora todavía no contaría con los votos necesarios para lograr la aprobación. Entre la incertidumbre por el próximo acuerdo con el FMI, las internas de la oposición y las negociaciones con los gobernadores, la discusión por el presupuesto pone a prueba la capacidad política del oficialismo de administrar el ajuste en medio de la crisis económica y habiendo perdido las elecciones de medio término.

La oposición mayoritaria, por su parte, tiene sus propios problemas, diezmados por innumerables disputas internas, se debate entre dar quórum y rechazar el proyecto o no sentarse en sus bancas para evitar el tratamiento. Lo de fondo no lo cuestiona nadie: las discusiones de contenido giran en torno a cuanto, de qué manera y a qué velocidad aplicar el ajuste, pero nadie lo cuestiona como tal. Sólo la izquierda denuncia el presupuesto desde los intereses de las mayorías trabajadoras.

Críticas por derecha

El gobierno ha propuesto un proyecto de presupuesto marcado por una fuerte política de ajuste, tarifazos y devaluación. La estrategia central de Martín Guzmán parece ser la de apostar a aplicar un ajuste por la vía de la inflación. Es por eso que no es ninguna ingenuidad que el presupuesto proyecte una inflación de «sólo» el 33%, cuando este año rozará los 50 puntos y las estimaciones para el año próximo dan todas más arriba todavía.

Es decir, el gobierno buscará que las partidas presupuestarias del año próximo queden por detrás de los aumentos de precios, y de esa manera licuar el gasto público para lograr los objetivos de déficit fiscal que impondrá el Fondo Monetario.

La oposición mayoritaria ha adelantado que votará en contra del proyecto -aunque por estas horas también debate la posibilidad de no dar quórum-, pero esto no significa que cuestionen la política de ajuste diseñada por Guzmán. Más bien al contrario, sus críticas apuntan hacia un mayor «sinceramiento» del ajuste, para profundizarlo.

Es por eso que en todos los principales ítems de política macroeconómica contemplados en el presupuesto, la oposición mayoritaria denuncia un «dibujo», proponiendo encarar el ajuste de manera más frontal.

Por ejemplo, uno de los principales cuestionamientos de JxC al proyecto es que no contempla el acuerdo con el Fondo, lo que podría dar lugar a «inconsistencias» entre un programa y otro. Es decir, pretenden que la subordinación a los condicionamientos del organismo sea total y alcance incluso a la letra del presupuesto para el año que viene, no sea cosa que el Fondo se enoje.

En ese mismo sentido, las denuncias acerca de la proyección fantasiosa del 33% de inflación remiten simplemente a la apuesta de que el ajuste sea no principalmente por la vía inflacionaria (una manera relativamente «indirecta» de hacerlo), como quiere el gobierno, sino fiscalista, es decir, más agresivo y directo.

En otros aspectos, las críticas de JxC van en el mismo sentido. Por ejemplo, el torno a la política cambiaria, denuncian que la proyección de devaluación mantiene el atraso cambiario, es decir, se queda demasiado corta. Pretenden una mayor devaluación.

Todos los demás cuestionamientos defienden los intereses de los poderosos, como la denuncia acerca de la permanencia de los artículos 80 y 81, mediante el cual el gobierno mantiene la potestad de modificar las alícuotas a los derechos de exportación (o sea, eventualmente podría subir las retenciones).

Si estas son las críticas de JxC, qué queda para los «libertarios». Espert y Villaruel denunciaron que el presupuesto «no baja el gasto público». Entiéndase bien: no lo baja tanto como ellos quisieran, exigiendo un ajuste en regla de manera brutal. Milei, por su parte, inauguró su mandato utilizando los privilegios que le otorga «la casta» y se ausentó del trabajo parlamentario en todo lo que va de la semana.

Contando porotos

El hecho es que, con sus matices, todos los bloques de la oposición manifestaron su rechazo al presupuesto que propone el oficialismo. Con alrededor de 123 diputados bajo su órbita, el FdT necesita ganar los votos de al menos doce bancas más para lograr la aprobación del proyecto. Contando algunos aliados circunstanciales de gobernadores amigos, aun así el gobierno no estaría llegando al número necesario. El «poroteo» se extenderá durante toda la jornada.

Lo que se debate la oposición a esta hora es qué táctica parlamentaria adoptar. Hasta ayer, era casi un hecho que el bloque de JxC daría quórum, pero votaría en contra. Sin embargo, con el correr de las horas comenzó a instalarse la versión de que quizás peligre la sesión.

Sucede que un bloque más «duro» de la alianza macrista comenzó a imponerse. El primer portavoz de los «halcones» fue Ricardo Lopez Murphy, quien exactamente veinte años después de ser eyectado como Ministro de Economía, sigue exigiendo las mismas recetas de ajuste neoliberal de siempre. Aquellos diputados y diputadas más cercanos a la influencia de Patricia Bullrich también promueven boicotear la sesión.

Otro de los sectores que promueven no dar quórum es la reciente ruptura del bloque de los radicales. Se trata de un grupo de unos doce diputados que responden a Yacobitti y Lousteau. La ruptura está más motivada por una interna partidaria que por alguna diferencia política real: se oponen a que Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy, sea entronado en las próximas horas como presidente del centenario partido. Morales, viejo amigo de Sergio Massa, es uno de los gobernadores beneficiados en la repartija de fondos a las provincias que propone el presupuesto. El FdT se ilusiona con que el gobernador jujeño aporte, a cambio, sus diputados para votar a favor, por lo que estos radicales que se le oponen lo presionan para dejarlo «pegado» a los K.

Otro de los actores es el Interbloque Federal, que lidera el gobernador Schiaretti. También manifestaron que pretenden no dar quórum el día de hoy. Como representantes de provincias sojeras, exigen baja de retenciones y una mayor devaluación, así como más beneficios a sus provincias.

Más allá de las negociaciones entre los de arriba y las circunstanciales maniobras parlamentarias, el debate por el presupuesto expresa una cuestión más de fondo. Se trata de la reconfiguración de los bloques políticos de la burguesía frente a la crisis cuando el país está siendo conducido a cruzar el umbral del acuerdo con el FMI, que determinará el futuro de la economía del país en los próximos años.

La capacidad del gobierno para administrar la economía, aplicar el ajuste y contener la crisis social al tiempo que los representantes de la gran burguesía presionan por una ofensiva más frontal contra la clase trabajadora, comienza a ponerse a prueba.

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí