
Gustavo Demarchi, a los 74 años, murió mientras gozaba de la prisión domiciliaria que le fue otorgada en diciembre de 2019, luego de su condena en 2016 por los casos vinculados a la CNU que fueron juzgados en nuestra ciudad. Tras fugarse a Colombia en 2010 y solicitar tratamiento como refugiado político fue extraditado a la Argentina en 2011 donde comenzó su proceso judicial.
La CNU fue el brazo paramilitar de la dura represión de los ‘70 contra los sectores obreros y populares y la militancia. Entre su prontuario podemos nombrar el asesinato a sangre fría de Silvia Filler, militante de la UNMdP, ocurrido en 1971 a meses de su fundación; la noche del 5×1 en 1975 donde, bajo la dirección de Demarchi y en represalia al asesinato del ex líder local de la CNU -Ernesto Piantoni- , secuestraron y acribillaron a militantes de la UES y la Juventud Peronista de la ciudad; y, el tristemente célebre, secuestro seguido de asesinato de “Coca” Maggi, decana de la Facultad de Humanidades, también en 1975, entre otros tantos casos.
Este personaje tan nefasto y cínico fue nombrado fiscal federal general de Mar del Plata en 1974, bajo el gobierno de María Estela Martinez de Perón y fue candidato a intendente por el peronismo en 1983, siendo derrotado por el radical Ángel Roig.
Gracias a los beneficios otorgados en los últimos años a los represores y genocidas de la última dictadura militar, Demarchi gozaba de prisión domiciliaria “por problemas de salud” y se alojaba en su inmueble de la calle Güemes. Beneficio inadmisible para quienes intentaron destruir a una generación de luchadores y que hundieron en la miseria a miles y millones de trabajadores.
Con su partida, reafirmamos nuestro compromiso en la pelea por el juzgamiento de todos los genocidas de la última dictadura y los grupos paramilitares que fueron parte de la represión en los ‘70 en nuestro país. Por la apertura de todos los archivos y que no haya más beneficios para estas lacras.