Milei le propuso una interna a Bullrich y Carrió se despega de Macri

Sigue la interna de Juntos con Milei como invitado especial. Mientras crece la pobreza y con el gobierno desdibujado, la derecha discute la mejor candidatura para aplastar a los trabajadores.

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La interna de Juntos sigue sumando capítulos y tomando cada vez más la apariencia de un drama telenovelesco. Tras la operación desdoblamiento lanzada por Larreta la semana pasada en desafío a Macri, este domingo fue Carrió quien salió a dar títulos.

«Macri no quiere estar en Juntos por el Cambio, quiere estar con Javier Milei» dijo durante la noche del domingo en LaNación+. Y agregó que Milei y su espacio representan «un nuevo rumbo que va al autoritarismo […]. El discurso de Trump no es distinto del de Milei«.

Llama la atención el tinte democrático de las declaraciones de Carrió. La dirigente de la Coalición Cívica no parece preocupada por los elementos autoritarios dentro de su propio espacio, responsable durante la gestión macrista de hechos escandalosos como la desaparición de Santiago Maldonado y el 2×1 a los genocidas.

Sin ir más lejos, fue Bullrich, hoy pre – candidata a presidente por el PRO, la directora de la campaña anti – mapuches durante el año 2017.

Pero fue el propio Milei quien salió a contestarle y reivindicar la figura pisoteada de Macri. Desde Twitter, el diputado de ultraderecha calificó a Carrió de «traidora» y dijo que el larretismo se «colgó» de Macri durante 20 años y ahora «los escupe».

«Esto son los políticos casta argentos. Se colgaron de Mauricio Macri durante 20 años para robar cargos y ahora lo escupen. Nada bueno puede salir de un traidor» dice el tweet completo.

Afinidades

La simpatía Macri – Milei no es nada nuevo. Ya el año pasado el ex – presidente salió a coquetear con la idea de una alianza entre Milei y el ala más reaccionaria de Juntos, la de los llamados halcones (Macri – Bullrich).

Pero el diputado libertario volvió a los medios para ir más allá. «Estamos a tiempo de crear un partido e ir a una interna con Patricia Bullrich» dijo hace pocas horas en una entrevista radial. «El que gana conduce y el que pierde acompaña. Sería darle una solución más pura«.

Si se trata de pureza ideológica, no quedan dudas de que la afinidad entre Milei y Macri – Bullrich es casi natural. Se trata de dos sectores que comparten la fantasía de poner en cuestión los derechos democráticos establecidos tras la caída de la dictadura (el derecho a la huelga y la sindicalización, la protesta) para aplastar definitivamente los derechos de los trabajadores argentinos. Macri intentó comenzar ese camino en 2017, pero la rebelión contra la Reforma Previsional terminó costándole la presidencia.

En cierto sentido, también por eso apareció Milei en el mapa electoral. Con Macri quemado ante la opinión popular (y electoral) del país, los sectores derechistas del país necesitaban un nuevo vocero, esta vez un outsider. Y desde ese lugar Milei viene intentando correr todos los debates y consensos públicos hacia la derecha. Sus escándalos mediáticos y su prédica contra la casta son intentos constantes para instalar en el sentido común que es necesario aplicar medidas represivas y de ajuste neoliberal brutal. Entre otras cosas, esto incluye dolarizar la economía y prohibir los sindicatos, además de «darle bala» a los dirigentes populares, como dijo Espert.

El teatro de la interna

Pero, a pesar de las afinidades, Bullrich salió a frustrar la idea de una alianza de la derecha dura: «Soy de Juntos por el Cambio, punto final«. ¿Por qué?

Sucede que el PRO se configuró durante la última década y media como el partido más orgánico de la burguesía argentina. Y, si bien Milei defiende los intereses más salvajes del empresariado, solo una minoría minúscula del empresariado argentino está convencido de que la salida ultra de Milei sea lo más viable o prudente en el contexto actual. Por eso es que ni Bullrich ni Macri se están jugando a romper la interna cambiemista para formar una alianza con Milei.

Eso no significa que dicha posibilidad esté cerrada para el futuro cercano o lejano. Aunque, en una crisis como la que cursa la Argentina, los tiempos son cada vez más relativos. La actualización de los índices de pobreza e inflación de la semana pasada le suma incertidumbres a un año marcado por el calendario electoral. El gran debate que lo permea todo es cuál será el rumbo inmediato de un país atravesado por una espiral inflacionaria que no para, el déficit crónico de divisas y un gobierno religiosamente  comprometido con el FMI.

En todo caso, mientras el gobierno panperonista se mantiene paralizado e impotente, el operativo interna le permite jugar a toda la oposición. Larreta se diferencia de los halcones para disputarle el electorado moderado al candidato oficialista (sea quien sea). Milei se lava la cara alejándose de la posición outsider y acercándose a lo más reaccionaria de la casta. Paso a paso aprovecha la publicidad para inflar su candidatura, dando por hecho que participará de un eventual ballotaje. Y Bullrich, sobre todo, buscará usufructar el aplanamiento ideológico que propugna Milei para naturalizar un programa represivo y ultra – neoliberal.

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