
Un ataque homodiante
A través de una app de encuentros orientada a la comunidad LGBT, dos hombres se contactaron con el actor y activista Pablo D´Elía y concretaron una cita para el domingo a la noche. Con esta excusa lograron ingresar a su domicilio y lo atacaron por la espalda.
«Hablé con una de las personas a través de Grindr y me preguntó si podía venir con un amigo a tomar algo», contó el joven luego del ataque.
Una vez en su casa, los dos agresores intentan convencer a Pablo para que consuma una bebida que traían consigo- en la que las pericias descubrirían, horas más tarde, rastros de Clonazepam. Pero él se negó. Los dos hombres se resignan y piden en cambio que se ponga música. Fuerte. A pesar de la insistencia, Pablo baja el volumen.
El ataque se produce cuando uno de los hombres le pide que vayan a su cuarto. Pablo accede, pero ya de espaldas escucha un ruido y -atento- se da vuelta. Ahí es cuando ve al segundo hombre que se ha colocado guantes negros descartables y se le abalanza para intentar asfixiarlo. Entre los forcejeos, Pablo escucha que le dicen: «relajate, es un minuto nada más y ya termina».
Pero Pablo pelea.
Con un codazo en el estómago del agresor, logra ganar unos preciosos segundos que le permiten escapar de su propia casa. Una vez en la entrada del edificio, se cruza con una pareja y llaman a la policía.
La justicia homofóbica
Al ser detenidos en la Comisaría 1-D, se les encontró a los agresores un sedante en gotas y guantes descartables que tuvieron la precaución de colocarse antes de intentar ahorcar a la víctima. A pesar de esto y de que la denuncia fue expresamente por intento de homicidio, el Juzgado Criminal y Correccional N° 53 caratuló el ataque como «intento de robo».
«Al ampliar mi denuncia para cambiar la carátula, el secretario del Juzgado me dice: ¿No será un juego sexual que no comprendiste?. Ahí me di cuenta que estaba tratando con un homofóbico».
Por otro lado, la justicia negó la perimetral y el custodio para la víctima. El miedo a represalias es claramente un factor que inhibe denuncias y permite que sigan perpetrándose crímenes de odio.

«Cuando voy a hablar a la Comisaría para ampliar mi denuncia, me lo cruzo al tipo, que está libre en la calle y me sonríe, a dos cuadras de mi casa. Desde la policía me dijeron que no podían hacer nada«.
En redes sociales, Pablo pidió que se contactaran con él otras víctimas que reconocieran al atacante y recibió testimonios de la menos 20 personas.
«Hay una denuncia del 17 de julio en la comisaría 38, que a raíz de la repercusión mediática de mi caso pasó ayer a Tribunales, donde él lo que hizo fue drogar a una persona, secuestrarla en su departamento durante tres días y apuñalarla. Pero además, se pasó plata de la cuenta de la víctima a la suya propia, con número de DNI, nombre, todos los datos. Osea que todas las fiscalías tienen los datos de esta persona desde julio, y lo sueltan a las 24 Hs«.
Solidaridad de la comunidad LGBT+
La otra cara de redes sociales como Grindr o Instagram es la solidaridad entre miembros de la comunidad y activistas. Referentes feministas como Srta. Bimbo, entre otres, se han puesto en contacto para sumar su apoyo y difundir su denuncia.
Esto resulta de vital importancia en un contexto donde la justicia patriarcal garantiza la impunidad de los agresores y toda la exposición recae sobre las víctimas.
«Me asombra la buena repercusión que tuvo en el sentido del apoyo que recibí».
Sin ir más lejos, gracias al diálogo entre usuarios de la aplicación Grindr, se logró rastrear los horarios y lugares de conexión del agresor. Así descubrieron que tan solo dos horas luego del ataque a D´Elía, los hombres ya habían retomado su actividad en la aplicación.
«A mí lo que me sostiene es avanzar hasta que estén presos, y militarla. Hay momentos en que pienso, «qué abrumador todo esto». Pero me llegaron denuncias de todas partes del país y esto es sistemático: es una metodología replicada y un crimen de odio».
«Creo que lo que se debería hacer es modificar la ley de forma que si una fiscalía recibe una denuncia por violencia de género, hacia diversidades o incluso por discriminación racial, que pueda emitir una alerta. Si las fiscalías tuvieran que compartir información entre ellas, el nombre de este tipo ya estaría en juzgados nacionales y de la ciudad desde el año pasado».
«La justicia es homofóbica, machista y patriarcal, pero no porque tengan un entongue de dinero con los agresores o se trate de una barra brava. No les importa este caso, hacen la vista gorda. Cuando hay asesinatos, muchas veces la familia no dice que la víctima era homosexual. Entonces hay casos que pasan por intento de robo porque no está el dato de la orientación sexual. Me han llamado personas que están en el closet y no quieren salir, entonces no pueden dar sus datos».
Para concluir, D´Elía compartió que están en contacto con otros denunciantes y planean seguir organizándose:
«Estamos armando una movida para manifestarnos el lunes. Estamos terminando de definirlo pero vamos a ir con el grupo de víctimas que se armó a raíz de mi denuncia».