La huelga contra el cambio climático recorrió el mundo entero

Con marchas masivas en los diferentes rincones del planeta, la huelga mundial contra el cambio climático vuelve a poner sobre la mesa el problema de un sistema que amenaza con destruirlo todo.

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La última huelga mundial del 24 de septiembre contra el cambio climático fue la mayor desde finales de 2019. Las masivas manifestaciones tuvieron lugar más de 1.500 lugares de todo el mundo. En todos los continentes, países y cientos de ciudades, jóvenes, activistas de distintas generaciones, organizaciones ambientales y de izquierda salieron a protestar contra las consecuencias del calentamiento global.

«El capitalismo no va más», «No podemos cambiar de planeta pero, si de sistema», «No habrá trabajo en un planeta muerto», «Esto tiene que cambiar», «Cambio de sistema, no cambio climático», «Nuestra casa está en llamas», «Protejamos a la madre tierra y a los pueblos indígenas»…son algunas de las frases escritas en diferentes idiomas y que formaron parte de las pancartas alzadas durante la jornada.

Alemania, EFE/EPA/CLEMENS BILAN

Las postales son por demás coloridas, con intervenciones artísticas, banderas, batucadas y, con consignas sumamente interesantes que dan cuenta de que la producción capitalista y su lógica están llevando al límite las consecuencias de su intervención voraz sobre la naturaleza y la humanidad. A su vez, las masivas protestas hablan de nuevas generaciones de activistas comprometidas/os con ser actores protagonistas que den vida a un movimiento de un carácter profundamente progresivo.

Protesta en Zúrich, Suiza. REUTERS/Arnd Wiegmann

Es que, para enfrentar un fenómeno que ya nos atraviesa como el del cambio climático el cuestionamiento no sólo arranca por las mentiras y falsas promesas de los gobernantes para enfrentar las causas del mismo. También se cuestiona a las empresas y la lógica productiva de las principales ramas de la economía que no reparan en destruir a la naturaleza y la humanidad en pos de las ganancias de unos pocos.

Utrecht, Países Bajos. Foto EFE / EPA / Sem van der Wal

En definitiva, el sistema capitalista es cuestionado y se lo sitúa como principal responsable de la devastación socioambiental. Desde ya, son muchos los debates y, muchos sectores y también están las organizaciones y sectores que confían en las instituciones gubernamentales y sus representantes. Se trata de privilegiar esta vía para motorizar los cambios necesarios como, por ejemplo, reducir las emisiones de CO2 o disminuir/reemplazar la utilización de combustibles fósiles, ect. Sin embargo, este es una interesante discusión abierta y la última palabra está lejos de ser dicha.

De hecho, la huelga tuvo lugar a menos de cinco semanas de la COP26 (Conferencia sobre el cambio climático de la ONU), evento que tendrá lugar en noviembre de este año la ciudad de Glasgow-Reino Unido. Se trata de un evento que reúne a representantes de los principales países para «evaluar los progresos» respecto a los compromisos que figuran en el Acuerdo de París.

Lejos de cumplir los objetivos, se hace cada vez más evidente que los gobiernos como representantes de los intereses capitalistas poco quieren hacer para combatir las causas de fondo del cambio climático.

Es que, «según los expertos de la ONU, el objetivo de 1,5°C está completamente fuera de alcance, ya que con los compromisos actuales las emisiones de carbono serán un 16% más altas en 2030 que en 2010, mientras que los científicos creen que estas tendrían que disminuir un 45% para evitar los efectos más catastróficos del cambio climático.»

Buenos Aires, columna de Acción Ecológica Anticapitalista

De los palacios e instituciones de los gobiernos capitalistas no llegan las soluciones a una problemática urgente y que atañe al futuro del planeta. Pero, hay de pie, como se mostró este 24 de septiembre un movimiento que re emerge en este nuevo contexto y, cuyos primeros pasos ya dan que hablar.

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