Juventud trabajadora: cuando el abuso es ley y el futuro da miedo

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Call centers donde terminás sordo y no se reconoce la insalubridad. Changas de ayudante de cocina por 360 pesos diarios en negro. Turnos rotativos, feriados de vez en cuando, la famosa “amplia disponibilidad horaria” y el “fuerte compromiso con la empresa”. Esto es lo que encuentra la juventud a la hora de buscar laburo.

Los que siguen una carrera para ver si zafan de las doce horas en una fábrica o comercio, si logran recibirse en universidades donde los horarios están planificados para los que no trabajan, ¿con qué se encuentran? Con la “precariedad diplomada”: enfermeras, terapeutas, trabajadoras sociales, con todas las tareas del trabajador de planta pero obligados a facturar y a figurar como “proveedores” externos o con contratos de meses, profesores universitarios trabajando gratis durante años…

Y lo que más bronca da es que esos jóvenes profesionales de la salud o la docencia son los que más se matan en el trabajo, porque todavía no los “limaron” la explotación y el sinsentido, todavía sienten la vocación de mejorar la vida de otros… pero esa entrega, en lugar de ser premiada, es justamente de lo que se aprovechan los patrones y las instituciones para seguir superexplotándolos. Pobreza si no estudiás, pobreza mientras estudiás, pobreza cuando te recibís, y la incertidumbre siempre: esos son los nombres y apellidos del capitalismo para la juventud.

¿Vivienda propia? Un sueño imposible. ¿Alquilar? Más de medio sueldo. Y si los viejos se quedan sin laburo y tenés que ayudar en casa, chau futuro, congelado en el presente de la necesidad.

“Qué envidia los que trabajan en fábricas grandes, en blanco y con un buen sueldo”, dicen por ahí. La mala noticia es que los ritmos de trabajo te rompen demasiado antes de tiempo. “Estábamos hablando de las jubilaciones, y al final terminamos preguntándonos: ¿llegaremos a jubilarnos?, porque cuando mirás a los más grandes de la fábrica, no ves ninguno caminando derecho”, contaba uno de esos pibes afortunados que trabaja en una automotriz. De más está decir que después de unos años así, no volvés a pasar un examen laboral para entrar en blanco…

Tenemos tan naturalizada la explotación que el programa de los socialistas revolucionarios a veces “suena a demasiado”. Si, como a nosotros, lo que te parece demasiado es que los pibes y pibas se droguen para trabajar y después estudiar, para trabajar y después trabajar más; que se aguanten atropellos y faltas de respeto como la expobasura que armó Macri, donde cuadras y cuadras jóvenes hicieron cola durante horas porque les habían mentido que allí daban trabajo; si te parece demasiado que las chicas tengan que exponerse al acoso sexual en bares, estaciones de servicio y oficinas por no perder el laburo o para conseguir uno…

En suma, si querés destruir la picadora de carne del capitalismo para que no te limen el cuerpo, el alma y el futuro y construir una sociedad más justa, organizate con el Nuevo MAS y acompañanos a pelear por este programa para la juventud:

 

*Pase a planta permanente de los contratados, factureros y tercerizados.

*Subsidio o jornadas reducidas para los trabajadores que estudian. Boleto educativo gratuito para todos los niveles.

*Primer empleo en blanco, bajo convenio y con salarios dignos.

*¡Basta de aprovecharse de las fuerzas de los y las jóvenes para aumentar los ritmos de trabajo! Comisiones de salubridad elegidas en asamblea que pongan límites a los ritmos de producción. ¡Queremos llegar a ser mayores sin estar rotos y enfermos!

*Prohibición de las pasantías gratuitas o “por los viáticos”: ¡que los patrones paguen la capacitación de los trabajadores, ya que son los patrones los que explotan sus conocimientos!

Patricia López