
Un verdadero escándalo se dio a conocer en las últimas horas, las y los estudiantes del último año del Comercial 5, ubicado en el barrio del Balvanera, en la Capital Federal, trabajarán gratis para Rappi. Se trata de tareas obligatorias – y gratuitas – a desempeñar durante la jornada de clases en los llamados «turbos», lugares donde entregan pedidos a través de una ventanilla.
Las «prácticas educativas en ámbitos laborales» que impuso para el ciclo lectivo 2022 el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta a estudiantes del 5to año de secundaria en la ciudad muestran su contenido y carácter más aberrante. Se trata de una política educativa pensada por empresarios al servicio de los empresarios con el fin de proveerles mano de obra gratuita. Además, este modelo busca preparar a las y los pibes para que se inserten al mundo del trabajo habituados/as ya a la absoluta precarización y falta de derechos.
El modelo de la «cultura» de la precarización y el trabajo gratuito llevado a la realidad de las escuelas por el PRO es el sueño de los capitalistas. El plan afecta a 29.400 pibes y pibas de 442 establecimientos públicos y privados. Según la página del gobierno de la ciudad, el impulso de este plan se da bajo los lineamientos de la Secundaria del Futuro que propone el gobierno porteño. El Ministerio de Educación de Soledad Acuña se vuelve una suerte de sucursal o gerencia al servicio de las empresas.
«Las prácticas educativas tendrán una duración de 120 horas cátedras que se distribuirán a lo largo del año«. Son 120 horas por estudiante, multiplicada por los casi 30 mil pibes y pibas… los empresarios van a contar con mano de obra gratis a montones. Estas prácticas se llevan a cabo en el horario escolar y son evaluadas por las y los docentes. O sea, se pierden contenidos y horas de clase para ir a laburar gratis obligados por Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña.
Una política educativa capitalista que retrotrae a los inicios más cruentos del sistema
Las condiciones de estudio y trabajo que pretenden los Larreta y compañía para la nueva clase trabajadora es como un Déjà vu. En la historia, algunas condiciones previas al desarrollo de las luchas obreras significaban que el progreso y ganancia de pocos fueran sinónimo de miseria y super explotación para las masas trabajadoras.
A fines del siglo XVII y durante el siglo XVIII, por ejemplo, eran habituales las llamadas «workhouses» en Inglaterra. La política de esa época apuntaba a combatir la «pereza» de los pobres y vagabundos que se multiplicaban a granel – se trataba principalmente de campesinos desplazados y artesanos que formaron los primeros contingentes de la naciente clase obrera durante la transición al capitalismo.
La criminalización de la pobreza propició el impulso de estas casas de trabajo donde hombres y mujeres eran confinados para trabajar gratis y ser educados en las competencias que la incipiente industria requería que adquirieran. Algo similar pasaba con las y los menores que obligaban a trabajar en los orfanatos o que empleaban en las primeras fábricas y manufacturas. Formar a la naciente clase obrera y la adquisición de la disciplina fabril era el espíritu de estas instituciones.
La política de las «prácticas educativas en ámbitos laborales» se inspira en un modelo donde la calidad educativa no es la prioridad. Quieren escuelas para formar trabajadores y trabajadoras para el capitalismo del siglo XXI, con su vuelta a las raíces de super explotación como clave. Las competencias que buscan desarrollar son las de una clase educada (que naturaliza y se habitúa) en la precarización. Ese es un futuro donde sólo ganan los empresarios parásitos del PRO y todos los capitalistas.
No se sabe en qué momento laburar para empresas super explotadoras como Rappi, Mercado Libre y otras «les permitirán a los estudiantes desarrollar nuevas capacidades, tomar decisiones con autonomía, y estimular su creatividad, su pensamiento crítico y su potencial de trabajar en equipo«. La salida a la crisis educativa, económica y social que propone el PRO – y también la ultraderecha de Milei – es una suerte de esclavitud laboral 2.0.
El ajuste y la degradación de la educación, la política que une ambos lados de la grieta
El ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyc, deja pasar esto como si nada. Todas las variantes políticas de los de arriba profundizan el abandono educativo y las políticas de ajuste que crean las condiciones de degradación de la calidad de vida y educación. Las conducciones burocráticas de los principales gremios docentes no pasan de declaraciones sin tomar medidas contra esta monstruosidad. La clave pasa por que las y los estudiantes se organicen desde abajo y luchen para poner fin a este ataque siniestro.
El peligro cierto es que el éxito de la Secundaria del Futuro sea la punta de lanza de un proyecto que se traslade al conjunto de las secundarias del país. La inflación, pobreza y falta de futuro que experimenta la juventud encuentra una salida reaccionaria y capitalista que, solo promete profundizar en las problemáticas sociales y económicas que atraviesan a la escuela y las y los estudiantes.