
“Acusan a Horacio Rosatti de haberle brindado cobertura a un represor
La presentación la hizo la exdetenida-desaparecida Patricia Isasa, que denuncia que el supremo no atendió, cuando era intendente de Santa Fe, un pedido suyo para echar al expolicía Eduardo Ramos Campagnolo.” (Página 12, 20/1/23)
Con el párrafo que encabezamos esta nota, quien fuera desaparecida sobreviviente, víctima de las atroces torturas y violaciones en los centros clandestinos de la dictadura, denuncia al actual juez de la CSJN, Horacio Rosatti, como quien mantuvo en su cargo (a pesar de su reclamo) en su gobierno al frente de la municipalidad de Santa Fe, a un represor del que fue víctima. Nos solidarizamos con ella y acompañamos su denuncia. Aunque nos llena de indignación, no nos sorprende.
Queremos sí agregar que, lamentablemente, su verdad es una aguja en un pajar. En primer lugar, el máximo organismo del Poder Judicial no renunció al darse el golpe de Estado. Mantuvieron sus cargos, algunos de ellos por 1 o 2 años, otros durante todo el “mandato de la dictadura”, desde Videla a Bignone. La avalaron institucionalmente porque son parte de las instituciones del Estado burgués que garantizan su poder y su dinero. Si el imperialismo y la burguesía cipaya dijeron: “Golpe ya”, los supremos ni chistaron. Y acompañaron a pies juntillas.
Ahora “todos” se acuerdan del 2×1 que votaron algunos supremos actuales al inicio del gobierno macrista… pero no pidieron su renuncia después que se conociera esa resolución abominable. Fue la movilización en la calle la que tiró la medida a favor de los genocidas. Después… de las cúpulas de las instituciones y los partidos del régimen no salió una palabra más. Ni contra la resolución ni contra ningún “supremo” en particular.
De este “detalle” se acuerdan ahora. Pero, ¿por qué nadie se acuerda de los jueces que fueron parte de la CSJN durante la dictadura del 76? Y de las dictaduras anteriores… ya sería demasiado.
Esos jueces fueron la pata “institucional” del genocidio. Miraron para otro lado, avalando, de esa forma, el plan represivo puesto en marcha. Así como jueces de menor jerarquía que actuaron, no sólo dictando sentencias contra luchadores/as, sino también avalando la represión ante sus ojos. O mejor dicho, avalándola en la oficina de al lado de donde ellos llevaban adelante los interrogatorios. Hay sobrevivientes que la pudieron contar y pocos jueces recibieron condena. El exjuez santafesino Víctor Hermes Brusa se encuentra condenado a cadena perpetua y en cárcel común, después de habérsele revocado la prisión domiciliaria en abril del 2022. Otros fueron condenados en Mendoza.(1) No conocemos más dictámenes. Ojalá los haya.
Ahora y siempre: Justicia por nuestros reclamos que defendemos en las calles
Los supremos, los partidos del régimen siempre se pelean por “su” ubicación en los organismos de la Justicia. Ahora la cosa pasó la raya. Peleas siempre hubo, pero juicio político a la Corte… hasta ahora no.
La Justicia siempre fue política y estuvo al servicio de los intereses de la clase dominante. Cuando el mundo está convulsionado, las conmociones por debajo de los/as explotados/as y oprimidos/as también golpean a las instituciones, aun las más “sagradas”, como la Corte Suprema. Las peleas por arriba y el juicio a la Corte encabezado por el presidente Alberto Fernández también son un reflejo de las insatisfacciones y decepciones por abajo que provocan los fallos justicieros o la falta de resolución de reclamosque están esperando su dictamen final.
La lucha por Justicia para los trabajadores, las mujeres y la juventud no comienza en los estrados del Poder Judicial, aunque también debemos reclamarles a ellos con firmeza, sino en los lugares de trabajo, en los lugares de estudio, en las calles y en todas las instancias donde nos organizamos para defender nuestras demandas. De la fuerza que tengamos dependerá que podamos doblar la vara para nuestro lado. Como lo hemos hecho en innumerables conquistas sindicales, de derechos humanos, del movimiento feminista y lgbt (el caso de la absolución de Higui recordamos como el más reciente).