Las privatizaciones de ayer, los tarifazos de hoy

El sistema energético argentino fue privatizado durante los noventa bajo las presidencias de Menem. Desde ese momento y gracias a los jugosos subsidios estatales del kirchnerismo, las empresas que generan y distribuyen la energía obtuvieron ganancias millonarias con nula inversión en el servicio. Ahora el FMI quiere que la rentabilidad millonaria la aportemos los trabajadores a quienes se nos vienen tiempos de tarifazos. 

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El sistema energético argentino fue privatizado durante los noventa bajo las presidencias de Menem. Desde ese momento y gracias a los jugosos subsidios estatales del kirchnerismo, las empresas que generan y distribuyen la energía obtuvieron ganancias millonarias con nula inversión en el servicio. Ahora el FMI quiere que la rentabilidad millonaria la aportemos los trabajadores a quienes se nos vienen tiempos de tarifazos.

La luz 

Hasta 1992 la empresa otorgadora de energía era Servicio Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA). Con las privatizaciones, esta empresa fue dividida en ocho, tres distribuidoras (EDESUR, EDENOR Y EDELAP) y cinco generadoras: Central Puerto/Costanera/Dique/Dock Sud, Pedro de Mendoza. Esto en principio significó una oleada de despidos masivos a los trabajadores. En SEGBA trabajaban más de 20 mil personas y luego de su privatización y división pasaron a ser menos de 7 mil trabajadores.

Al pasar a ser un negocio, el servicio de luz empezó a ser regido bajo la lógica básica capitalista: mayor ganancia al menor costo. En conjunto con la enorme cantidad de despidos, la bajísima inversión dio lugar a un servicio de baja calidad. Todos padecemos los continuos cortes de luz en verano y la falta de respuesta satisfactoria cuando llamamos para reclamar.

El Gas

La empresa Gas del Estado se privatizó sobre la base de la adjudicación de áreas que se correspondían con las divisiones políticas provinciales. En el área Metropolitana de Buenos Aires las empresas adjudicatarias de la distribución del servicio son Metrogas SA Gas Ban y Camuzzi Gas Pampeana.

Durante el macrismo hubieron tarifazos de 1300% que afectaron profundamente a la población. Las presentes subas vendrían a sumarse a los aumentos anteriores. Está demás mencionar que mientras se dieron esas subas, el salario no tuvo esos niveles de incremento.

Las privatizaciones de ayer…

Una vez que el Estado le vendió, a precios de remate, las empresas estatales energéticas a capitales privados éstos se han enriquecido a costa del usuario de manera directa (tarifas) y de manera indirecta (subsidios).

El régimen de subsidios puestos en pie durante el kirchnerismo representó una ganancia astronómica. Sólo para tomar dimensión del nivel de gastos públicos que costó mantener intacto el modelo menemista hay que observar el siguiente dato: En 2015 el gasto en subsidios llegó al 5% PBI y entre 2005 y 2015 los subsidios llegaron a costarle al Estado 162 mil millones de dólares… más de tres deudas actuales con el FMI.

Estos niveles de gastos fueron posibles gracias al boom de los precios de las materias primas que vivió el ciclo kirchnerista y buscaron evitar choques sociales con la sociedad que había protagonizado hace pocos años una rebelión popular sin confrontar con los empresarios. Es decir, por un lado garantizaba inmensas ganancias, por el otro dejaba tranquilo a los de abajo que habían dejado claro que no estaban para más ajustes y tarifazos.

Lamentablemente esos cientos de miles de millones de dólares podrían haber servido para la salud, la educación, avances tecnológicos, redes cloacales. Vivimos en un país con hospitales destruidos, con escuelas inhabitables y ciudades que se inundan fácilmente, porque todos los dólares que entraron fueron embolsados por los grandes empresarios, tanto en la era kirchnerista, como en el ciclo macrista, aún con sus diferencias.

Son los tarifazos de hoy 

Hoy el FMI busca que reduzcamos ese gasto de nuestras cuentas fiscales. El gobierno acepta pero plantea que hay que ir de a poco y el kirchnerismo trata de diferenciarse sin esbozar ningún plan alternativo.

Es obvio que el presupuesto nacional no está para solventar esos niveles de gasto pero es más obvio aún que los trabajadores no debemos pagar con nuestros tarifazos las super ganancias millonarios que tienen las empresas.

Hoy el gobierno busca bajar los subsidios levemente. Quiere abrir una puerta para ir empujándola gradualmente. Sabe que no es fácil desafiar a los trabajadores y hacerles pagar un tarifazo de una sola vez. El kirchnerismo, por el otro lado, pasó de hacer declaraciones en contra de las tarifas a llamarse al silencio. Sólo quiso diferenciarse antes del ajuste para decirnos: “Yo no fui”.

Mientras tanto, las que siempre ganan por anticipado son las empresas: sea con subsidios, sea con tarifazos, la plata de ellos está. Tal vez sea momento de revertir esa brutal entrega que fueron las privatizaciones y estatizar las empresas de energía bajo control de los trabajadores. Tener luz y gas es un derecho, nadie puede prescindir de esos servicios. Un grupo de empresarios que sólo buscan ganancias millonarias no pueden garantizarlo y un gobierno siguiendo los dictados del FMI, tampoco.

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