
Español se reunió en las últimas horas con Guillermo Calcagno (Coto), Nicolás Braun (La anónima), Pablo Lorenzo (Carrefour), Martín Tolcachir (Día%), Joaquín Santacoloma (Cencosud), Ramón Quagliata (Libertad) y Joaquín Quiroga (Changomás). El encuentro forma parte de una serie de reuniones, programadas para los próximos días, con las principales firmas del país.
El gobierno buscará amortiguar las subas de precios para los próximos meses, de cara a las elecciones de noviembre. En las últimas PASO el malestar social por la caída del poder adquisitivo (bajos salarios + inflación) se expresó en una rotunda derrota del oficialismo. Aunque la inflación se ha ido desacelerando en los últimos meses (en septiembre no ha superado el 3%, por primera vez en un año) ya acumuló un 51% interanual y no será menor al 48% en el conjunto del 2021.
El panorama para el gobierno en relación a los precios es difícil. Especialmente teniendo en cuenta que comienza el último trimestre del año, el tramo de mayores ventas para las cadenas de supermercados. Algunas de ellas hacen hasta el 40% de su recaudación durante dicho período.
Una medida insuficiente
La orientación de Español en esta serie de reuniones se centra en prorrogar hasta fin de año el acuerdo de precios existentes. Hasta el día de hoy, dentro del programa Precios Cuidados se incluyen 700 productos. Pero hay dos problemas. Primero, que dichos productos suman tan sólo el 10% de las ventas de los supermercados. Segundo, que dicho acuerdo no ha logrado frenar la inflación.
Con una leve desaceleración en la segunda mitad del año, la suba de precios sigue siendo un problema central en la vida de los trabajadores argentinos, cuyo poder adquisitivo se viene licuando progresivamente. Aunque Precios Cuidados se focaliza en productos básicos, tampoco estos rubros han dejado de subir. En septiembre, el mes más bajo del año, los precios de Alimentos y Bebidas han subido alrededor del 2,6%.
Es que los acuerdos de precios entre el gobierno y las empresas no son una herramienta capaz de frenar los aumentos. A lo sumo pueden desacelerarlos o pausarlos durante un corto período de tiempo. Pero, llegado este caso, lo más probable es que redunden en una baja en la calidad de los productos en la medida que las empresas buscan recortar «gastos» en la producción para no bajar sus ganancias.
Para frenar realmente las subas de precios (y la pérdida de poder adquisitivo de la población trabajadora) es necesario tomar medidas que cuestionen la propiedad privada de los grandes productores, distribuidores y vendedores de productos básicos. En momentos donde la mayoría de la población se encuentra en una situación económica crítica, no puede permitirse que los grandes capitalistas sigan amasando fortunas con el hambre y la carestía.






